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La Policía recupera el tono militar para ordenar a sus agentes la “debida compostura” y aseo “escrupuloso”

Jorge Fernández Díaz besa una cruz durante una vista a Navarra / Ministerio del Interior

Pedro Águeda

Divisas militares, una canción religiosa, medalla a la virgen y ahora, una instrucción exigiendo ser “escrupulosos” en el aseo y guardar la “debida compostura” ante la autoridad judicial. El proceso de involución del Cuerpo Nacional de Policía ha vivido uno de los últimos episodios de esta legislatura con un oficio de la Dirección Adjunta Operativa destinada a exigir a los agentes que cuiden su imagen y lleven la “vestimenta adecuada” al realizar distintos trámites en los órganos judiciales.

En el seno de la Policía ha llamado la atención el oficio interno, al no constar quejas de órganos judiciales al respecto, y por insistir en cuestiones “superficiales” que nada tienen que ver con los problemas laborales que arrastran los agentes, denuncian fuentes sindicales. El oficio lleva la firma, como el resto de iniciativas tendentes a la militarización del Cuerpo, del número dos de la Policía, el comisario Eugenio Pino, jefe de los antidisturbios con el Gobierno de José María Aznar.

“Se recuerda la obligatoriedad de los miembros del Cuerpo Nacional de Policía que deban comparecer ante las distintas autoridades judiciales, para diferentes trámites y actuaciones, de presentarse con la vestimenta adecuada, observando escrupulosamente las normas de aseo y demás cuestiones relativas al aspecto externo y la debida compostura”, recoge el oficio del pasado 4 de septiembre, al que ha tenido acceso eldiario.es.

Los términos del oficio, dirigidos a los miembros de un cuerpo civil, recuerdan a los recogidos en el Régimen Disciplinario de las Fuerzas Armadas, en el que se pide “observar el más exigente aseo personal y corrección en el vestir”.

En mayo de 2013, la Dirección de la Policía dictó una resolución interna que establecía directrices para la apariencia de los agentes y el saludo que debían dedicar a ciudadanos, compañeros y superiores. El “saludo simbólico” como se le denomina, y que comúnmente se conoce como “militar”, deriva de “los principios de jerarquía y subordinación, entre sí”, decía la citada resolución.

Otra de las medidas impuestas desde la Dirección Adjunta Operativa está la entonación de ‘La muerte no es el final’ en los actos oficiales de la Policía. La canción fue compuesta en 1981 por un sacerdote y desde 1981 se canta como homenaje a los caídos en los actos de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil, cuerpo policial de naturaleza militar. Para implantar la obligación de cantar ‘La muerte no es el final’ se llegaron a repartir papeles con la letra entre los asistentes a los actos oficiales.

Hay otra reforma, también de marcado carácter militar, que ha conllevado un desembolso aproximado de 3 millones de euros: el cambio de las divisas que lucen en el hombro y el pecho los policías. Las hojas de laurel han sido sustituidas por la corona real española, los galones, bastones orlados… Símbolos utilizados habitualmente por los ejércitos. En la misma resolución se introducía el uso de un bastón de mando en los actos oficiales por los comisarios, desde los integrantes de la cúpula hasta los jefes locales.

La Junta de Gobierno de la Policía decidió el 31 de enero de 2014 conceder la máxima distinción policial a una advocación mariana de la ciudad de Málaga. Lo hizo a propuesta del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Los méritos para recibir la Medalla de Oro al Mérito Policial de la cofradía de El Rico y María Santísima del Amor, son que comparte con la Policía “valores como la dedicación, el desvelo, la solidaridad y el sacrificio”, según recogía la orden firmada por Fernández Díaz. El caso está en manos de la Audiencia Nacional, a cuya Sala de lo Contencioso-Administrativo acudieron las asociaciones Europa Laica y Movimiento Hacia un Estado Laico.

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