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Pedro Sánchez ajusta cuentas con Susana Díaz en las listas a mes y medio de las generales

Pedro Sánchez se dirige al Comité Federal ante la atenta mirada de Susana Díaz este domingo.

Irene Castro / Daniel Cela

Susana Díaz ha tensado la cuerda y se la ha jugado en una batalla en la que tenía todas las de perder: la elaboración de las listas para el Congreso y el Senado de las que saldrá un grupo parlamentario que Pedro Sánchez quiere que le sea fiel, sin críticos, para evitar que se repitan situaciones del pasado. El PSOE andaluz desoyó las instrucciones de Ferraz y, más allá de aceptar situar a los ministros como cabezas de cartel y algún gesto de inclusión a sanchistas, confeccionó las candidaturas de cuatro provincias a la medida de la dirección regional. Pero la pérdida de la Junta de Andalucía convierte a la antaño poderosa federación en una más y el presidente del Gobierno, amparándose en las normas del partido, ha hecho valer su criterio. 

Que Sánchez iba a meter mano en las listas del 28A en Andalucía era un secreto a voces desde la debacle de Díaz en las elecciones de diciembre, cuando le señalaron la puerta de salida. Ferraz ya había advertido de que la federación necesita una “regeneración” en la que se iba a “implicar”. Ese aviso a navegantes pasaba por la confección de las listas del 26 de mayo –y, en consecuencia, las del 28 de abril una vez que se anticiparon las generales– antes que otras soluciones drásticas como apartarla del poder. La dirección de Sánchez siempre ha considerado que, una vez fuera de San Telmo, serían los socialistas andaluces los que dejarían caer a la expresidenta

La duda que se ha mantenido hasta el final era hasta dónde iba a llegar la revancha de la dirección federal en Andalucía y finalmente ha sido una imposición casi total. “Haremos la lista en Madrid”, anticipaban el pasado domingo fuentes de la dirección a eldiario.es. Ferraz solo ha dejado en su sitio uno de los nombres –el de Sonia Ferrer, número dos por Almería– de los puestos de salida en las candidaturas de esa provincia, de Sevilla, de Córdoba y de Cádiz.

“La propuesta que vino no es la que les pedimos”, insistía este domingo un miembro de la ejecutiva federal, que justificaba, no obstante, que si se revalida el Gobierno muchos de los nombres que ha colocado dejarán sus actas al ser nombrados ministros o secretarios de Estado dejando paso a quienes se han visto relegados.

Es otro mensaje a los barones críticos que pueden ceder a la tentación de no implicarse en la campaña: algunos de los caídos pueden tener escaño si Sánchez mantiene la presidencia.

Ferraz ha eliminado a aspirantes a los que no había puesto en cuestión en los últimos días, aunque sí había avisado de que si no había entendimiento posible la nueva configuración de la candidatura se vería afectada de manera global. Sánchez ha dejado fuera a personas de la máxima confianza de Díaz –como Antonio Pradas, Carmen Cuello o Míriam Alconchel– en un momento en el que es imposible reubicarles en otro cargo institucional. Es una de las consecuencias de haber perdido la Junta. 

Díaz ha perdido la partida por jugar mal sus cartas

El mensaje que lanza la dirección –y que coincide con la lectura de algunas federaciones no precisamente alineadas con Sánchez en el pasado– es que Díaz ha jugado mal sus cartas y que ha lanzado un órdago muy fuerte. Además, recuerdan que Díaz tuvo las manos libres para elaborar las listas de las elecciones andaluzas y que, teniendo la posibilidad estatutaria, la dirección optó por no modificarlas. “El candidato quiere un grupo de su confianza como se aceptó que las autonómicas ella hiciera su equipo”, justifican. En el entorno de Díaz enmarcan la “limpia” en el “rencor” del pasado. 

Lo cierto es que en la mayoría de federaciones Ferraz había logrado acuerdos con los barones y direcciones provinciales, incluidos aquellos que no estuvieron con Sánchez en la batalla de las primarias, como Emiliano García-Page, Ximo Puig o Guillermo Fernández Vara. Todos ellos han cedido en algo y han tenido mano para situar a los suyos, incluso en la candidatura de las europeas. Por ejemplo, la federación valenciana mantiene a Inmaculada Rodríguez Piñero, que era su apuesta; y el presidente manchego sustituye a su secretario de Organización, Sergio Gutiérrez, que se marcha al Congreso por una de sus personas de confianza: la vicesecretaria general, Cristina Maestre. 

“En donde no han llegado a acuerdo previo las listas las han rehecho”, admite un dirigente territorial que apostilla: “Nosotros hicimos los deberes antes”.

También en cuatro provincias andaluzas (Jáen, Huelva, Granada y Málaga) se logró un entendimiento con la dirección de Sánchez y algunos de los hasta ahora peones de Díaz se han salvado –algunos refugiados en el Senado–. 

Ferraz golpea a Díaz en sus puntos fuertes

A esa diferencia de criterio se acogían en Ferraz como muestra de que Díaz ya no lidera un bloque monolítico. “No ha habido una expresión de toda la federación en un sentido”, respondió el secretario de Organización, José Luis Ábalos, a la pregunta de si esa situación evidenciaba que la expresidenta no mantenía intacto su poder. 

Sin embargo, las direcciones de esas provincias 'pactistas' han mostrado su solidaridad con Díaz al no votar el dictamen final de las candidaturas del 28A. De la delegación andaluza, no han participado en la votación ni los miembros de la Ejecutiva regional con la expresidenta a la cabeza ni los de las ocho direcciones provinciales. La otra expresión de disconformidad de la federación andaluza se ha producido a través de un voto particular de su representante en la Comisión Federal de Listas, Juan Cornejo.

La conmoción que ha sufrido el PSOE andaluz al ver cómo Ferraz rehacía las listas de las generales votadas por la militancia se ha trasladado a algunas capitales andaluzas. La Comisión Federal de Listas también “ha intervenido” las candidaturas propuestas por las ejecutivas provinciales de Córdoba y Sevilla, leales a Susana Díaz. El PSOE gobierna en minoría en estas dos capitales, que son claves en el último músculo institucional que le queda a la expresidenta, tras perder el Gobierno de Andalucía. “El PSOE andaluz deposita toda su fuerza en el poder municipal”, admite la sevillana.

Los cambios que ha aprobado Pedro Sánchez han agravado la crisis interna en ciudades donde ya existía un pulso entre la dirección federal y la andaluza. “Es un efecto colateral de la guerra entre sanchistas y susanistas que vamos a sufrir los alcaldes a tres meses de las municipales”, dicen desde el PSOE andaluz. En San Vicente existe la sensación de que Ferraz ha maniobrado también para debilitar los apoyos locales de Díaz, metiendo “cizaña” en ayuntamientos clave. “Los cambios se han hecho con criterios orgánicos, no electorales”, dicen.

Cierre de filas para evitar la penalización en las urnas

Córdoba ha sufrido la mayor convulsión. En esa ciudad había un pulso entre la dirección provincial y la actual alcaldesa socialista, Isabel Ambrosio, que vio cómo los nombres que acompañaban su candidatura eran alterados por el secretario provincial. Ferraz le ha dado la vuelta a la lista como un calcetín, restituyendo la candidatura original de Ambrosio. La maniobra, según fuentes del partido, viene de la mano de la vicepresidenta, Carmen Calvo, natural de Córdoba. En Sevilla, la candidatura del alcalde Juan Espadas se presuponía “de integración”, sin embargo, Sánchez ha sacado de los puestos de salida algunos nombres para incluir a personas afines al ex delegado del Gobierno en Andalucía y miembro del federal, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, histórico rival de Díaz.

La expresidenta ha asegurado que acata las decisiones y que se pondrá a disposición del candidato para que obtenga en Andalucía el mejor resultado posible. “Vamos a currar como siempre para que el resultado sea el mejor”, ha expresado antes de lanzar un aviso: “Tomo nota”. 

Sin embargo, Díaz ya no irradia ese halo de poder que llevó a los barones del PSOE a salir en cascada en 2014 a pedirle que diera el paso para suceder a Alfredo Pérez Rubalcaba ni que lideró la pugna de todos los presidentes autonómicos, a excepción de la balear Francina Armengol, contra el secretario general. Ninguna federación ha secundado su reproche en un momento en el que el PSOE se lo juega todo en el nuevo ciclo electoral, no solo en España también en los gobiernos autonómicos y multitud de ayuntamientos. En las filas socialistas son conscientes de que las urnas penalizan la división interna. 

Ni siquiera ha secundado la protesta Aragón, a quien Sánchez también ha impuesto cambios como la defenestración del diputado por Teruel Ignacio Urquizu, que pasa de ser cabeza de lista al Congreso a número cuatro a las Cortes regionales, o la modificación de la lista al Senado por esa provincia así como la inclusión de Pau Marí-Klose como número dos por Zaragoza en detrimento de Óscar Galeano. Javier Lambán, eso sí, no ha viajado a Madrid para participar en el Comité Federal que ha aprobado las listas. 

Es la primera vez que la dirección federal mete mano a ese nivel en la otrora poderosa federación andaluza. “Se tiene que acostumbrar a que es como Madrid”, dice un dirigente de ese territorio, acostumbrado a que Ferraz haga y deshaga a su antojo. 

En esta ocasión, la lista por Madrid ha acogido a tres ministras de Sánchez –solo Reyes Maroto tiene vinculación con la federación–, aunque el secretario general, José Manuel Franco, ha obtenido un lugar privilegiado como número tres de la candidatura en la que también han acogido a varios miembros de la dirección, como Beatriz Corredor. Ferraz ha retocado la candidatura para adelantar a Zaida Cantera, que los socialistas madrileños habían llevado al duodécimo puesto, y ha colocado a Toni Ferrer en la papeleta del Senado, donde Franco había situado al veterano dirigente Modesto Nolla. Antonio Miguel Carmona, que fue el hombre más votado, se quedó fuera. 

Renovación de más del 50%

El equilibrio que Sánchez ha buscado con las federaciones 'pactistas' se ha repetido hasta cierto punto en la lista de las europeas, donde ha mantenido a la valenciana Inmaculada Rodríguez Piñero, a la vasca Eider Gardiazabal o ha enviado al extremeño Ignacio Sánchez Amor. Sin embargo, ha elegido a la exconsejera andaluza independiente Lina Gálvez en detrimento de Soledad Cabezón, aunque ha mantenido a Clara Aguilera. Tampoco hay un aspirante aragonés en los puestos de salida. 

Sánchez ha prescindido en Bruselas de dos de los referentes del zapaterismo y el rubalcabismo, José Blanco y Elena Valenciano. El segundo caso estaba claro desde hace tiempo, pero el exdirigente gallego mantuvo la esperanza prácticamente hasta el último momento. La dirección federal agradece su “deportividad” y no descarta encontrar un hueco para él en el futuro si Sánchez permanece en Moncloa. 

Con quien sí ha tenido un gesto el presidente ha sido con quien fue su número dos en su primera etapa al frente del PSOE, César Luena, a quien después de quedarse fuera de la candidatura por La Rioja, ha situado en un puesto de salida en la papeleta que encabeza Josep Borrell. “No se merecía salir así de la política”, dice uno de los actuales hombres fuertes de Sánchez. 

Con el Comité Federal de este domingo, que se ha sentenciado en apenas una hora contando con la intervención del presidente, el PSOE ha zanjado la batalla de las listas y ha puesto el rumbo formalmente a las urnas con una importante renovación en las candidaturas y un mensaje rotundo a Susana Díaz: en el partido ahora manda Pedro Sánchez. También para hacer las listas de aquella federación, la más importante del socialismo español.

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