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Vox vuelve a Colón para confirmar que la extrema derecha no tiene techo

El presidente de Vox, Santiago Abascal durante su intervención. En Dos Hermanas (Sevilla)

Laura Galaup

Vox llega al 10N aupado por las encuestas pero alejado de la imagen de aforos completos que agitaron en la última campaña de las elecciones generales. Esta semana se ha constatado la normalización de su discurso con la entrada de la formación de extrema derecha en los debates electorales.

El lunes, en el encuentro organizado por la Academia de Televisión, el presidente del partido, Santiago Abascal, tuvo la oportunidad de lanzar en prime time y sin apenas contestación por sus oponentes sus mensajes racistas y propuestas dirigidas a calar entre un electorado nostálgico del franquismo.

La situación cambió tres días después, en el debate organizado por La Sexta. Vox sí que encontró la oposición del resto de partidos. De hecho, la número dos del PP por Madrid, Ana Pastor, se desmarcó de la postura de su formación, plantó cara a Rocío Monasterio y reivindicó el Estado de las autonomías, uno de los grandes objetivos puestos en la diana por Vox. “Hay que tener un poquito de idea de gestión, no le digo mucha, solo un poquito y conocer la Constitución”, le reprochó la popular.

Vox arrastra a PP y Cs a medidas radicalizadas

Horas antes de esas declaraciones, desde el PP de Madrid preferían no desmarcarse de las ocurrencias de Monasterio y junto a Ciudadanos votaban a favor de una Proposición No de Ley (PNL) – una medida que no es vinculante – en la Asamblea de Madrid en la que pedían al Gobierno central que ilegalice los “partidos separatistas que atenten contra la unidad de España”. De esta forma, Vox conseguía arrastrar a toda la derecha a su discurso radical contra el independentismo en las horas finales de la campaña.

El auge de la formación de Abascal en las encuestas, que les llegan a situar como tercera fuerza, ha vuelto a influir en las políticas de PP y Ciudadanos. Los sondeos no solo condicionan al resto de partidos, internamente también están trabajando para que sus seguidores sepan medir las expectativas, Abascal e Iván Espinosa de los Monteros les están pidiendo prudencia para evitar que la noche del 10N se desilusionen si no alcanzan los resultados apuntados por las empresas demoscópicas. “Cuidado con las encuestas, que algunos las utilizarán para agitar el miedo, y otros para menospreciar el resultado que nos den las urnas”, reseñaba el presidente del partido en su cuenta de Twitter.

Como ya viene siendo habitual, Abascal ha vuelto a la Plaza de Colón (Madrid) para cerrar su campaña, tras congregar a 20.000 personas hace dos semanas en el mismo emplazamiento para defender “la unidad de España y el orden constitucional”.

Este viernes no pudieron repetir el éxito que tuvieron quince días antes, las condiciones climatológicas no acompañaron a la formación de extrema derecha, aún así congregaron a cerca de 8.000 personas. Tanto el frío como el viento han estado presentes a lo largo de la hora en la que se ha extendido este evento. Ni El Novio de la Muerte ha conseguido que sus simpatizasen entrasen en calor antes de que comenzase el acto, a pesar de que los jóvenes que conducían el evento animaban a entonar su letra, los asistentes se han decantado por ondear la bandera mientras sonaba esta canción militar.

Abascal ha reconocido que Colón se ha convertido en el lugar “talismán” de Vox. En su intervención ha destacado que la campaña de su formación ante estas elecciones ha sido la “más multitudinaria que ha hecho un partido en los últimos años”. Asimismo ha recordado que Vox no “hace caso” de los sondeos y que el 11N “sean los [diputados] que sean” en el Congreso contribuirán a “construir una unidad patriótica”.

En esta ocasión, el líder del partido de extrema derecha sí que se ha pedido el voto e incluso ha solicitado el apoyo de los electores “que siempre han votado a la izquierda”, ideología a la que ha culpado de abandonar a los “españoles más débiles estableciendo que la prioridad son los extranjeros”. Sobre esta cuestión ha insistido en varias ocasiones, destacando la “prioridad nacional” en el acceso, por ejemplo, a las “ayudas sociales y la vivienda”.

Abascal insiste en defender que su partido potenciará el bloqueo político, si finalmente el PSOE es el partido más votado y, sobre todo, si las derechas no suman. “Nosotros decimos todo lo contrario, frente a lo que dice PP y Ciudadanos diremos que no vamos a pactar con el PSOE de ninguna manera”, ha apuntado.

Confrontación con los medios

En este cierre de campaña han insistido en criminalizar a los medios no afines de las agresiones que sufren los miembros de su partido. Como ya han hecho en estos últimos días han azuzado esta confrontación entre sus simpatizantes, que este jueves llegaron a boicotear con pitidos y gritos las conexiones en directo de la periodista de La Sexta en Valencia.

Abascal ha llegado a hablar en Colón de “medios de comunicación sicarios” y ha insistido en su crítica a El País por publicar “un editorial diciendo que a Vox no se le puede tratar como un partido más”. El vicesecretario de Relaciones Internacionales, Iván Espinosa de los Monteros, ya había calentando este asunto minutos antes asegurando: “Cuando unos periodistas nos señalan y otros nos agreden, son los [medios los] responsables de lo que le ha pasado a Nerea Alzola”. De esta forma aludía a la agresión denunciada este jueves por su cabeza de lista en Vizcaya, Nerea Alzola.

Mientras intervenía Abascal y sus simpatizantes vitoreaban todos sus ataques a la prensa, la Junta Electoral Central hacía público que Vox no puede vetar el acceso a periodistas a los actos de naturaleza electoral que haga en espacios públicos, como ha realizado con informadores de varios medios, entre ellos, los de eldiario.es.

El líder de Vox también ha aprovechado para criticar el manifiesto ratificado por más de 2.500 investigadores contra sus “mentiras”, asegurando que para suscribirlo “no había nada más que entrar en internet y firmarlo”. Abascal ha denunciado que entre los nombres de los apoyos recibidos se han encontrado a Hitler y a Stalin.


Más allá de sus ejes de campaña, su estrategia electoral se ha centrado en reforzar su presencia en los territorios en los que consiguieron escaño el 28A. El partido de extrema derecha ha priorizado las comunidades autónomas de Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Valencia y la ciudad autónoma de Ceuta. Málaga, Huelva, Valencia, Ciudad Real y Toledo son las provincias en las que esta formación ha intensificado su presencia.

La autonomía que más ha centrado su interés ha sido Andalucía. En las últimas cuatro semanas han visitado esta región en 17 ocasiones, con especial interés en Málaga y en Huelva, donde han celebrado tres actos en cada una de las provincias. En estas dos circunscripciones se quedaron cerca de conseguir un escaño, en Huelva Unidos Podemos se lo arrebató por 476 votos y en Málaga la coalición de Pablo Iglesias también le quitó el último diputado gracias a conseguir 4.338 apoyos más que el partido de extrema derecha.

Castilla-La Mancha se ha convertido en otra de las autonomías más visitadas, prestando especial atención a los lugares en los que obtuvieron representación, Toledo y Ciudad Real. En esta última provincia, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) pone en duda que vuelvan a conseguir este diputado, en su último barómetro preelectoral determinó que el 10 de noviembre perderán este escaño, aunque prevé que pueden conseguir uno en Guadalajara.


Hace unos meses, la fotografía era distinta a la actual. Vox era uno de los partidos con peor proyección demoscópica, durante el verano las sondeos elaborados por Celeste-tel le llegaban a conceder entre 7% y 8,7% de representación electoral en el Congreso, entre dos y tres puntos menos que los conseguidos el 28A. El contexto catalán y la exhumación de Franco han beneficiado al partido de Abascal, que afronta el 10N rearmado y creando unas expectativas inéditas en la democracia española, con los sondeos aupando a una fuerza de extrema derecha como tercer partido nacional.

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