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Más centros, menores de edad tiroteados y el periódico de los prisioneros: nuevos datos sobre los campos de concentración franquistas

Prisioneros haciendo el saludo fascista en el campo de concentración de Irún en Guipúzcoa

Carlos Hernández

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296 campos de concentración repartidos por toda España por los que pasaron entre 700.000 y un millón de hombres y de mujeres. Todos ellos eran prisioneros de guerra o presos políticos que no solo no habían sido juzgados, sino que ni siquiera habían sido acusados de nada. El primero de estos recintos abrió sus puertas el 18 de julio de 1936, apenas unas horas más tarde de iniciarse el golpe de Estado contra la República, y los dos últimos no fueron clausurados hasta 1947, ocho años después de terminar la guerra. Estas eran las grandes cifras que publiqué en el libro Los campos de concentración de Franco. Mi investigación se centró, exclusivamente, en los campos de concentración “oficiales”, es decir en aquellos que el propio Ejército franquista y la propia dictadura catalogaron como “campos de concentración”. Con ellos Franco creó un sistema concentracionario que perseguía varios objetivos: exterminio de los prisioneros más comprometidos con la democracia republicana, confinamiento y castigo para los restantes, clasificación de los cautivos en función de sus antecedentes políticos, explotación laboral y adoctrinamiento político y religioso de los internos.



En este año que ha pasado desde que la obra vio la luz, han sido muchos los familiares de prisioneros, archiveros, asociaciones memorialistas e investigadores que me han aportado nueva documentación sobre el tema. Documentación que confirma el grueso de la investigación, pero que también permiten ampliar y concretar algunos datos. Estas son las principales novedades:

Nuevo campo de concentración en Villar del Arzobispo (C.Valenciana)

Al menos durante el mes de abril de 1939 operó en ese municipio un campo de concentración. Estuvo ubicado en el frontón conocido como El Trinquete de Heliodoro y en otros edificios cercanos. Llegó a albergar a más de 600 prisioneros, entre los que había un mínimo de nueve oficiales del Ejército republicano. Documentos hallados en el Archivo Municipal de Villar del Arzobispo demuestran que no fue un mero depósito de prisioneros ni un campo de evacuación, sino un campo de concentración oficial.

Nuevo campo de concentración en Son Granada (Mallorca)

En la antigua posesión de Son Granada, municipio de Llucmajor, funcionó un campo de concentración entre finales de 1936 y, al menos, enero de 1938. Desde el primer día, los prisioneros fueron utilizados como trabajadores esclavos. Documentos de la Comandancia General de Baleares demuestran que se trató de un campo independiente y no de una sección del cercano campo de concentración de San Juan de Campos.

Menores en el campo de concentración de Los Arenales (Cáceres)

La presencia de niños y adolescentes está documentada en diversos campos de concentración franquistas. La correspondencia oficial del Ejército y la policía franquista que conserva la Asociación Memorial en el Cementerio de Cáceres (AMECECA) indica que también hubo numerosos menores encerrados en el campo ubicado en el cortijo Los Arenales. Diversas notas e informes documentan el ingreso en el recinto de chavales de 14, 15 y 16 años. En uno de ellos se menciona un incidente en el que dos chicos de 14 años resultaron heridos tras ser tiroteados por los guardianes durante un supuesto intento de fuga.

El periódico de los prisioneros del campo de concentración de Cieza (Murcia)

A diferencia de lo ocurrido en las cárceles franquistas, no había constancia hasta ahora de que los prisioneros españoles de los campos de concentración hubieran elaborado ningún tipo de publicación. Sí se conservaban varias copias de dos revistas clandestinas realizadas por los brigadistas internacionales, cautivos en el campo burgalés de San Pedro de Cardeña: Jaily News y Undercrust. Ahora, gracias a los descendientes del prisionero Pedro Rodríguez, disponemos de varios ejemplares manuscritos de El Berrio, un periódico confeccionado muy artesanalmente por varios cautivos del campo de concentración murciano de Cieza.

No se trata de una publicación clandestina, sino de un divertimento repleto de bromas, chismes y caricaturas de los cautivos. Su sección estrella llevaba por título, de hecho, “Se chivatea” y en ella se relataban inocentes anécdotas vividas en el interior del campo. Lo más parecido a una denuncia que encontramos es esta descripción, aparentemente humorística, que realizaron de uno de sus compañeros: “Coged 20 kgs de huesos, un par de gafas, un puñado de algodón, una boina marrón y unos calzoncillos blancos. Agítese bien. Añadid a la mezcla 10 kgs de negro hollín y tendréis a Don Pedro. Sírvase con una guinda”. Pese a su liviano contenido, El Berrio puede considerarse una verdadera joya histórica que ha permanecido oculta durante más de 80 años: la única revista, que sepamos, elaborada por los prisioneros españoles de los campos de concentración de Franco.

Nueva sección del campo de concentración de Irún

La localidad guipuzcoana albergó uno de los campos más longevos e importantes del franquismo. Franco lo creó para encerrar, investigar y distribuir a los republicanos españoles que regresaban desde Francia. Estos hombres y mujeres creyeron en la falsa promesa del nuevo régimen de que solo sufrirían represalias quienes hubieran cometido delitos de sangre. Operó entre 1937 y 1942 en varios edificios: la fábrica Hilaturas Ferroviarias, el Stadium Gal de fútbol, los almacenes de Chocolates Elgorriaga, una vieja fábrica de bicicletas y un inmueble de la vecina localidad de Hondarribia (Fuenterrabía).

A todos ellos ahora debemos añadir un lugar que tuvo gran importancia: el llamado Pabellón Ferroviario Pequeña Velocidad, situado junto a la estación de tren. A él eran trasladados los prisioneros desde el resto de los edificios para pasar las últimas horas antes de ser subidos a vagones de ganado y conducidos a otros campos de concentración. Uno de sus forzados inquilinos fue José Mari Etxaburu que nos dejó su testimonio: “Había mucha gente… Y ¡por supuesto! Sin poder tumbarse uno, y como se pudo, a ratos de pie y a ratos sobre los bultos hubimos de pasar la noche entera. Larga se nos hizo”. La práctica totalidad de las fotografías que se conservan en la Biblioteca Nacional de España del campo de Irún, donde se ve a los cautivos en misa y realizando el saludo fascista, fueron hechas en este Pabellón Ferroviario“.

Ubicación desvelada del campo de concentración de Luarca-Canero (Asturias).

Además de la utilización de un teatro en Luarca y de un edificio en la parroquia de Canero, ahora sabemos que el recinto principal de este campo de concentración estuvo situado en un complejo educativo conocido como Las Escuelas, en la pedanía de Trevías. Así lo confirma la correspondencia enviada a su familia por el prisionero Manuel Rodríguez. Sus cartas pasaban por la censura franquista, por lo que son discretas y terminan con el habitual “¡Viva Franco! ¡Arriba España!”. Aún así, podemos hacernos una idea de las condiciones de higiene en el campo por una súplica que el cautivo le realiza a su madre en la misiva: “Si puede venir, venga, que tengo mucha falta de mudarme”.

Ubicación descubierta del campo de concentración de Manuel (Valencia).

El campo de concentración estuvo situado en el Antiguo Campamento de Transmisiones. Así lo corrobora un informe de la 55ª División del Cuerpo de Ejército de Galicia que fue el responsable de crear y gestionar este recinto. Por él sabemos también que el jefe del campo fue Tomás Vives, capitán del 6º Batallón de Carros de Combate.

Mayor longevidad de los campos de concentración de Laredo (Cantabria) e Igualada (Barcelona).

En abril de 1939 seguía operativo y repleto de prisioneros el campo de concentración de Laredo. Creado por las tropas fascistas italianas en agosto de 1937, hasta ahora su pista documental se perdía en enero de 1938. Un acta del Ayuntamiento laredano demuestra que se mantuvo abierto, al menos, hasta el final de la guerra. Algo parecido ocurre con el campo de concentración de Igualada. Abierto en febrero de 1939, el último informe en el que aparecía operativo databa de septiembre de 1939. Ahora un documento del Gobierno Militar de Barcelona indica que continuaba en funcionamiento en enero de 1940.

La investigación sigue abierta

Cuando publiqué Los campos de concentración de Franco insistí en un doble mensaje: se trataba de una investigación abierta y de una investigación coral en la que había contado con decenas de cómplices de la Historia y la Memoria. Tras esta primera actualización que corrobora y enriquece el grueso del trabajo, el camino continúa. La web www.loscamposdeconcentraciondefranco.es y el email info@loscamposdeconcentraciondefranco.es están disponibles ser utilizados por cualquier cómplice que disponga de datos, testimonios o documentación sobre este tema.

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