Sánchez y Casado lanzan en Catalunya la campaña más incierta
La campaña ya está en marcha en Catalunya, aunque es la más incierta. No solo por los resultados electorales -las encuestas dibujan distintos escenarios y un alto porcentaje de indecisos- sino porque los prolegómenos han comenzado sin la certeza absoluta de que los comicios vayan a celebrarse el 14 de febrero. No obstante, a la espera del pronunciamiento definitivo, la justicia ha apuntado en esa dirección, que los socialistas dan por hecho en sus discursos. Pedro Sánchez y Pablo Casado aprovecharon el fin de semana para darle el pistoletazo de salida a la competición y también el resto de partidos están ya en campaña mientras el Govern prepara una votación atípica.
Los socialistas han comenzado la precampaña con el viento a favor: por primera vez en muchos años las encuestas les son favorables y tienen un rayo de esperanza de volver a la Generalitat que había desaparecido en los comicios anteriores. La ‘Operación Illa’ ha catapultado al PSC, según las encuestas, aunque en el PSOE ven complicada la primera posición que pronostica el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y creen que habrá pugna incluso entre ERC y JxCAT.
Sánchez convirtió la reunión del Comité Federal, celebrado con carácter semipresencial con el núcleo duro del PSOE en Barcelona, en un acto de apoyo a Salvador Illa. El líder socialista enfatizó que Catalunya tiene que cerrar “cuando antes un ciclo estéril, una década fracasada y abrir paso a un cambio”. “El cambio se llama Salvador Illa”, enfatizó el presidente, que acusó al independentismo de hacer “trucos” para intentar cambiar la fecha de las elecciones -y a la derecha de haberse “escondido” tras los independentistas en esa jugada-. “Cuando ha llegado la hora se puede aplazar el cambio, pero no se puede impedir el cambio”, expresó Sánchez que se deshizo en elogios hacia el todavía ministro de Sanidad, que estaba visiblemente emocionado.
Sánchez también ensalzó la “generosidad” de Miquel Iceta por dar un paso atrás. “El próximo 14 de febrero la elección es clara: o president Illa o más decadencia, más incompetencia o más de lo mismo -dijo el líder del PSC, que intervino en calidad de anfitrión-. Salvador no solo es compañero y amigo, que sería más que suficiente, es el presidente que quiero para Catalunya, es el presiente que Catalunya merece, el president que Catalunya necesita”. “A todos nos conviene Salvador Illa”, zanjó Iceta.
Illa se presentó como el candidato de “toda la gente que quiere pasar página y que quiere avanzar”: “La última ha sido una década en balde, perdida, y todos hemos salido perdiendo. Nadie debe sentirse orgulloso de lo que ha sucedido -expresó Illa, que no quiere ”revanchas“-. La solución no vendrá de una parte arrollando a la otra sino de un sentimiento superador, reparador, que venga de lo más profundo de nosotros mismos”. “La división nos ha debilitado, en cambio, la unión nos hará fuertes frente al miedo, la decadencia y la incertidumbre que ha traído el virus”, agregó.
La pugna por los votantes de Ciudadanos
El candidato del PSC confirmó que “en pocos días” abandonará la cartera de Sanidad para dedicarse al “101%” a la campaña -de hecho dijo que irá presentando a “profesionales” de sectores como la economía o la sanidad a los que ha pedido que le “acompañen”- y no escondió que su intención es recuperar el voto perdido del partido, pero también atraer a quienes no han votado nunca socialista. “No pienso perder ni un minuto en reproches sobre lo que ocurrió, voy a dedicar todo mi tiempo a lo que podemos hacer los catalanes unidos”, dijo Illa, que apostó por “dejar de hablar de unos y otros y volver a levantar un enorme nosotros tan grande como Catalunya”: “Volver a querernos, escucharnos y encontrarnos”. En el PSC consideran que Illa tiene más posibilidad de ampliar la base electoral de los socialistas y también de lograr entendimientos con ERC, con quien Iceta tiene una relación más tensa.
A la derecha del PSC, tanto PP como Vox también luchan por absorber buena parte de los escaños que perderá Ciudadanos. La debacle en la formación naranja podría ser mayúscula y algunas encuestas auguran que se puede dejar más de 20 de los actuales 36 diputados que tiene en la cámara catalana. Según el CIS del jueves pasado, el partido podría pasar de ser la primera a la cuarta fuerza política en el Parlament.
El PP ha decidido moderar su discurso para intentar atraer a estos votantes de Ciudadanos que no quieren apoyar a los socialistas. Para ello, su candidato Alejandro Fernández apuesta por presentar un perfil centrista que ha intentado apuntalar con el fichaje de la que iba a ser la candidata de Ciudadanos a la Generalitat, Lorena Roldán, y el de la compañera de Manuel Valls en el grupo municipal de Barcelona, Eva Parera.
El candidato del PP evita el procés
En la presentación de su candidatura este sábado en Barcelona, Fernández apenas ha hablado del procés, sino que ha centrado sus mensajes en las rebajas de impuestos, en una gestión de la pandemia más favorable a los negocios y en su apuesta por mejorar la seguridad en Catalunya. Pablo Casado ha aprovechado para atizar directamente Sánchez e Illa: “No deberían estar haciendo campaña”.
El líder del PP se juega mucho en Catalunya, donde lleva semanas desplegando la agenda, después de que los populares tocaran fondo en diciembre de 2017, cuando obtuvieron el peor resultado de su historia en unas autonómicas lastrados por la gestión del desafío independentista y el tirón de Ciudadanos. El partido consiguió solo cuatro diputados en esos comicios convocados tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Ahora aspiran a doblar este resultado y sacar entre siete y ocho diputados.
A pesar de las buenas expectativas de los populares, la irrupción de Vox en la cámara catalana podría incluso pasarles por encima y superarles en escaños. La formación ultra acaparará el voto más reaccionario y podría llegar a obtener entre 6 y 10 escaños, según el CIS. Por esto Fernández trata de presentarse como la opción más útil contra el socialismo y el independentismo con críticas veladas al partido de Abascal, al que tanto Fernández como Pablo Casado no han nombrado directamente durante su acto en Barcelona.
A por Illa por el apoyo de Ortega Smith
“No os fieis nunca de los políticos que venden la moto diciendo que tienen una varita mágica para arreglar problemas muy complejos con soluciones mágicas”, ha señalado Fernández. “Quien se crea que un político puede encarcelar a otro político, o bien es comunista o bien es fascista o separatista”, ha asegurado.
Por su parte, JxCat, ERC y En Comú Podem aprovecharon las palabras del dirigente de la extrema derecha, Javier Ortega Smith, sobre el hipotético apoyo de Vox a Illa como presidente para evitar un gobierno independentista para atizar al PSC. “¿Se pondrá al servicio de Vox con tal de impedir que sea el republicanismo el que encabece la Generalitat?”, se preguntó el candidato de ERC, Pere Aragonès. Laura Borràs, por su parte, exigió al aspirante del PSC que rechace los votos de Vox y la candidata de los comunes, Jessica Albiach, aseguró que trabajarán para que ni el PSC “ni ningún partido pacte nada con la extrema derecha”.
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