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Sobre este blog

Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

Autores:

Aina Gallego - @ainagallego

Alberto Penadés - @AlbertoPenades

Ferran Martínez i Coma - @fmartinezicoma

Ignacio Jurado - @ignaciojurado

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Elecciones catalanas: 5 gráficos para no perderse

Papeletas para las elecciones del 14F

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Hace dos semanas @Piedras_Papel saltó a la plataforma TWITCH y se estrenó con las elecciones catalanas. Aquí os dejamos algunos de los gráficos que hemos ido comentando durante los últimos días.

 

La participación sigue cayendo

Este gráfico muestra que durante las últimas semanas los votantes se han desmovilizado. Si a principios de enero un 67% de aquellos aseguraba que acudiría a votar “con toda seguridad” ese porcentaje cae en más de 13 puntos, hasta el 53,6%, en febrero. Además, los datos de enero (en verde) mostraban que la probabilidad de ir a votar caía (respecto al 2017) en todos los grupos de edad, pero más intensamente entre los más jóvenes. Ese dato sugería que los más mayores no parecían desmovilizarse debido a la pandemia. En la encuesta de febrero (en azul) el patrón de voto y edad se desdibuja, y la participación cae especialmente entre los de mediana edad. De nuevo, los más mayores no parecen más reacios a acudir a las urnas por miedo al contagio pues son los votantes de mayor edad los que menos se disponen a votar por correo. Por último, los porcentajes de participación en Cataluña son inferiores a los que mostraban las encuestas preelectorales en Galicia (69,4%) y en el País Vasco (69,1%), lo que indica que la caída de participación en Cataluña puede acabar siendo más intensa.

 

Los bloques se mantienen y el bloque no independentista se recompone

Este es el gráfico de transferencias según la encuesta flash del CIS de principios de febrero. El gráfico confirma algunas tendencias apuntadas tanto por la encuesta del CEO (segunda quincena de enero) como en la anterior encuesta del CIS (primera quincena de enero). Primero: que apenas hay transferencias entre bloques. Las principales transferencias se dan dentro del sector no independentista y las protagoniza Ciudadanos, que sigue perdiendo votantes. En esta encuesta solo retiene el 16% de sus antiguos electores (en la anterior encuesta del CEO retenía un 23%) y pierde más hacia Vox que hacia el PP, lo que indica que en estas elecciones no puede sostenerse ni sobre el voto útil, que recoge el PSC, ni sobre el voto protesta, que en gran parte se marcha a Vox. Aunque en enero el PSC recibía más electores de los comunes que de Ciudadanos, en esta última encuesta recibe más de estos últimos (un 16% frente a un 10% de ECP). Segundo: la CUP y el PSC son los partidos que más lealtad retienen de su electorado, con progresión ascendente en el caso del PSC, que también lidera en la movilización de la abstención. En enero los socialistas retenían a un 51% de quienes le apoyaron en el 2017, un porcentaje que aumentó hasta el 61% en la encuesta del CEO y que llega hasta el 64% en esta encuesta flash. Tercero, pero no por ello menos importante. La capacidad de maniobra de ERC, partido sobre el que seguramente pivotará la formación de gobierno, depende de la distancia de su resultado respecto a Junts. Aunque ERC muestra una intención de voto más alta que Junts, el partido de Puigdemont saca ventaja a los republicanos en tres indicadores: recibe algo más de transferencias de las que pierde; aparece con un electorado más movilizado y sus votantes están más seguros de ir a votar.  

Las viejas y nuevas transferencias al PSC

El gráfico siguiente muestra la evolución de las transferencias al PSC desde Ciudadanos y En Comú Podem durante la legislatura pasada con datos del CEO. Estos son los partidos que a día de hoy todas las encuestas indican como los que más están perdiendo votantes a favor del partido de Illa. Como podemos comprobar, el flujo de votantes de Cs al PSC es más o menos estable desde una fase temprana de la legislatura. Recordemos que Cs tenía su base más socialdemócrata en Cataluña. Con su viraje definitivo a la derecha en las dos elecciones generales de 2019 y su dilución como alternativa, el PSC ha venido contando con votantes que volvían a votarle después de haberse ido a Cs. No ocurre así con En Comú Podem. Ha tenido que ocurrir que Podemos se entendiera con el PSOE en el nivel estatal para que hubiera una mayor transferencia en Cataluña de votantes de En Comú Podem al PSC. El resultado es que el PSC encara las elecciones con buenas perspectivas, recibiendo votos tanto de su derecha (Cs) como de su izquierda (En Comú Podem), siempre dentro del bloque no soberanista.

 

El “efecto Illa” ¿se desvanece?

El desembarco del exministro de sanidad Salvador Illa a la política catalana monopolizó gran parte de la atención mediática durante las semanas de enero. La popularidad del nuevo candidato socialista mejoró sustancialmente la de su predecesor en el cargo, Miquel Iceta. El llamado “efecto Illa” no sólo se caracterizaba por buenas valoraciones entre el electorado socialista sino también entre los votantes de los partidos frontera con el PSC, especialmente Ciudadanos y En Comú Podem (ECP). Lo vemos en el gráfico de arriba, que muestra la valoración que en una escala de 0 a 10 de Illa hacen los votantes de todos los partidos (utilizando su voto en las elecciones de 2017) de Salvador Illa. El gráfico compara también la valoración que hacen esos votantes del candidato que presenta su partido. Podemos comprobar que los votantes del PSC, como es de esperar, valoran muy positivamente a Illa. Solo los votantes de JxCat tienen una valoración aun mejor de su candidata. Lo interesante es lo que ocurre con los votantes de ECP y de Cs. Los votantes de ECP tienen una valoración muy alta de Illa. Le otorgan un 5,6, con lo que le dan un aprobado y no lejos de Albiach, la candidata en estas elecciones. Los votantes de Cs también valoran bien a Illa. Si bien no llega al aprobado, lo cual en estos indicadores es siempre improbable, es llamativo que valoran a Illa casi igual que a Carrizosa, que es el candidato del partido. En definitiva, Illa parecía un candidato que permite consolidar las dos fuentes de crecimiento del PSC: votantes de Cs y ECP. El “efecto Illa” que mostraban las encuestas era de una magnitud considerable e indicaban que el PSC estaba en condiciones de mejorar sus resultados gracias al atractivo del candidato.

Sin embargo, dicho efecto Illa debe tomarse con cierta cautela de cara al domingo. Había motivos para sospechar que una vez el candidato entrara en la batalla electoral y se convirtiera en el foco de ataques de los partidos rivales, su imagen se podría ver fácilmente deteriorada. La encuesta flash del CIS publicada recientemente nos permite analizar la evolución del efecto Illa entre enero y febrero. Los datos indican que la popularidad del candidato socialista se ha deteriorado sobre todo en los votantes de la órbita independentista (CUP, ERC y Junts), lo cual probablemente era de esperar. Lo más interesante es que la valoración también cae entre los votantes de En Comú Podem. Esto podría indicar que, a pesar de ser un candidato valorado por estos votantes, el empujón inicial se podría estar desvaneciendo y la campaña no está sirviendo para consolidar esta transferencia de votos. De hecho, en la encuesta del GESOP para El Periódico del mes pasado, entre los que votaron ECP en 2017 había más votantes que valoraban mejor a Illa que a la candidata del partido, Jessica Albiach y en los últimos datos del CIS ya no ocurre así. En el otro lado, Illa ha mejorado su valoración entre quienes votaron a Ciudadanos, el PP y el PSC. Parecería que la campaña y el liderazgo de Illa está permitiendo consolidar la transferencia de votos desde los naranjas. Recordemos, además, que este es un partido en el que el liderazgo de Arrimadas fue fundamental para el éxito de 2017 y en el que muchos votantes, ya entonces votaron centrados en el líder.

 

En definitiva, ¿se ha desvanecido el “efecto Illa”? Los resultados no son concluyentes. Ciertamente, al PSC no debería preocuparle excesivamente que Illa sea hoy menos popular entre el independentismo, pues se trata de un colectivo que muy difícilmente votaría a este partido fuera cual fuera la imagen del candidato. Sin embargo, sí parece relevante que la valoración del candidato socialista haya caído medio punto en apenas un mes entre los votantes de En Comú, un colectivo que más fácilmente podría optar por pasarse a las filas socialistas en función de cómo se valore el candidato Illa.

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