Cooperar o renunciar

La situación ha llegado a un punto en que a todos, en algún momento del día o, al menos, un día de la semana, nos dan ganas de mandar todo a la porra. Es un tira y afloja que vivimos como una lucha personal entre yo y yo. Cada declaración política nos enerva y cuesta mantener el tono, la educación, el respeto. Nos tienen en estado de crispación. ¿Por qué? Porque es fácil para cada partido político jugar con nuestros intereses para llevarnos a contribuir a los suyos.

Tal vez sea el PP el que lo tiene más difícil por su falta de propuestas ya que la única es el 'no' a Sánchez, y entonces solo le queda plegarse a Vox, que acaba ganando.

¿Quién se iba a imaginar cuando apareció como portavoz que Gabriel Rufián sería hoy el que, con mejores razonamientos y convicción, llamara al orden a las izquierdas? O a la escasa derecha de centro. No sé si su llamamiento irá penetrando entre las escamas ardientes de quienes supuestamente nos representan, ahora que estarán más relajados y relajadas en período vacacional. Sería bueno que, de vez en cuando, hicieran un repaso, si los egos lo permiten, de sus intervenciones.

Podemos no puede. El despecho que inflama sus actuaciones tiñe todas las decisiones, destempla sus voces y lo único que transmiten es un estado de iracundia que irrita a la audiencia. IU mantiene constante la actitud de certeza irrefutable, académica y doctoral que le caracteriza. La templanza de Compromís se ve desbordada entre la comprensible indignación frente a todo el caos tras la dana y la situación general del país. Y así podemos seguir… Cada grupo encerrado en su burbuja particular rumiando venganzas inservibles.

El rechazo en la votación anti apagón apoyada por las eléctricas, técnicos, ecologistas, etc., lo demostró con una evidencia tan absurda como egoísta, sobre todo porque va en contra del interés de la ciudadanía. ¿Que necesita correcciones? ¡Vale! Propongan, luchen por ellas, dialoguen y creen acuerdos. Para eso están en sus escaños.

La renuncia que se disfraza de heroísmo es miserable porque es antisocial. Después lo tendrán fácil echándole la culpa de todo al gobierno (que tiene varias en su haber), pero ante los votantes se verán tan o más manchados por haber renunciado a lo que la política obliga: cooperar, que es la única manera de ganar.