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Agua del grifo para ahorrar dinero y basura: las embotelladoras protestan por su negocio de 1.200 millones al año

El agua del grifo, un alimento de confianza

Raúl Rejón

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El Gobierno prevé que el año que viene sea obligatorio ofrecer agua del grifo gratuita en bares y restaurantes, una medida que sigue las directrices de las instituciones de la Unión Europea. Hay motivos ambientales, la reducción de residuos plásticos, y económicos: un ahorro para los hogares de hasta 600 millones de euros en toda la UE, según calcula Bruselas. La patronal de las aguas embotelladas de España (Aneabe), cuya facturación supera los 1.200 millones de euros al año, denomina a esta estrategia “medidas aparentes sin ser realmente eficaces”.

El anteproyecto de ley preparado por el Ministerio de Transición Ecológica dice que en los establecimientos de la hostelería y restauración “se tendrá que ofrecer siempre” la “posibilidad de consumo de agua no envasada de manera gratuita”. No prohíbe las botellas. La comisión de Medio Ambiente y Salud Pública del Europarlamento votó en febrero pasado a favor de un acuerdo de la Cámara y el Consejo Europeo para incrementar la confianza de los consumidores y el consumo del agua del grifo. La nueva legislación, además de obligar a los estados a mejorar el acceso al agua, establece, de forma voluntaria, que puedan alentar a ofrecer agua del grifo “gratis o con una tarifa baja en los restaurantes”.

Es decir, la planificación del Ejecutivo se alinea con lo marcado desde Europa. “No es algo revolucionario. Es de sentido común”, analiza Erika González, experta en aguas de la organización Ecologistas en Acción. Aneabe siente que “se perjudica a un sector muy comprometido con el cuidado de la naturaleza” y que se “banaliza el concepto de agua mineral por la confusión que genera en el consumidor sobre las cualidades diferenciadoras del agua mineral respecto a la de grifo”.

Casi el doble de litros desde 2002

Lo cierto es que el sector ha tenido un crecimiento muy sostenido encadenando cursos y cursos al alza desde 2002. Aquel año, se envasaron 4,5 millones de litros de aguas minerales de bebida, según la estadística del Instituto Geológico Minero de España. En 2018 el volumen estaba en 8,2 millones de litros. Los datos son del IGME porque las aguas minerales en España están reguladas por la ley de Minas.

El agua embotellada es el producto líder de las bebidas no alcohólicas. Supone más del 50% del consumo en España por delante del café, el té, los refrescos o los zumos, según refleja su patronal. La media por habitante y año está en unos 134 litros, solo por detrás de Italia, Alemania y Portugal y un 28% por encima de la media europea que se sitúa en 104 litros.

Manantiales privados

Se trata de un campo en el que el agua tiene dueño privado (a diferencia del resto de este recurso al que las administraciones públicas aplican regímenes de concesión para explotarlo). En España hay unas mil captaciones de agua mineral, aunque no todas están activas. La mayor parte son explotadas en plantas de envasado o balnearios, según cuenta el IGME. La Agencia Española de Consumo y Seguridad Alimentaria reconoce unas 167 aguas minerales naturales. Los manantiales son casi todos privados: pertenecen a quien los encuentra si son subterráneos o al dueño del terreno donde surge a la superficie, según su decreto de explotación. En 2007, el Ministerio de Industria redactó un borrador de ley de bases para integrarlos en la ley de Aguas y que fueran “propiedad de todos los españoles”. Aneabe lo llamó “nacionalización y brutal vulneración de los derechos de propiedad privada”. El proyecto no salió.

En contraposición, la Comisión Europea considera que beber agua del grifo, no solo es más barato (Bruselas ha calculado que el precio medio de un litro de agua del grifo está en los 0,002 euros), sino que es beneficioso para el medio ambiente. La Estrategia Europea de Plásticos ha cuantificado que el acceso a agua del grifo de calidad puede reducir el consumo de agua embotellada un 17%. “Menos agua embotellada ayuda a las personas a ahorrar dinero y favorece los ecosistemas al reducir las emisiones de CO y los residuos plásticos”, explican las instituciones europeas.  

Aneabe ha contratacado al asegurar que “todos los envases utilizados por el sector son reciclables y actualmente en España se reciclan más del 90% de las botellas de plástico”, aplicando los datos de Ecoembes, entidad para el reciclaje que agrupa a las propias envasadoras. Erika González cuenta que “la clave ambiental está en reducir, generar menos residuos, porque es imposible actualmente reciclar todo y, aunque se pudiera, el volumen de envases implica un consumo enorme de petróleo para producirlos y para transportarlos”.

Existe un margen muy grande para el agua de grifo. Una encuesta de la Comisión Europea para preparar las nuevas directrices sobre el acceso al agua ha reflejado que solo el 55% de los ciudadanos de la Unión Europea bebe agua directamente del grifo mientras que se utiliza un 95% para lavar o el 85% para cocinar. 

La posibilidad de beber agua del grifo está garantizada en casi todo el territorio español. El Ministerio de Sanidad declaró apta para el consumo el 99,5% del agua suministrada en la revisión de 2018. Otra cosa es lo atractiva que resulte para el paladar en virtud de su tratamiento o la canalización. En ese aspecto, Erika González apunta a que “los operadores del suministro tienen mucho campo para invertir en las zonas donde el agua, aunque potable, tenga peores propiedades de olor e incluso de sabor”.

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