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Opinión - ¡Con los jueces hemos topado! Por Esther Palomera

El legado de Aguirre que reivindica Casado se investiga en los sumarios de la Audiencia Nacional

Pablo Casado y Esperanza Aguirre.

Marcos Pinheiro

Pablo Casado presentó este domingo a sus candidatos para la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el Ayuntamiento de la capital, José Luis Martínez-Almeida. El presidente del PP les definió a ambos como continuadores de las políticas de quienes habían gobernado en las dos administraciones y mencionó concretamente a Esperanza Aguirre: los aspirantes que había elegido representaban sus ideas y su escuela, la del “pico y pala”.

No es la primera vez que Casado elogia a la que ha sido mentora y protectora dentro del partido junto con José María Aznar. El actual líder de los populares siempre ha reivindicado su figura, incluso cuando la expresidenta no pasaba por su mejor momento y sus defensores públicos escaseaban. Ocurrió cuando brotaban los rumores sobre que Aguirre podía presentar su dimisión tras el estallido del caso Lezo. “No he oído ninguna acusación ni investigación contra ella”, dijo Casado entonces. Cuando finalmente se produjo el cese, Casado destacó su labor política al frente de la oposición en el Ayuntamiento.

Aguirre tampoco ha escatimado elogios hacia su pupilo. “Es un ser excepcional”, contestó cuando le preguntaron por la investigación del caso Máster. Además, la antigua lideresa del PP de Madrid ha reaparecido en los medios tras la victoria de Casado para apoyar su proyecto político cada vez que alguien le pregunta. 

El líder del PP ha glosado su figura en el acto en el que presentaba a los elegidos para pelear en dos de las plazas más importantes para los comicios de mayo. Ella, entre el público, sonreía y agradecía cada mención. Con sus palabras, Casado la ha colocado como referente para la campaña que iniciarán sus dos candidatos, cuando gran parte de su legado llena los tomos de los sumarios de corrupción de la Audiencia Nacional.

Primero el caso Gürtel, luego Púnica y después Lezo. Ahora también la Ciudad de la Justicia. Buena parte de los grandes proyectos de Aguirre en Madrid tienen asignado un número de diligencias en el tribunal que investiga los grandes casos de corrupción del país. Las distintas tramas emergen tras la gestión del agua, las ampliaciones de Metro o las inauguraciones de colegios y hospitales. Cada vez que los investigadores rebuscan o que los implicados declaran, aparece una nueva vía por la que se infiltró la corrupción y que contribuyó a financiar ese gran aparato de propaganda que fue el PP de Aguirre.

El último sumario abierto en la Audiencia Nacional está aún en fase inicial. Tras años de investigaciones parlamentarias que acabaron con dosieres en la Fiscalía, ésta presentó una denuncia sobre las irregularidades en el Campus de la Justicia. El macroproyecto diseñado hace 14 años para aunar en un mismo terreno todas las sedes judiciales de Madrid se tragó más de 100 millones de euros de dinero público, con el único resultado de un edificio inservible levantado en un erial en la zona norte de Madrid. Su mantenimiento sigue costando 200.000 euros al año a las arcas públicas.

El juez José de la Mata ha visto indicios de malversación, prevaricación, tráfico de influencias y delito societario. La investigación señala por ahora a Alfredo Prada, en esa época consejero de Justicia del Gobierno de Aguirre. Fue el padrino político de Casado, al que el líder del PP ha rescatado ahora para la dirección del partido: está a cargo de la Oficina del Cargo Popular, un órgano que trata de detectar prácticas corruptas dentro del partido.

Este caso está aún dando sus primeros pasos, pero hay otros que han afectado a la presidenta que ya han sido juzgados. La sentencia de Gürtel reserva algunos párrafos para detallar cómo la hiperactividad propagandística de Aguirre facilitó que la trama engordase sus cuentas a base de dinero público. Para ello fue indispensable Alberto López Viejo, a quien Aguirre fichó y convirtió en su mano derecha. Él se encargó de diseñarle una agenda inflada de actos para promocionar los proyectos regionales, que la Gürtel organizaba previo troceo de los contratos. Aguirre siempre dijo que no sabía nada. Tampoco preguntaba.

Pero el caso que ha arruinado el legado de la expresidenta madrileña es el que tiene en su cúspide a Francisco Granados, consejero de Aguirre y una de sus personas de máxima confianza. Hay una investigación centrada únicamente en abrir la caja B que tenía el partido, y con la que según Granados se pagó una campaña en negro para promocionar la figura de la expresidenta antes de las elecciones. Otra ahonda en los amaños en las obras de ampliación de Metro y en las fiestas de inauguración en las que Aguirre presumía de gestión eficiente. En la mesa de Anticorrupción también hay una denuncia para que se investigue la publicidad de los hospitales, ante las sospechas de que una parte fue a parar a empresa que luego colaboraban con la mencionada caja B.

Y por último, el caso Lezo, el que la hizo dimitir cuando detuvieron a su sucesor al frente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González. El caso rastrea la utilización de la empresa pública Canal de Isabel II para, a través de operaciones en el extranjero, desviar dinero público a bolsillos privados. Una rama de esa causa ahonda en las modificaciones que el Gobierno de Aguirre hizo en el proyecto del Campo de Golf del Canal para beneficiar a ACS.

Esa es la herencia que ahora Casado reivindica en la presentación de sus dos apuestas para ganar en Madrid. Los candidatos, sin embargo, no se han mostrado tan entusiastas. Díaz-Ayuso, que estuvo en el círculo de confianza de Aguirre, se ha limitado a afirmar que le gustaría contar con ella y con Cristina Cifuentes, aunque ha dicho que no tiene muy claro a qué se dedican ahora las expresidentas madrileñas. “Ahora no están en la primera línea, desconozco lo que quieren hacer ellas en el futuro, pero me gustaría tenerlas cerca, contar con ellas”, apuntaba Ayuso este lunes en una entrevista en Antena 3.

En otra entrevista en Telemadrid este domingo, Martínez-Almeida -que llegó a la política de la mano de Aguirre y la sucedió al frente del Grupo Municipal del PP- evitó presentarse como su heredero político. “He trabajado con ella muy a gusto y tengo una relación personal con ella, pero yo de lo que me siento heredero y me siento partícipe es de los proyectos que hemos llevado cabo durante tantos años en el Ayuntamiento y en la Comunidad de Madrid”.

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