Compuestos y con coronavirus: la epidemia de COVID-19 frustra los planes de boda de cientos de parejas en España
En España son cientos las parejas que de un día para otro han visto desbaratados sus planes de boda como consecuencia de la epidemia de coronavirus. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) acordó a mediados de marzo la suspensión de todas las actuaciones judiciales consideradas “no esenciales” mientras se mantenga el estado de alarma, un decreto que el Gobierno acaba de prorrogar hasta mediados de abril sin descartar tener que ampliarlo de nuevo más adelante.
Ante esta perspectiva, cunde el temor a que esa suspensión temporal de los enlaces que estaban programados para los meses de marzo o abril y no pudieron celebrarse se extienda también a las bodas que están organizadas para los meses de mayo e incluso de junio.
“Hay muchas parejas preocupadas y es lógico. De momento las suspensiones solo están afectando a las bodas previstas para marzo y abril. Pero nadie sabe cómo va a evolucionar esta crisis. Esperemos que dure lo menos posible”, asegura Noelia, que trabaja como ejecutiva de cuentas para una empresa dedicada a organizar estos eventos.
Con esa incertidumbre andan Conchi y Sebastián, dos madrileños de 28 y 33 años que tienen fechada la boda para junio y viven estos días de confinamiento por el coronavirus con la esperanza de que el estado de alarma no se alargue más de lo previsto. “Estamos nerviosos y preocupados, aunque lo importante ahora es que todos estemos bien”, dice Conchi desde su casa de Rivas Vaciamadrid, donde reside la pareja.
Ella trabaja en una gestoría y él es administrativo, pero ahora se ven obligados a teletrabajar, como muchas otras personas en nuestro país. “Tenemos toda la boda preparada a falta de algunos detalles”, explica Conchi. Incluso habían apalabrado un 'canguro' para su perro Thor, que adoptaron hace tres años. “Le tenemos que dejar a cargo de un cuidador porque no nos lo podemos llevar de viaje de novios, claro”. Precisamente esa 'vertiente' de la boda es lo que más inseguridad les está provocando. “Decidimos irnos a Tailandia pero ahora no sabemos si arriesgarnos ante la situación que se vive allí”, afirman en conversación telefónica con eldiario.es. Dado que el viaje que habían elegido es un combinado también a las islas Maldivas, están barajando si anular Tailandia y ver otro destino.
Eso en el peor de los casos porque Conchi y Sebas –como le llama todo el mundo– prefieren ser optimistas y pensar en que todo va a empezar a ir a mejor y no se verán obligados a retrasar su gran día, “una boda sencilla y muy familiar, como unos pocos amigos” que va a oficiarse en el Ayuntamiento de Rivas. Si finalmente nada se tuerce y continúan con sus planes, los dos exclaman al unísono: “¡No va a haber suficiente barra libre para celebrar por todo lo alto que la vida vuelve a la normalidad y que nos casamos!”.
Según una encuesta realizada en España, Italia y Francia, de la que se ha hecho eco el portal Bodas.net (con más de 2.600 respuestas recibidas), un 8,7% de las parejas ha decidido cancelar su boda hasta el momento, mientras el 91,3% ha optado por posponer la fecha.
Es el caso de Isabel, de 36 años, y Luis, de 42, que se casaban el 18 de abril en Ezcaray, un pueblo de La Rioja de donde es la familia de ella. Ahora no saben si fijar la boda para agosto o esperar más tiempo hasta que la situación esté totalmente normalizada. Ambos también están recluidos en su casa de Madrid desde que se decretó el estado de alarma. Isabel trabaja en una escuela de negocios y Luis es autónomo y se ha visto obligado a paralizar la actividad de su agencia de marketing.
“Lo teníamos todo prácticamente pagado y cerrado”, relata Isabel. “Desde la iglesia donde se iba a realizar la ceremonia, la peluquería, la maquilladora, el fotógrafo, reservas de alojamiento, el menú para más de 200 invitados y hasta los autocares que iban a llevarles hasta el restaurante”. “Imagínate, en un pueblo tan pequeño como Ezcaray teníamos todo copado”, detalla en conversación telefónica Isabel. “Ni siquiera nos ha dado tiempo a recoger los anillos, que siguen en la tienda”, lamenta mientras confiesa la tristeza que sintió cuando constataron que era imposible celebrar la boda. “Me pasé un día entero llorando. Llevábamos desde octubre invirtiendo todo nuestro tiempo extra, todo nuestros ahorros y todo nuestro cariño en los preparativos”, explica.
Una vez confirmada la anulación del enlace, lo siguiente fue empezar el 'desmontaje' del que se suponía que iba a ser un día inolvidable para ellos. “Nos apresuramos a avisar a todos nuestros familiares y amigos, especialmente a algunos que viven fuera de España, para que intentaran anular los billetes de avión y cancelaran sus reservas en hoteles”. “También teníamos pagado el viaje de novios”, siguen contando por teléfono. Se iban a Sri Lanka, la paradisíaca isla del golfo de Bengala y uno de los destinos turísticos más demandados en 2019, pero el seguro de la compañía aérea, según explican, no contempla una pandemia en sus cláusulas como motivo para devolverte el importe de los billetes. De todas formas, están intentando negociar formulas para no perderlos y poder utilizarlos más adelante.
Por si fuera poco, un poco antes de comenzar el confinamiento, Luis se puso malo después de haber ido a su propia despedida de soltero. “Empezó a sentirse mal y tenía bastante fiebre. Fuimos a urgencias para descartar una neumonía. Nos mandaron a casa y pese a que llamamos después porque llegó a tener la fiebre muy alta, nos dijeron que no le podían hacer el test y le recetaron paracetamol y permanecer en casa 14 días aislado. Al poco, también Isabel empezó a encontrarse mal. Pero por fortuna los dos fueron mejorando. Ambos están convencidos de que han pasado el coronavirus dados los síntomas y algunas secuelas que se les han quedado: ”No tenemos ni olfato ni gusto, pero ese es el menor de nuestros males“.
Isabel reconoce ahora que su boda ha pasado a segundo plano después de ver a tanta gente sufriendo y cómo están muriendo con coronavirus miles de personas, una tragedia que también les ha tocado vivir de cerca. “Nuestra única preocupación es que toda la familia esté bien y no nos falte nadie. Nuestra boda no es tan importante”, afirma con la voz quebrada.
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