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Justicia para Couso

El hermano de Jose Couso, David, se dirige a los familiares, amigos y compañeros del operador de cámara de Telecinco José Couso, fallecido el 8 de abril de 2003 en el ataque de Estados Unidos contra el hotel Palestina de Bagdad (Irak), durante la concentraron frente a la embajada de Estados Unidos. / Efe

Antón Losada

El juez Pedraz ha archivado el caso Couso. Lo hace aplicando la jurisprudencia establecida por el Tribunal Supremo al ordenar a la Audiencia nacional cerrar el caso Tíbet, al constatar la falta de competencia de los tribunales españoles tras la reforma de la justicia universal aprobada por el gobierno de Mariano Rajoy.

Con el archivo, quedan sin efecto las órdenes de detención internacional contra los tres militares del Ejército de Estados Unidos procesados por delitos contra las personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado y Homicidio. Los presuntos asesinos del cámara José Couso ya nunca serán juzgados ni deberán responder por sus actos.

No habrá juicio para esclarecer un crimen de guerra cometido para dejar claro que la única información que valía era la oficial, que resultaba más prudente no hablar de los civiles muertos, los bombardeos indiscriminados o la operación de saqueo gestionada por las empresas privadas que se quedaron con la contrata de la Guerra de Irak.

La justicia universal vuelve a perder ante su peor enemigo: el cinismo universal. Los mismos que se rasgan las vestiduras ante las violaciones de los derechos humanos en Venezuela, callan ante Guantánamo o aplauden, ríen las gracias, hacen reverencias y van de caza con los sátrapas Arabia Saudí, Egipto o China únicamente por asegurar mercados y negocios y así vender unos trenes, unos zapatos, unos condones o unas naranjas más. Nuestros principios democráticos valen lo que vale su PIB.

Puede que no haya juicio para el caso Couso pero aún puede haber algo de justicia. No existe reforma legal capaz de impedirnos condenar a quienes votaron y aplaudieron la Guerra de Irak. No existe ley que nos prohíba acusar a un gobierno que, no sólo ha ayudado a encubrir a los criminales e impedir que sepamos la verdad, sino que impone cada día la pena de silencio, censura y olvido a la memoria de José Couso y a toda su familia. 

José Couso, muerto el 8 de abril de 2003, junto con otros periodistas, por el fuego de un carro de combate de EE UU que bombardeaba el Hotel Palestine, uno de los emplazamientos de la prensa en Bagdad. Un cámara gallego asesinado por hacer su trabajo y a quien quieren que olvidemos y no honremos como la víctima que fue de aquella guerra cruel, inmoral y extraordinariamente lucrativa para quienes la apoyaron. No le olvides.

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