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Que se retraten

La candidata del PP a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, junto al candidato de Ciudadanos, Igancio Aguado. / Efe

Javier Gallego

Nosotros ya nos retratamos en las urnas, ahora les toca retratarse a ellos con los pactos. Por ahora el retrato está saliendo de vieja política, más preocupados –parece- por sus intereses, sus sillones, sus encuestas y por esconder sus verdaderas intenciones que por responder al grito de auxilio y de cambio que una mayoría de votantes depositaron en sus papeletas el 24 de mayo. El PSOE de Susana Díaz consigue su gobierno sin sacrificar a Griñán ni a Chaves gracias a Ciudadanos que también apoya al PP de Cifuentes porque quiere ser el recambio de unos o de otros y van tomando posiciones. El PSOE valenciano deja plantada a Mónica Oltra en el altar durante unas horas porque dice que insiste en ser presidenta, el madrileño amenaza con hacer lo mismo porque no le gustan las formas de Ahora Madrid y Podemos apoya gobiernos socialistas desde la barrera para no mancharse aunque pierde la oportunidad de ser más decisivo dentro de las instituciones. Cada cual barre para su barrio y la casa a medio barrer hasta las generales.

La verdad es que se están retratando. Ciudadanos ha pasado de ser el partido anticorrupción a darle el gobierno a dos de los partidos de mayor corrupción, el PSOE de Andalucía y el PP madrileño. Han visto en las elecciones que sólo le rascan votos al centro derecha y Garicano les ha dicho que se arrimen también al centro socialista. Rivera capea el temporal de críticas diciendo que son un partido de Estado responsable que apoyan la gobernabilidad y que han conseguido que ambos firmen su hoja de ruta contra la corrupción, pero lo cierto es que se han comido con patatas a Chaves y Griñán y lo que han firmado con Susana Díaz son sólo buenas intenciones. Ahora el PSOE de los EREs y el PP de la Púnica y la Gürtel van a gobernar gracias a sus votos. Asumen el riesgo porque calculan que así tendrán más protagonismo después de su pequeño gatillazo.

El PSOE tiene tanto miedo a perder el centro que parece descentrado. En Valencia, a Ximo Puig le ha dado el caloret y se ha hecho un paseíllo por todos los partidos, incluido el PP, que parecía Mick Jagger on tour. En un momento del día de ayer, llegaron a pactar la investidura de la comunidad con el apoyo de Ciudadanos y la abstención de los populares, a cambio de impedir que Compromís tuvieran la alcaldía porque son nacionalistas y ya sabemos que para Albert Rivera, nacionalismo malo, menos el suyo, el español, claro. A última hora de la noche parece que alguien le dijo a Puig que ni hablar del peluquín y que retome contacto con Mónica Oltra. Que quizá la líder de Compromís se ha subido a la parra del cargo de presidenta, no lo sé porque todo es opaco, pero dejar fuera del gobierno a las fuerzas progresistas sería para el PSOE valenciano quemarse en una falla con Rita Barberá encendiendo el fuego.

Y en esto aparece el ABC, definitivamente convertido en libelo de agitación faccioso, y publica un artículo incendiario explicando que sólo hace falta que un socialista se equivoque en el voto o no aparezca en la investidura del ayuntamiento de Madrid para que Esperanza sea alcaldesa. Llamando al tamayazo a voces mientras la condesa calla y parece que otorga. Que si fuera otra, no sospecharíamos, pero Aguirre callada da más miedo aún que cuando habla. Para evitar sobresaltos, Ahora Madrid y PSOE han anunciado que mostrarán sus papeletas en la votación, que debería ser lo normal porque es nuestro voto el que cuenta, ellos solo tienen que depositarlo. Pero hoy desayunamos con la noticia de que Carmona está molesto con Carmena porque va de alcaldesa sin contar para nada con ellos. Así estamos todavía, con miedo a que la derecha dé un pucherazo y a que la izquierda no sea capaz de entenderse.

A ver, que igual es que no lo tienen claro. Si el PSOE quiere regenerarse, Ciudadanos regenerar y las fuerzas del cambio, cambiar el país, de lo que tienen que preocuparse es de acabar con las mafias de los ERE, de la Gürtel, de la Púnica que cada día da un nuevo detenido y de personajes como Rafael Blasco, consejero valenciano popular condenado ayer a seis años. Con lo que hay que acabar es con el gobierno que ha hecho que la Justicia española no pueda perseguir a los asesinos de José Couso y permite que queden impunes los crímenes contra españoles en el extranjero. Con lo que hay que terminar es con el partido que recurrió la legalización del matrimonio homosexual que reconocía que todos los ciudadanos somos iguales. Al que hay que echar es al presidente de un gobierno que no da el pésame al marido de Pedro Zerolo porque es gay. Que no lo digo yo, que lo ha dicho una mayoría en las urnas.

Si yo no tengo nada contra ellos, dios me libre. Son ellos los que lo tienen todo contra nosotros. Como les dijo Zerolo: “En mi modelo de sociedad ustedes tienen sitio, pero yo no lo tengo en el suyo”. Para que quepamos todos, hay que pactar para apartarlos. Pero para hacerlo hay que ser como él, antes activista que político.

Javier Gallego es el director de Carne Cruda, el programa de radio de eldiario.es que se emite los martes y jueves a las 12h en www.carnecruda.es. Hoy hablan de José Couso, Pedro Zerolo y el maltrato animal.www.carnecruda.es

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