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El Gobierno de coalición afronta la negociación crucial de los presupuestos con la resaca de su primera gran derrota parlamentaria

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en un Pleno del Senado.

Aitor Riveiro / Irene Castro

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El Gobierno se enfrenta a un trimestre intenso, que ha comenzado con su primera gran derrota parlamentaria al tumbar el Congreso el decreto con el que pretendía inyectar liquidez a los ayuntamientos a cambio de que estos prestaran sus ahorros a las arcas del Estado. El Ejecutivo trata de pasar página y, sobre todo, de desvincular ese fracaso de la negociación crucial para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado. 

“No creo que debilite nada”, afirmó Guillermo Fernández Vara, en su calidad de presidente del Consejo de Política Federal del PSOE, en plena resaca de la votación fallida de este jueves en la que los partidos que sustentan al Gobierno se quedaron solos -Teruel Existe votó a favor la noche anterior al creer que se había alcanzado un acuerdo que permitiera que el decreto saliera adelante- y tras una intensa negociación de última hora que allanó el apoyo de En Comú, que había sido muy crítico con la propuesta y la actitud de Hacienda. 

La derrota es inusitada: es la quinta vez que el Congreso rechaza un decreto ley -una norma que entra en vigor según se publica en el BOE desde el Consejo de Ministros y que tiene que convalidar el Parlamento en un periodo de treinta días-. Este es el segundo que pierde Pedro Sánchez, aunque el anterior fue una propuesta sobre los alquileres cuando gobernaba en solitario. Mariano Rajoy fracasó en 2017 en la propuesta para liberalizar el sector de la estiba. Los otros dos fiascos se esparcieron más en el tiempo: el primero en democracia se remonta a 1979, cuando la Cámara Baja rechazó la prórroga de la Junta de Acuartelamiento, y el siguiente a 2006 al quedar derogado el que tocaba tipos impositivos relacionados con el tabaco. 

Los socialistas tratan de reponerse de la derrota, aunque descartan plantear un nuevo decreto, que es lo que les reclama la oposición, a la que emplazan a impulsar una alternativa. No obstante, en el seno del PSOE sí instan al Gobierno a buscar una fórmula que solucione el problema de los ayuntamientos, que ven cómo sus ahorros siguen en los bancos sin poder gastarse en medio de una pandemia que ha multiplicado sus necesidades. Abel Caballero ha citado a la permanente de la FEMP el lunes. Más allá de buscar la salida a esa situación, Montero está pilotando las negociaciones presupuestarias, que también intenta desvincular de este varapalo. “No creo que para nada afecte a otras tramitaciones o a los presupuestos”, expresó en declaraciones a los periodistas tras un debate en el que recibió duras críticas de todos los grupos. 

El trabajo interno de preparación de las cuentas públicas ha comenzado ya entre Montero, y el responsable designado por el socio minoritario para la negociación, el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez. Las perspectivas son, de momento, alentadoras para ambos socios de Gobierno. A pesar de la caída sin precedentes del PIB que deja la pandemia provocada por la COVID-19, en Moncloa están convencidos de que a principios de 2021 la situación comenzará a remontar y que, desde entonces, los datos serán periódicamente más alentadores. Además, los 140.000 millones de euros procedentes de Bruselas suponen un balón de oxígeno para el Ejecutivo, que podrá así elaborar unos presupuestos más expansivos de lo que cabía esperar hace cuatro meses. 

Eso es lo que defienden desde Unidas Podemos. Álvarez aseguró esta misma semana que mientras Ciudadanos pide unos Presupuestos “moderados”, pero lo que España necesita son unos Presupuestos “ambiciosos”. Y, para eso, hay que “repartir con justicia los costes de la crisis”, lo que “exige empezar la reforma fiscal que España necesita por un mayor esfuerzo de quien puede hacerlo: rentas del capital y grandes patrimonios”, en consonancia con lo que ha señalado recientemente la OCDE.

Moncloa mantiene el juego a dos bandas

La referencia a Ciudadanos no es gratuita, ya que en el seno del Gobierno de coalición se vive una fuerte discrepancia sobre los grupos parlamentarios con los que buscar la mayoría necesaria para aprobar las cuentas públicas del año que viene. La idea de Moncloa es mantener todas las vías abiertas por ahora, a la espera de cómo vaya desarrollando la situación y sitúan en la aprobación del techo de gasto -la antesala necesaria para los presupuestos- el momento en el que previsiblemente se decantará la balanza. 

No obstante, el PSOE ha vuelto a señalar a los aliados de la investidura como socios preferentes, entre ellos a ERC, a quien consideran que el alejamiento de las elecciones en Catalunya dan oxígeno para “replantear” su estrategia de cara a los presupuestos. Sánchez hizo un gesto a Rufián en la sesión de control al Gobierno al decirle que Arrimadas “ya había elegido la foto de Colón”. Un importante sector del partido de Sánchez y Unidas Podemos consideran que esos lazos son los que salvarán la mayoría de medidas sociales de la legislatura. Pero el lado socialista del Ejecutivo quiere también contar con el partido de Inés Arrimadas ante el temor de que, como en 2019, falle ERC. De hecho, en Moncloa ven en ERC a un aliado poco confiable y han percibido una mayor disposición por parte de Ciudadanos -a quien hasta hace pocos días habían dedicado la mayoría de guiños- para apoyar las cuentas públicas. 

En Unidas Podemos preocupa, por su parte, que el acercamiento a Ciudadanos busque rebajar el acuerdo suscrito entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. “No podemos perder la hoja de ruta progresista, pero hay que intentar los mayores apoyos”, resume una dirigente socialista, que defiende que Arrimadas puede estar en la ecuación porque sus “aportaciones” no tienen por qué “trastocar”, a su juicio, el contenido de fondo pactado dentro de la coalición. En el grupo confederal sostienen que sus políticas son antagónicas a lo que apoyaría Ciudadanos. 

En los últimos días, ERC está mostrando su cara más pactista, la que representa su portavoz parlamentario, Gabriel Rufián, quien dijo en la sesión de control al Gobierno de este miércoles que no solo importa “el qué”, sino también “el quién”, y que “no es lo mismo” pactar con ellos que con Ciudadanos. Pese a que su pregunta iba dirigida a Sánchez, Rufián dedicó unas palabras a Unidas Podemos para que no cedan a las presiones para negociar con los de Arrimadas. “Aguanten, porque si aguantan, nosotros aguantaremos”. 

Unidas Podemos coge el guante de Rufián

Este mismo viernes llegaba la respuesta desde el grupo confederal, poco después de que se celebrara la reunión semanal de la ejecutiva de Podemos. “Te tomamos la palabra”, le decía en Twitter su portavoz, Pablo Echenique, al de ERC. Una “opinión unánime” tanto en el partido como en el grupo parlamentario, según aseguran desde la dirección. Sin embargo, en Moncloa reconocen que Rufián no representa al conjunto de los republicanos catalanes y temen que su posición sea finalmente rechazada en las alturas del partido.

En Podemos creen que la reunión entre Sánchez e Iglesias en la que se concretó la “metodología” que seguirán en la redacción de los Presupuestos ha reducido el peso de Ciudadanos en la negociación. Según ha explicado el líder de Unidas Podemos, primero se pondrán de acuerdo los aliados de Gobierno, y después se hablará con los grupos, primero con quienes votaron a la investidura, luego con los que se abstuvieron y, finalmente, con los que votaron no.

Aunque en Moncloa no confirman que ese vaya a ser necesariamente el orden para sentarse, el partido de Pablo Iglesias ya tiene definidas algunas de las prioridades de la propuesta que llevará Álvarez a Montero. Estas pasan por “reforzar el sistema de dependencia”, especialmente tocado tras la irrupción de la pandemia, para recuperar “los derechos y la financiación recortada por el PP”. La idea es “reformar el sistema de cuidados”, y convertir las residencias en “viviendas”, en “unidades de convivencia, más pequeñas y de proximidad, que permitan a los mayores vivir en su entorno más cercano”.

En el mismo sentido, explican fuentes de Unidas Podemos a elDiario.es, buscarían “reforzar los servicios sociales públicos” con un “aumento de las transferencias del Estado a las entidades locales” a través de las Comunidades Autónomas.

Otro de los objetivos pasa por las “políticas activas de empleo”, para “reorientar la estrategia de inserción y estabilidad laboral” y que los recursos vayan “a los colectivos y situaciones con especiales dificultades”. La transición ecológica y “dar pasos para universalizar las escuelas de 0 a 3 años”, así como “reforzar la financiación del Pacto de Estado para la lucha contra las violencias machistas”, completarían el decálogo de imprescindibles del grupo confederal.

La crucial negociación de los Presupuestos de 2021, imprescindibles para el sostenimiento del Gobierno de coalición, cogerá a partir de ahora velocidad. María Jesús Montero tendrá que convocar más pronto que tarde el Consejo de Política Fiscal y Financiera, que reúne al Gobierno con las Comunidades Autónomas, y les comunicará el techo de gasto que el Ejecutivo quiere presentar para su aprobación a las Cortes Generales. De cómo sea ese número de alto se podrá deducir lo ambiciosos o no que serán las cuentas públicas. Inmediatamente después de su aprobación, se tendrán que comenzar a confirmar los apoyos ya que el proyecto no llegará al Congreso hasta tenerlos amarrados. El objetivo es tenerlos aprobados en “tiempo y forma” antes de que acabe el año, pero todo depende de cómo sean de fructíferas las conversaciones a varias bandas.

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