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Sánchez lamenta no haber logrado pactar con el PP mientras Casado mantiene una retahíla de acusaciones contra la coalición

Pedro Sánchez durante la comparecencia este martes en Moncloa.

Irene Castro / Iñigo Aduriz

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Termina el año de la “gran calamidad”, como lo ha definido Pedro Sánchez, con el nivel de crispación política disparado. De poco sirvieron los llamamientos a la unidad durante el confinamiento y así lo ha reconocido el presidente en su comparecencia para hacer balance de los primeros 12 meses de la legislatura. “Una unidad que ha sido menos completa de lo que hubiéramos querido desde el Ejecutivo”, ha expresado el mandatario socialista desde el Palacio de la Moncloa. En ese mismo momento, Pablo Casado atizaba al Gobierno desde la sede de Génova. “Ha sido un año horribilis, y en España ha coincidido con el peor Gobierno de la historia democrática”, ha asegurado el líder del PP, que no ha escatimado en adjetivos contra el Ejecutivo.

Sánchez ha recordado los aplausos a los sanitarios desde los balcones -aunque ha obviado las caceroladas que siguieron meses después contra el Gobierno-, la respuesta coordinada de las administraciones en la lucha contra la pandemia -a pesar de las críticas que durante semanas llegaron de comunidades y ayuntamientos de todos los colores- e incluso la “unidad” de los agentes sociales, que han alcanzado varios acuerdos en los últimos meses, aunque la subida del Salario Mínimo Interprofesional se ha atragantado en esta ocasión.

“Unidad encontramos también en la respuesta europea a esta crisis, un grado de unidad que jamás se había alcanzado en la Unión Europea y que supone un paso definitivo para todos aquellos que creemos en el proceso de integración y en la Unión Europea”, decía Sánchez mientras desde la Puerta del Sol Isabel Díaz Ayuso anunciaba una nueva guerra, esta vez por el reparto de los fondos europeos. También Casado amenazaba con denunciar “cualquier atisbo de clientelismo” o falta de “transparencia” en la gestión de esos 140.000 millones que llegarán de Bruselas en forma de préstamos o transferencias directas en los próximos seis años.

“Desgraciadamente, esa unidad no se ha extendido a la totalidad del espacio político, a la totalidad del ámbito parlamentario y esa unidad, que desde el Gobierno tratamos de impulsar y que se plasmó en los hogares, en los barrios, en las empresas, en las instituciones, en los agentes sociales, incluso en Europa, resultó imposible en su totalidad entre los partidos políticos”, ha rematado Sánchez, que ha reconocido que los partidos de la oposición están en las “conspiraciones fantasmales, lunáticas” así como en la creación de “problemas imaginarios” y trazando un “panorama apocalíptico”.

A apenas cinco kilómetros, Casado se despachaba contra Sánchez reconociendo la “altura” de la sociedad española frente a un “Gobierno irresponsable”. “La pesadillla del insomnio que Sánchez anticipó, continuó con el sueño de la nueva normalidad, que nunca llegó por el triunfalismo del Gobierno, y ha acabado con la esperanza de la vacunación coordinada por Europa”, ha reprochado el jefe de la oposición, que ha cargado contra Moncloa ante el inicio de la vacunación por considerar que la ha usado como “propaganda”. En el Ejecutivo creen que Casado se equivoca con esa actitud al cuestionar ese proceso, que es lo que ha dado un rayo de esperanza a la población tras meses de pandemia y a las puertas de una tercera ola.

Casado no ha desaprovechado la ocasión para sacar a relucir Venezuela entre sus dardos contra el Gobierno y ha hablado de España como una “república bananera” desde que PSOE y Unidas Podemos están en el poder. También ha acusado al Ejecutivo de generar un “contencioso” con Marruecos y de no defender los intereses de España en Gibraltar, a pesar de que la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, ha amenazado con un Brexit duro si no hay acuerdo con Reino Unido sobre ese asunto.

“Los únicos que han salido más fuertes han sido los socios del Gobierno que quieren debilitar España”, ha afirmado Casado, que ha reprochado que el Gobierno “blanquee” a Bildu por acercar a presos etarras a cárceles de Euskadi -como en el pasado hicieron los gobiernos del PP-. El líder del PP ha cargado contra la reforma “a la carta” del delito de sedición y ha anunciado que recurrirá el indulto a los presos independentistas en un momento en el que el Gobierno allana ese terreno. Mientras que la coalición va sumando éxitos parlamentarios -entre ellos la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado con 189 apoyos- Casado ha advertido al Gobierno de que el control lo ejerce el Congreso -en referencia al informe de cumplimiento de compromisos que ha presentado Sánchez- y ha insistido en que recurrirá la recién aprobada ley educativa.

Además de para defender los intereses en Gibraltar, Casado solo ha mostrado su respaldo al Gobierno “para cualquier medida que refuerce la monarquía”. Lo ha hecho en un momento en el que Sánchez se ha mostrado convencido de que Felipe VI llevará a cabo una renovación de la Corona, aunque no ha dado ningún detalle sobre la “hoja de ruta” que supuestamente el monarca ha anticipado. Por ahora no hay ninguna iniciativa concreta sobre la mesa. “En ese ánimo de renovación hay que continuar, va a continuar la Corona y en lo que nosotros podamos ayudar, el Gobierno estará lógicamente a disposición de la Corona”, ha expresado el presidente: “Paso a paso. Irán conociendo cómo se materializa esa hoja de ruta que señaló el rey Felipe VI en cuanto a la transparencia y la ejemplaridad”.

Pero el portazo ha vuelto a escucharse para uno de los asuntos que más preocupa en el Gobierno: la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que lleva más de dos años con su mandato caducado. Sánchez ha apremiado al jefe de la oposición a sentarse con el Ejecutivo y negociar la nueva composición del órgano de gobierno de los jueces y cumplir así con el “mandato constitucional”. El socialista ha defendido su “buena voluntad” en pro de un acuerdo al aparcar la reforma con la que PSOE y Unidas Podemos plantearon rebajar las mayorías necesarias para la renovación del CGPJ para sortear el veto del PP, que de momento se mantiene en el cajón.

Casado ha asegurado que el Ejecutivo pretende “atacar” a los jueces y ha mantenido sus condiciones -entre ellas que Unidas Podemos quede al margen y una modificación de la ley para garantizar la independencia de la justicia que el PSOE rechaza-. “El PP no va a crear una justicia Frankenstein, demasiado tiene España con tener un gobierno Frankenstein”, ha sentenciado el líder de la oposición. Ese frente seguirá abierto en el primer trimestre del año y en Moncloa confían poder cerrar el acuerdo cuando pasen las elecciones del 14 de febrero, que recolocaran las piezas en el tablero.

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