El giro de Arrimadas refuerza su crecimiento
En Ciudadanos tienen motivos para estar satisfechos después de la dura travesía de estos meses. La semana pasada, Inés Arrimadas decidió abandonar su arrinconado posicionamiento detrás de PP y Vox en la votación parlamentaria sobre la prolongación del estado de alarma. Había un gran interés de todos por conocer el impacto que la medida podía tener. Los primeros datos parecen dar la razón a los estrategas de Ciudadanos que han introducido un giro respecto a la etapa anterior. En lugar de potenciar la polarización en dos bloques enfrentados, el partido parece intentar volver a colocarse en una posición central que le permita moverse como grupo moderador y apaciguador de la abierta confrontación que plantea la derecha frente al Gobierno.
El Instituto Invymark ha realizado una encuesta para el barómetro de laSexta tras el pleno de la pasada semana. El resultado marca el mejor dato que ha obtenido la formación desde las últimas elecciones, llegando hasta una estimación de voto del 8,1%. Hace apenas un par de meses, el sondeo de la misma compañía le daba apenas un 3,3%. Ha subido casi 5 puntos en apenas ocho semanas, coincidiendo con la crisis del coronavirus. Ningún otro partido mantiene en la actualidad una tendencia positiva similar.
Ciudadanos parece empezar a volver a recuperar buena parte de su electorado perdido. En las elecciones del pasado 10 de noviembre, la candidatura liderada entonces por Albert Rivera sufrió un serio descalabro y se quedó en un 6,8%. Apenas unos meses atrás, en la convocatoria de abril, había llegado hasta el 15,9%. La obcecación de Rivera en mantenerse en el frente de Colón llevó a Ciudadanos al borde de la desaparición. Tras el serio retroceso de noviembre, el partido se mantuvo en su postura de bloquear la constitución de un gobierno que pudiera no depender del independentismo catalán. La reacción de sus seguidores fue evidente. Como puede apreciarse en el gráfico adjunto, la formación mantuvo una caída constante sin que apareciera un suelo que detuviera la tendencia.
La crisis sanitaria del coronavirus ha abierto una oportunidad histórica al nuevo Ciudadanos comandado por Inés Arrimadas. La emergencia ha servido como perfecta palanca para romper la dinámica aislacionista y frentista. Sin perder una posición crítica frente al Gobierno de coalición, la necesidad de buscar espacios de entendimiento en España le ha facilitado la oportunidad de colaborar en la toma de decisiones de amplio consenso. La estrategia parece empezar a contar con la aprobación de simpatizantes que habían abandonado el apoyo a la formación. Están recuperando parte de su electorado perdido.
Todos los primeros indicadores coinciden en la misma tendencia. La valoración como líder de Inés Arrimadas también ha conocido un significativo crecimiento. A primeros de marzo obtenía una calificación de 3,1, solo por encima de Santiago Abascal (2,7). Ahora ha subido un punto (4,1), superando no solo al líder de Vox (2,4), sino también a Pablo Casado (3,6) e incluso a Pablo Iglesias (3,8). Únicamente el presidente del Gobierno (5,1) le supera en la calificación que otorgan los españoles, según el estudio de Invymark.
Otro aspecto que quedaba por resolver era la reacción de los votantes que habían respaldado a Ciudadanos en las últimas elecciones. Exdirigentes como Girauta o el propio Rivera manifestaron públicamente su rechazo frontal. Parece que su análisis no coincide con el de los votantes del partido. La cifra es indiscutible, ya que es casi unánime. El 93,5% de ellos cree que ha sido un acierto el cambio de estrategia impulsado por Inés Arrimadas. Quienes ven con peores ojos el movimiento de Ciudadanos son los votantes de PP (85,2%) y Vox (86,3%).
Esta semana de nuevo toca votar en el Parlamento y toda la atención se va a centrar en la posición que adoptan los partidos-llave para decidir el resultado final. El Gobierno quiere sacar adelante una última prolongación del estado de alarma de un mes de duración que nos lleve a finales de junio. Ciudadanos tiene que decidir qué postura tomar, una vez que el PP ha apostado por sumarse al bloque del no a todo, donde se unirá en una curiosa amalgama con Vox y Puigdemont, Torra y la CUP.
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