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Sobre este blog

¿Tiene el mundo razones para temer la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca? La opinión generalizada es que sí. Este blog colectivo de eldiario.es vigilará de cerca al nuevo presidente norteamericano y si es preciso hará la autopsia de lo que quede de Estados Unidos.

Los mandamientos de Roger Stone, el asesor más loco de Donald Trump

El asesor político Roger Stone durante el documental

Mario Escribano

Cuando sabes de él por primera vez, solo puedes pensar una cosa. ¿Cómo no he conocido a este tipo antes? Se trata de Roger Stone, uno de los asesores políticos más controvertidos en Estados Unidos en las últimas décadas. Entre sus destacados clientes, Ronald Reagan, Richard Nixon -cuyo retrato lleva tatuado en el torso- y, por supuesto, Donald Trump.

El actual presidente de EEUU ha mantenido una estrecha relación con este consultor desde principios de los años 80. Los presentó el abogado Roy Cohn, íntimo colaborador de Joseph McCarthy durante la caza de brujas de mediados del siglo pasado.

Con un estilo extravagante, tanto en estética como discurso, Roger Stone ha sido una de las figuras clave para crear al Donald Trump que ha colapsado redacciones con sus titulares. Así lo muestra el documental Get Me Roger Stone (Pásame con Roger Stone), dirigido por Dylan Bank, Daniel DiMauro y Morgan Pehme, y distribuido por Netflix.

En la cinta, centrada en la campaña electoral de 2016, se suceden las entrevistas con el asesor, acompañadas de testimonios de personalidades de su entorno. Trump también aparece.

Autodefinido como “agente provocador”, Roger Stone es de esos personajes que causan admiración y rechazo de forma paralela. Admiración por una inteligencia política al alcance de pocos; rechazo por cómo la usa, pero también por su actitud e historial político. Cuentan que, en una ocasión, su madre llegó a decirle: “Tú no eres católico. Tu religión es el Partido Republicano y tu Dios, Nixon”.

Stone no se corta. En un acto a pie de calle con los partidarios de Trump, pide a todos los presentes que griten con él “que la encierren”. En efecto, se refería a Hilary Clinton, de quien acababa de decir que “robaría a un muerto”. De ego tampoco va mal: también les dice que firmará su libro a aquellos que sean lo “suficientemente listos para comprarlo”. “Esta política tan agresiva es necesaria para que se fijen en ti”, explica.

El caso es que el documental ofrece lo que él mismo llama Stone's rules (las reglas de Stone), que suponen todo un manual de comunicación y estrategia política que Trump parece haber utilizado como brújula para llegar a la Casa Blanca.

Por cierto, para aquellos que se irriten con lo dicho en el documental, Stone tiene un mensaje: “Me deleito en vuestro odio. Si yo no fuera eficaz, no me odiaríais”. En fin, repasemos algunas de las reglas de Stone.

“Es mejor que te conozcan por malo a que no te conozcan”

Todos pensaron que era imposible que, ya entrado el siglo XXI, un tipo como Trump pudiera llegar a ser presidente de EEUU. De hecho, los propios demócratas se alegraron de que fuera el candidato de la oposición: parecía fácil ganar a un ultra.

Tucker Carlson, presentador en la conservadora Fox News, explica cómo Stone vio en el magnate lo que muchos expertos y periodistas daban por imposible: “Mientras los demás veíamos a Trump como una persona sumamente vulgar y maleducada, Roger dijo: caerá bien al electorado”. “Roger entiende la democracia de una forma que pocos periodistas entienden: la democracia es el proceso de gustar a la mayoría”, añade.

No deja de impresionar cómo un analista que desprecia a grandes capas populares las entienda a su vez tan bien. “Tenía aspecto presidencial”, dice sobre Trump, e interpela a su interlocutor. “¿Cree que los votantes no sofisticados diferencian entre política y espectáculo? La política es el espectáculo de los feos”.

“Lo único peor que estar equivocado es ser aburrido”

Trump, desde luego, prefiere estar equivocado (o, más bien, equivocar al resto): en sus primeros 497 días como presidente Trump hizo 3.251 afirmaciones falsas o engañosas. El presidente de EEUU lleva meses azuzando una guerra comercial que, por ahora, parece más bien un intento por acaparar espacio mediático que por desarrollar las políticas y medidas anunciadas.

En la que probablemente sea la anécdota más ilustrativa de todo el documental, Stone cuenta que, aún en el colegio, hizo un experimento de manipulación política durante la campaña de las elecciones de 1960, en las que se enfrentaron Nixon y Kennedy.

El centro educativo organizó un simulacro de votación y a Stone, que tendría 7 u 8 años, se le ocurrió decir a todos sus compañeros que el candidato republicano había propuesto la ampliación del horario lectivo a los sábados (sus padres apoyaban al demócrata). En efecto, Kennedy arrasó en esta prueba.

“Por primera vez en mi vida, entendí el poder de la desinformación. Creo que no he vuelto a ponerlo en práctica”, concluye la historia con un tono que bordea el sarcasmo. En tiempos de las popularizadas como 'fake news', la analogía es evidente.

El prólogo de Stone fue verse involucrado en el Watergate cuando solo tenía 19 años (su primera convención republicana fue con 12). Era el más joven del juicio, cuenta orgulloso: “Mis padres me llamaron por teléfono totalmente horrorizados. A mí me pareció genial”. Era el inicio de su estrellato.

“Para ganar hay que hacer lo que sea”

Si la idea básica del maquiavelismo político fue 'el fin justifica los medios', la de Stone no se preocupa ni por la justificación: hay que ganar a toda costa. “Hago lo que sea necesario para ganar mientras no infrinja la ley”, dice Stone, aunque lo cierto es que suele maniobrar más bien en los límites.

Lógicamente, las críticas le dan igual mientras coseche éxitos. Sus adversarios suelen decir de él que es un “sucio embaucador”... Y él lo acepta: “Ya me han encasillado. Será el primer párrafo de mi obituario en The New York Times. No voy a ir contra la corriente”. “Le encanta el juego. Se divierte y se le da fenomenal”, ríe Trump, a quien animó a presentarse a la presidencia de EEUU prácticamente desde que se conocieron.

Otra de sus normas –'Lo que es de dominio público es criticable'– trabaja en esa línea. También se le volvió en su contra. En 1996 tuvo que alejarse de la primera línea después de que The National Enquirer sacara a la luz algunos anuncios que Stone y su esposa habían publicado para buscar intercambios de pareja.

Evidentemente, aplicó otra de las Stone's rules –'Reinvéntate'– y apenas tardó en volver a la palestra, aunque la campaña de Trump fue lo que supuso su gran reaparición como figura pública. Trump también tomó esta idea: ya amagó con una candidatura bajo el Partido de la Reforma en el año 2000.

“El odio motiva más que el amor”

Parece el lema de Trump, cuyo discurso se ha cebado especialmente con los inmigrantes, pero también con las mujeres. De hecho, este punto fue lo que provocó que Stone abandonara la campaña, según dicen algunos analistas, porque no soportó las declaraciones del republicano sobre la periodista Megyn Kelly, aunque Trump dijo que fue él quien lo despidió porque “le gustaba darse publicidad”.

El asesor explicó que el candidato no quería que hablara con periodistas, algo por lo que no quería pasar. “Es mi gran activo”, justificó, aunque lo siguió (y sigue) promocionando siempre que puede, que es bastante.

Otro de los objetos directos de las críticas del entonces candidato republicano era el establishment político y mediático, algo sorprendente en un multimillonario. Pero más sorprendente aún que lo defienda Stone, uno de los precursores de los lobbies en la política estadounidense. “El sistema político es una cloaca”, dice el protagonista de la película que, obviamente, reconoce saber “de qué va”.

Stone basa su forma de actuar en su entorno: “Suelo esperar lo peor de la gente porque entiendo la naturaleza humana. La naturaleza humana no ha cambiado”.

“Nada es de fiar”

El primero, Roger Stone: “Aunque Trump pierda, yo gano, porque la marca Stone ha sido el foco de atención y mi marca política por fin empieza a conocerse”.

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