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Comienza el primer año sin elecciones desde 2013

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Ana Caro

El año que ahora empieza será, a nivel electoral, el más tranquilo de los tres últimos. Desde las europeas de 2014 la actualidad política ha estado marcada por múltiples convocatorias pero 2017 nace, en principio, limpio de elecciones. Ni municipales, ni autonómicas, ni generales ni europeas. Algo que no ocurría desde 2013.

Los partidos aprovecharán este año para mirar hacia dentro. Analizarán y repararán los problemas orgánicos que se han generado y que han ido arrastrado durante un largo periodo de tiempo que se ha terminado por convertir, prácticamente, en una campaña electoral continua.

Los ciudadanos también descansarán del bombardeo mediático constante, aunque la actualidad electoral dará paso a la actividad congresual.

Un PSOE dividido y controlado por una gestora y un Podemos inmerso en un debate sobre la forma de concebir el partido tendrán que reconstruirse en sendos procesos internos.

Ciudadanos también intentará limar asperezas entre sus miembros, algunos de ellos críticos con la dirección de la formación, en su próxima Asamblea General.

El Partido Popular parece que es el único que ha conseguido terminar 2016 proyectando una imagen de cierta unidad, gracias a que Mariano Rajoy ha logrado in extremis, retener el Gobierno de la Nación. En febrero, el mismo fin de semana que el partido de Pablo Iglesias, celebrará su Convención Nacional. En ambos casos los ojos estarán puestos no tanto en el liderazgo, sino en cómo se sitúan los posibles sucesores y sucesoras.

Siete convocatorias en tres años

Esta especie de maratón electoral comenzó el 25 de mayo de 2014. Las elecciones europeas fueron tan solo un aperitivo de lo que estaba por venir. En los dos años siguientes, los españoles fueron llamados a las urnas hasta en tres ocasiones y en siete procesos electorales diferentes. Todos ellos analizados en clave nacional.

Pero volvamos a mayo de 2014. Una lista socialista liderada por Elena Valenciano y el exministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, capitaneando la candidatura del Partido Popular se disputaban el grueso de los sillones en el Parlamento comunitario.

Pero fueron los integrantes de un Podemos recién llegado, con Pablo Iglesias a la cabeza, quienes dieron la campanada, dominaron la campaña y, sobre todo, el después. Al día siguiente, millones de españoles comenzaron a buscar información sobre aquellos profesores de universidad que habían venido a “patear el tablero”.

Mientras PSOE y PP perdían eurodiputados, 9 y 8 respectivamente, un partido creado cinco meses antes se situaba como cuarta fuerza en España, con 5 escaños. Izquierda Unida fue en este caso la tercera formación española con más peso en Europa, con 6 eurodiputados. Sería la última vez que la izquierda “clásica” quedaba por delante de Podemos en unos comicios.

Un año más tarde las elecciones municipales y autonómicas del 24 mayo de 2015 constataban que el cambio político se había hecho efectivo. A nivel municipal PP y PSOE perdieron 3,3 millones de votos y las candidaturas de unidad popular representadas por Manuela Carmena y Ada Colau y avaladas por la formación de Pablo Iglesias (entre otras) se hicieron con los ayuntamientos de Madrid y Barcelona. Las candidaturas municipalistas lograron también las alcaldías de Valencia, Cádiz, A Coruña, Ferrol, Santiago, Badalona y decenas de localidades de mayor o menor tamaño por todo el país.

Ciudadanos, el partido político de Albert Rivera, alcanzó entonces unos buenos resultados en lo cuantitativo. Pero supo a poco. Esperaban convertirse en la llave que repartiera gobiernos a izquierda y derecha. Ocurrió, pero menos de lo que se barruntaban.

Pocos meses más tarde, el 27 de septiembre, se celebraron las elecciones catalanas. Por primera vez, los partidos que abogaban por la independencia de Catalunya se hacían con la mayoría absoluta. Entre Junts Pel Sí (CiUç´+ERC) y la CUP alcanzaron 72 diputados. 

Esto ocurría a tan solo siete meses de las elecciones generales del 20 de diciembre. 13 partidos lograron representación en un Congreso sin mayoría absoluta. En los medios ya se comenzaba a hablar del “fin del bipartidismo” y, mientras tanto, comenzaba el gobierno en funciones más largo de democracia ante la imposibilidad de formar un Ejecutivo.

Tras medio años de intentos infructuosos los españoles volvieron a ser llamados a las urnas el 26 de julio de 2016. Esta vez IU y Podemos decidieron presentarse a los comicios en una lista conjunta. Pero no alcanzó los resultados esperados. La suma de PP y Ciudadanos mejoraba los resultados de diciembre mientras el PSOE continuaba su declive.

Hubo que esperar a octubre para terminar con el suspense. El 1 de ese mes Pedro Sánchez dimitía al frente del PSOE. El 29, Mariano Rajoy era investido presidente gracias a la abstención socialista, salvo lo 15 diputados que se mantuvieron en el “no es no”.

Entre las elecciones de julio y la investidura en diciembre tuvieron lugar el 25 de septiembre las elecciones vascas y gallegas, que reforzaron al PP en Galicia y golpearon nuevamente al PSOE con unos malos resultados. El PNV reforzó su posición en Euskadi.

Tregua hasta 2019

Después de la vorágine, ya sin la excusa de tener que preparar unas elecciones, Podemos y Partido Popular comienzan este año con la vista puesta sus congresos internos, ambos del 10 al 12 de febrero.  Ciudadanos también celebrará su Asamblea Nacional a primeros de año, el 4 y 5 de febrero. Los socialistas tendrán que esperar para solucionar su cisma interno en torno al mes de mayo, cuando está planeado su próximo Congreso Federal. 

Los únicos referendos con importantes posibilidades de convocarse serán en Cataluña, ya sea en forma de referéndum o en forma de “elecciones constituyentes”, como las ha calificado el president Carles Puigdemont. Si llegan, será la prueba de fuego del nuevo sujeto político catalán que se está construyendo alrededor de En Comú.

Si el calendario se respeta será en 2019 cuando se reanude un intenso ciclo electoral, con Andalucía en marzo y europeas, municipales y autonómicas en mayo. Un año más tarde, en 2020, se celebrarán elecciones generales, vascas y gallegas.

El largo ciclo electoral abierto en mayo de 2014 coincidió con un reflujo de las movilizaciones sociales que habían tomado la calle con el estallido de la crisis para reclamar los derechos que, creían, habían perdido. Mareas, 15M y marchas de la dignidad se diluían mientras el sistema de partidos salido de la Transición cambiaba, quizá para siempre.

La aritmética parlamentaria hará complicado que Mariano Rajoy cumpla su intención de que la legislatura dure cuatro años. Pero sí parece claro que, al menos en 2017, la tregua se cumplirá.

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