El origen del desbarajuste en los datos de Sanidad sobre la epidemia: ya no se mide la evolución día a día sino por semanas
El último requiebro estadístico de la COVID-19 en España fue más bien un estallido. Sanidad llevaba semanas advirtiendo que en la fase de desescalada habría que mirar datos diferentes a los del inicio de la epidemia, pero cuando este lunes el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, presentó los datos en la rueda de prensa, la polémica saltó a las redes y el desconcierto a las casas en las que cada día se sigue la evolución de nuevos casos: cifras incomprensibles, que cambiaban respecto al día anterior y miles de fallecimientos que de repente desaparecían de la serie.
Simón ensayó un intento de explicación y una razón para el cambio: el nuevo sistema permite trasladar “una imagen más real” de la epidemia. Sin embargo, el desbarajuste era difícil de justificar y los datos de nuevos casos y víctimas resultaban prácticamente incomprensibles. “Para interpretar” los nuevos balances “es necesario entender la diferencia entre la fecha de notificación, de inicio de síntomas y de diagnóstico”, lanzó Simón. Y apostilló que estas nuevas cifras “nos permiten saber lo que está pasando ahora”.
En resumen, lo que mirábamos hasta ahora ya no vale. En los balances ya no hay un número de “nuevos” casos fallecidos u hospitalizados, sino que se da la información correspondiente a la última semana o los últimos 14 días. No podremos medir la evolución día a día, excepto en los casos confirmados, que sí se dan diariamente; en concreto, el número de personas diagnosticadas el “día previo” y que este martes fueron 194 nuevos. Sanidad defiende que la serie de los últimos siete días “es más estable y mucho más fiable que el dato día a día”.
Esto es porque los casos se consignan en la fecha que les corresponde –el día que comenzaron los síntomas, el día que la PCR dio positiva, el día del ingreso hospitalario o el día del fallecimiento– y no en la fecha en que se reportan a Sanidad. Es decir, cada columna de datos del balance ya no son “notificaciones”, que podían incluir casos ocurridos hace tiempo pero comunicados ahora, sino que son los casos que efectivamente han sido confirmados, hospitalizados, ingresados en UCI o fallecidos en los últimos siete días. Y los desajustes provienen del tránsito hacia este nuevo sistema. Por eso, de acuerdo con la eficiencia y la celeridad de las autonomías para trasladar esa información, las cifras de las últimas jornadas pueden ir ajustándose. Así, tendremos datos acumulados semanalmente: de lunes a lunes, de martes a martes, etc. Es decir, el martes se dejan atrás los datos del lunes anterior y se suman los de ese día para completar el dato semanal.
Joan Ramón Villalbí, expresidente y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) considera que el mecanismo de notificación actual ofrece “una foto más real de lo que está pasando” para “poder estar muy seguros de que estamos viendo los posibles impactos negativos de la desescalada a tiempo”. Es decir, es más factible identificar posibles brotes y cortar las cadenas de transmisión si los datos se corresponden al momento real en el que los casos iniciaron síntomas o fueron diagnosticados y no a cuando fueron notificados. Sin embargo, el sistema “implica una carga de trabajo enorme para el momento caliente de la epidemia y a medida que hay menos casos se puede estar más al día”.
La orden del 12 de mayo y SiViES
Los cambios en el balance de datos que publica Sanidad cada día se basan en una orden publicada en el BOE el 12 de mayo, que modificó la forma en que las comunidades le trasladan sus números al Ministerio de Sanidad. Hasta entonces, lo hacían de forma agregada; un número total de casos que se enviaban al Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. De ahí se restaba el total anterior y se obtenía una cifra diaria. Sin embargo, eran notificaciones, es decir, había casos de fallecimientos o contagios, por ejemplo, que podían haber ocurrido hace tiempo pero que se comunicaban en ese momento.
A partir de la entrada en vigor de una nueva estrategia de vigilancia y detección precoz, la comunicación debía pasar a ser individualizada y diaria. Las autonomías deben reportar cada caso e incluir información muy detallada de cada uno de ellos. Ahora los informes de Sanidad han empezado a beber de la plataforma informática SiViES (Sistema para la Vigilancia en España), que gestiona el Centro Nacional de Epidemiología. Por cada caso, las comunidades tienen que rellenar una encuesta con información clínico-epidemiológica: sexo, edad, qué síntomas tiene o las fechas de inicio de éstos, la notificación, el diagnóstico confirmado, o en su caso, la hospitalización, ingreso en UCI o defunción.
Esto permite, de acuerdo con los especialistas del ministerio, dar una información más precisa sobre la evolución de la COVID-19. Una información, explican, que hasta ahora no era posible dar porque las comunidades no tenían forma de hacerlo en el momento más álgido de la pandemia.
El desajuste seguirá
Hasta ahora, las CCAA iban progresivamente incorporando los datos y la información a este sistema, pero no al día debido al volumen de trabajo que supone. Es en esta “transición” de sistemas en la que están inmersas y lo que, según Sanidad, está motivando los desajustes entre cifras, que “podrán persistir aún varios días”. Es decir, explican fuentes del ministerio, deberá llegar un momento en el que las comunidades ya hayan metido todos los casos, pero ahora “hay retrasos”.
Este no es el único motivo del baile de cifras. Simón explicó que también se está haciendo “una validación de los datos” que implica eliminar “duplicidades” o sacar de la lista casos que se habían notificado como confirmados, pero a los que en realidad no se les había hecho PCR. También hay “cientos de casos” de fallecimientos que inicialmente se habían notificado sin fecha y que están a la espera de ser ubicados “a lo largo de la epidemia”. De ahí, que la cifra total de fallecidos, contagiados u hospitalizaciones del lunes o el martes respecto al domingo fuera inferior. De hecho, el desajuste de decesos del lunes era de 2000 casos y el del martes ya inferior porque se añadieron 283 que pudieron ser colocados en su fecha correcta o han sido incluidos al sistema por las comunidades.
“Sabemos hasta que dentro de una semana o dos no vamos a tener una buena serie, pero todo se irá acomodando”, afirman fuentes de Sanidad, que señalan que todos los datos anteriores desde el principio de la epidemia se irán revisando y consolidando.
Un cambio que puede generar desconfianza
El cambio dificulta la comparación diaria que se venía haciendo hasta ahora, pero Villalbí apunta a que “lo importante no es centrarse en si ha subido diez un día o no” sino en “observar tendencias”. Lo mismo opina Salvador Macip, genetista y médico investigador de la Universidad de Leicester (Inglaterra) y de la UOC: “Poner el foco en un periodo más largo es más interesante. Los cambios día a día son poco relevantes y las variaciones de semana a semana son más informativas”. Para este experto, no obstante, la nueva implementación “ha llegado un poco tarde” porque “no ha habido unas normas claras desde el principio, pero ni en España en ningún otro sitio”. Villalbí también considera que los reajustes “son relativamente normales” y “ocurren en todos los países, que de pronto baja un día mucho o se dispara mucho”, explica.
Aún así, coinciden los especialistas, este tipo de modificaciones “tienen el riesgo de generar desconfianza”; de ahí la importancia de que haya una explicación pública y detallada por parte de Sanidad que no ha ocurrido.
“Nos costó tomar la decisión porque sabíamos que el cambio iba a ser difícil de entender”, reconocen fuentes de Sanidad. Pero subrayan que esta forma de contar es mucho más fiable que el dato del día a día, de modo que se inclinaron por dar el “salto mortal” del lunes. “¿Qué podíamos hacer? ¿Arrastrar una mala manera de contar, pero que era la única posible en su momento, cuando podemos dar una serie buena?”, insisten. El desafío es que esta forma de ver la evolución resulte comprensible para los ciudadanos.
“Uno de los puntos débiles de muchos países en la gestión de la pandemia ha sido la comunicación y en España ha habido deficiencias en este sentido”, señala Salvador Macip. Para el investigador es “muy importante” explicar “muy bien qué se está haciendo y cómo, ser claros y transparentes” porque “no puede dar la impresión de que estamos manipulando”. Al final, “si no lo cuentas, generas desconfianza y eso es lo último que necesitamos porque la única manera de parar la pandemia es mediante la colaboración de la población, siempre que entienda lo que tiene que hacer”.
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