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El fin del embargo a Cuba sacará su ciencia a la luz

La ciencia cubana se abre al mundo

Teguayco Pinto

La comunidad científica internacional sigue con especial atención el nuevo escenario de diálogo entre Cuba y EEUU, un proceso que puede ayudar a normalizar las relaciones entre los científicos cubanos y los del resto del mundo, y que contribuirá a una mayor visibilidad de la ciencia que se desarrolla en la isla.

Cuba ha tenido relaciones con instituciones científicas de diversas partes del mundo desde el siglo XIX. Sin embargo, desde 1960 estos vínculos se han mantenido bajo la sombra del embargo internacional impuesto por EEUU y tanto los investigadores cubanos como los estadounidenses se han encontrado con diversas limitaciones por parte de sus respectivos gobiernos cuando intentaban establecer relaciones de colaboración.

El pasado año, en una carta abierta publicada en la revista Science, la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés), una de las organizaciones científicas más importantes del mundo, pidió al gobierno de Barack Obama que facilitara la concesión de los permisos para viajar a la isla.

En la actualidad, los investigadores del sector público no tienen permitido viajar a Cuba, mientras que los del sector privado solo pueden hacerlo mediante una autorización del Departamento del Tesoro. En los últimos meses se ha observado cierta relajación en la concesión de permisos y han sido varias las delegaciones científicas que han podido viajar a la isla y cerrar acuerdos de colaboración con instituciones cubanas.

Entre ellos cabe destacar el acuerdo alcanzado con el Roswell Park Cancer Institute, uno de los centros de investigaciones sobre el cáncer más importantes de EEUU. El acuerdo permitirá a este centro analizar una vacuna terapéutica contra el cáncer de pulmón, la CimaVax, que ha sido desarrollada en el Centro de Inmunología Molecular de La Habana.

Desde Cuba también se han dado pasos para facilitar las relaciones entre los científicos de ambos países, como la relajación de las medidas de control sobre los investigadores que se encuentran trabajando fuera de la isla. Uno de los grandes problemas a los que se ha enfrentado Cuba a lo largo de las últimas décadas ha sido el de evitar la fuga de talento de la isla. Según Víctor De la Torre, investigador cubano residente en España, el gobierno cubano ha hecho todo lo posible por retener el talento científico, pero considera que ha errado en la forma de conseguirlo. “En lugar de motivar a los investigadores para que saliéramos y nos siguiéramos formando, la opción del gobierno cubano fue prohibir y limitar los viajes”.

Sin embargo, “la situación ha cambiado mucho en los últimos años y ahora somos muchos los investigadores cubanos que estamos por toda Europa”, asegura de la Torre, coordinador general del Instituto Nacional de Bionformática, perteneciente al Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas.

En medio de este clima aperturista, Sergio Jorge Pastrana, presidente de la Academia de Ciencias de Cuba, ha conseguido durante los últimos años cerrar varios acuerdos de colaboración con la AAAS y con otras instituciones científicas de EEUU. Según ha declarado Pastrana a eldiario.es, el actual escenario es una “buena oportunidad” para reforzar alianzas científicas, tras una época en la que las políticas surgidas del bloqueo han estado “dirigidas a ahogar cualquier iniciativa de colaboración científica entre ambos países”.

Escasas publicaciones en revistas científicas

Además de las complicaciones generadas por el bloqueo, como el acceso a maquinaria y material de laboratorio o las dificultades de conexión a internet, la otra pata sobre la que se sustenta el relativo aislamiento de los científicos cubanos está en el campo de las publicaciones científicas. Los resultados que ofrece la base de datos Web of Science, una de las mayores del mundo, no dejan lugar a dudas sobre la situación de la isla. Cuba no alcanza los 3.000 artículos publicados en 2014, lejos de los más de 10.000 publicados en Colombia, los más de 30.000 de México o los 114.000 de España.

Esto datos no concuerdan con el potencial científico del país, uno de los países científicamente más punteros de América Latina, y tienen mucho que ver con la particular política científica de la isla. Con un enfoque eminentemente práctico, los proyectos científicos cubanos están orientados fundamentalmente a la mejora de las condiciones de vida de la población o al desarrollo de tecnologías de carácter estratégico para el país. Según Pastrana, la mayor parte de los resultados científicos han sido “colaterales” a investigaciones que tienen intereses sociales o productivos y es por eso “que hay más patentes y productos en proporción a los trabajos publicados en revistas de alto impacto”.

Es precisamente este valor estratégico de la ciencia cubana lo que a juicio de Víctor de la Torre provoca cierta falta de aperturismo. “La ciencia en Cuba tiene un valor estratégico muy importante, eso ha hecho que se haya mantenido un férreo control sobre ella y que se haya evitado en ocasiones publicar ciertos resultados”. Sin embargo, de la Torre recuerda que muchas de las revistas científicas de mayor impacto tienen su sede en EEUU y “esto no ha facilitado que los investigadores cubanos puedan publicar en ellas tanto como investigadores de otros países”.

Escepticismo entre la comunidad científica cubana

Pero pese a los decididos pasos que ambos gobiernos han dado para llegar a acuerdos, la situación está aún lejos de resolverse. Pastrana recuerda que la decisión de eliminar el bloqueo no depende de Obama sino del Congreso de EEUU, cuyas dos cámaras se encuentran actualmente dominadas por el partido republicano, siempre reacio a iniciar procesos de dialogo con el gobierno cubano. Pastrana cree que se debería aprovechar esta “breve ventana de atención” para resolver un problema cuya solución “lleva más de 50 años de retraso”. Sin embargo, teme que los sectores conservadores ignoren “el valor del proceso de normalización” y que terminen “convirtiéndolo en un tema de debate para la próxima campaña electoral”.

Este clima de escepticismo también está presente en la comunidad cubana fuera de la isla. Para de la Torre el acercamiento es “tremendamente positivo”, pero teme que esto pueda “quedar en nada” dada la mayoría conservadora del Congreso. En cualquier caso Pastrana se muestra también optimista y confía en la capacidad de lo científicos de “ver más allá de la animadversión de algunos políticos y de encontrar formas de avanzar de manera constructiva hacia una relación que pueda resultar beneficiosa para todos”.

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