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La derecha mediática tras el 28M: de la celebración al estallido contra Sánchez

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez.

Marcos Pinheiro

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El adelanto electoral ha cogido a la derecha a contrapié, también a la mediática. Cuando no habían pasado 16 horas del cierre de las urnas y con el confeti aún en el suelo de Génova 13, el presidente del Gobierno anunció un adelanto electoral que nadie esperaba. “Lo mejor es que los españoles tomen la palabra”, dijo Pedro Sánchez dejando inmediatamente viejos todos los análisis de los resultados del día anterior.

Sin tiempo para ahondar en la importante victoria del PP el 28M, que ha dejado el poder territorial de los socialistas reducido al mínimo, la derecha mediática ha tenido que redirigir su maquinaria hacia las críticas por el adelanto electoral. Desde los periódicos a los espacios televisivos de la mañana. Pero también se ha colado en programas como El Hormiguero, donde desde hace tiempo el entretenimiento ha perdido espacio en favor del discurso político, u Horizonte, de Iker Jiménez, donde se mezclan las charlas sobre Ovnis y ‘chemtrails’ con críticas al Gobierno.

Las críticas a Sánchez se han entrelazado en los últimos días con cierto miedo que se ha impuesto al triunfalismo. Lo que el domingo por la noche era un anticipo claro de la victoria de las derechas en diciembre tornó el lunes en apelaciones a PP y a Vox para que no se les escape el triunfo. “Hay que pensar bien estas elecciones, las perderá la derecha si lo hace mal”, ha advertido estos días Federico Jiménez Losantos.

“Feijóo no tiene equipo de gobierno”

El locutor de esRadio es, quizá, quien más ha dejado entrever sus miedos por el adelanto electoral. En la mañana del lunes, antes de que Sánchez hablara, Losantos se deshacía en elogios a Isabel Díaz Ayuso, que había conseguido “un triunfo aplastante” con dos derivadas: hacer innecesario a Vox (no como en el resto de España, apuntilló) y arrastrar a los votantes para que auparan al alcalde de Madrid a una mayoría absoluta (“Yo voté a Judas”, dijo en referencia a José Luis Martínez-Almeida).

Tras las buenas palabra sobre Ayuso, lanzó una advertencia. “Feijóo no tiene equipo de gobierno, pero tiene seis meses para hacer un cesto mejor que lo que vemos cada semana en el Congreso (…) Ni me gustó el discurso de Abascal, ni me gustó el discurso de Feijóo. Si creen que ya estamos en campaña electoral para las generales, la hemos pifiado”. Cuatro horas después, el presidente del Gobierno acortó esos seis meses a dos e inauguró una nueva campaña electoral.

Losantos se despachó el martes contra Sánchez. Dijo de él que se cree “el rey del cielo y de la tierra, es el tío más siniestro que ha parido la política española”. “Se presenta Sánchez, se presenta Frankenstein, es el representante de la ETA, de la esquerra, de los comunistas y de los escombros del PSOE”, remató, no sin antes pronosticar que pensaba que iba a hundir a su partido.

Eso sí, volvió a plantear sus miedos sobre la derecha. Losantos reprochó a Feijóo que siga sin aliarse claramente con Vox y expresó sus dudas sobre si el candidato del PP se maneja bien en los entresijos de la política de la capital, dado que “no conoce el Bernabéu ni Las Ventas”.

De “el principio del fin del sanchismo” a “una fecha disparatada”

Ana Rosa Quintana también escenificó, en sus editoriales matutinos, el brusco cambio de paradigma al que ha tenido que someterse la derecha mediática. Si a primera hora del lunes los resultados anticipaban “el principio del fin del sanchismo”, el martes mostraba su enfado por el adelanto electoral “en pleno verano y en mitad de un puente, una fecha disparatada, con seis millones de españoles de vacaciones y las grandes ciudades vacías”.

La presentadora de Telecinco –que en breve también ocupará el espacio de Sálvame en la cadena– arrancó su programa el lunes con la conclusión de que las elecciones habían “castigado una forma de Gobierno marcada por el personalismo”. “Los españoles han dejado claro que quieren un cambio” dijo, antes de preguntarse qué decía Sánchez: “Pues Sánchez no dice nada –se contestó–. Moncloa calla porque la victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana”.

Un par de horas más tarde, en mitad de la tertulia, Sánchez compareció para anunciar el adelanto electoral. Con poco tiempo para profundizar en el análisis, no hubo muchas conclusiones sobre la decisión del presidente del Gobierno. Un tertuliano vaticinó que no habría muchas críticas por parte de la derecha a esa decisión; Ana Rosa solo dijo estar convencida de que Sánchez perdería los comicios.

El martes, con la noticia ya reposada, Ana Rosa sí criticó la decisión. “Pedro Sánchez ha decidido consultar a su jefe de campaña, es decir, a sí mismo (…) O yo o el caos, es un golpe de efecto para salvarse a sí mismo, ya no se habla de su batacazo”.

El enfado de los medios de derechas se prolongó durante el miércoles, cuando Sánchez arengó a sus diputados en el Congreso con un discurso duro en el que comparó a la derecha española con Trump y advirtió que desde algunos medios “se va a desatar una campaña, ya se ha hecho, aún más feroz de insultos y descalificaciones”.

Ana Rosa recogió el guante. “El presidente del Gobierno leyó un discurso conspiranoico” dijo poco antes de llevar a cabo un análisis detallado de sus frases más destacadas, con el rótulo “Discurso extremo” y la conclusión de que “distorsionaba” la realidad. Después se dio paso a una tertulia en la que Eduardo Inda dijo que Sánchez tenía “un pacto estable con ETA”.

Sánchez es Trump y tiene arrugas en la frente

Las alusiones de Sánchez durante ese discurso a la derecha 'trumpista' han llevado a algunos medios a devolverle esa acusación. En especial, por una frase pronunciada por el presidente del Gobierno: “Hablarán de pucherazo, lo harán unos, y los otros de que hay que detenerme como responsable de ese pucherazo”.

“'Trumpismo' en estado puro”, concluyó Ana Rosa Quintana. “Pocas veces en España hemos visto replicar el discurso de Donald Trump con una fidelidad tan literal”, escribe ABC en su Editorial. “Destila, precisamente, el trumpismo que dice combatir”, dijo El Mundo en el suyo. Los tres análisis solo son posibles si se obvia que el PP, efectivamente, ha acusado de pucherazo a Sánchez y que Vox ha pedido su detención.

ABC es uno de los periódicos que más ha profundizado en el discurso de Sánchez ante sus diputados, hasta con un estudio de su comunicación no verbal titulado “Gestos agresivos y golpes de pecho en un discurso incómodo”. Contiene frases como esta: “Destaca el gesto de elevar las cejas dejando ver unas arrugas en la frente que denotan un mayor esfuerzo para contar algo”.

Hormigas, experimentos y Podemos “fascista”

El concepto de derecha mediática se ha expandido de tal manera en los últimos años que ya da cabida a espacios como El Hormiguero. El programa presentado por Pablo Motos, con dos marionetas, y que alcanzó el éxito entre experimentos de ‘Flipy’, efectos mariposa de ‘Marron’ o los interrogantes sobre si una foto era “un culo o un codo” acoge ahora los editoriales del presentador contra el Gobierno y una tertulia política en la que se dice que Sánchez es “un fraude” o que Podemos son “fascistas”.

El programa ha ido restando espacio al entretenimiento para dárselo a la opinión política que comenzó con la pandemia y las críticas a la gestión del Gobierno. Los ataques a Sánchez y a los ministros de Podemos son habituales en un espacio televisivo que siguen más de dos millones y medio de espectadores.

Esta misma semana, uno de los colaboradores, Juan del Val, dijo que Sánchez quería “alterar el resultado de las elecciones” y que la campaña de Podemos había sido “fascista” y, entre aplausos, añadió que ojalá “desaparecieran del mapa”. Al día siguiente el programa invitó a Frank Cuesta, que dedicó parte de su intervención a criticar a Podemos por la ley de bienestar animal. El jueves hubo unanimidad en la tertulia con que Sánchez se equivocaba con su discurso ante sus diputados. Motos, por su parte, se despachó contra Sánchez y le acusó de estar dificultando ejercer el derecho a voto al poner las elecciones en julio y en medio de un puente: “Votar tiene que ser fácil”.

El Hormiguero no es el único programa que ha ido tornando, lentamente, en un espacio donde se lanzan críticas al Gobierno. Ha sucedido lo mismo con Horizonte, el último proyecto televisivo de Iker Jiménez, que entre Ovnis y fantasmas reúne también a una mesa de tertulianos que lo mismo reivindican la España “una, grande y libre” que alertan de un posible fraude electoral.

El pasado jueves, por ejemplo, los tertulianos debatían sobre por qué la Economía española está “en la peor situación” y el fracaso que supone no sumar nuevos afiliados a la seguridad social, apenas unas horas antes de que el país registrase un récord en los datos de empleo, se denunció que la fecha de las elecciones “es una canallada”, aunque se especuló con que hubiese estado obligado por quienes “manejan los hilos”, en alusión a un gobierno internacional en la sombra.

Al final, el “debate” político se comió todo el espacio del programa y no dejó tiempo para abordar otra de sus preocupaciones: cómo los Gobiernos usan los ‘chemtrails’ para influir en el clima.

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