Soraya, sé fuerte
Horas después del debate a cuatro Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se han enzarzado por la supremacía en la reserva socialista y Pablo le espeta a Pedro que no manda una higa y Pedro le replica a Pablo que no le dé lecciones que ya le tiene muy harto, Albert Rivera ha pasado de encarnar la joven esperanza blanca a conformarse con ser un aspirante nervioso y precipitado que no acaba de encontrar su sitio en los debates y el globo de Soraya Sáenz de Santamaría ha pinchado definitivamente y ya todo el mundo tiene claro que, despojada del aura de vicepresidenta, no aguanta ni medio asalto sin que le den ganas de ponerte de cara a la pared con los brazos en cruz.
Mientras así corre alegremente la sangre entre sus rivales, Mariano Rajoy vuelve a la campaña fresco como una lechuga, relajado tras sus horas de reposo familiar en Doñana, permitiéndose lanzar al aire esas cuestiones tan peliagúdamente suyas y que te obligan a una profunda reflexión aunque no quieras. No sé a ustedes pero a mi, Rajoy explicando que de haber participado en el debate “podía haberlo ganado o podía no haberlo ganado, nunca se sabe”, me produce una inquietud que ni Iker Jiménez puede resolverme.
Si aún se pregunta quién ha ganado el debate la respuesta parece obvia. Solo tienen que plantearse cuál de los cinco personajes les parece que va a tener un día más difícil. Mientras la izquierda se enrabieta en otra lucha sin cuartel por la verdadera izquierda y se procede al desinflado preventivo del globo de Ciudadanos, el candidato Mariano Rajoy hasta se ha permitido despachar a su emisaria con la frase más cruel de todas: “Se sabía los temas”. Ni el titánico Moriarty de Sherlock habría sido tan cruel. Es como cuando ella te dice que solo quiere ser tu amiga. No suena tan bien como cuando se lo dices tú.
La pobre vicepresidenta Maravilla ha resultado ser la principal víctima al día siguiente de la que la UE irrumpiese en campaña y nos recordase la realidad de los veinte mil millones de euros en recortes que nos esperan, la nueva vuelta de tuerca en la enésima reforma laboral y el tercer ataque a nuestro sistema de pensiones en menos de un lustro; esa dura realidad que al parecer hemos decidido olvidar para distraernos en el futbolín de Bertín Osborne, la colleja a Juanito y las nanas susurradas a María Teresa Campos.
No te preocupes, Soraya, aguanta, sé fuerte, Mariano nunca olvida a los amigos que le prestan buen servicio.
