Aurora Aguilar, responsable de Enfermería en Liébana y Peñarrubia: “En el ámbito rural es todo más fácil”
La enfermera Aurora Aguilar Cánovas es el ejemplo de la necesidad y la importancia que tiene la sanidad pública en el mundo rural, donde se lleva a cabo un “estrecho seguimiento” y “es todo más fácil”. Y es que la humanización del personal sanitario con sus pacientes, con sus vecinos del pueblo, traspasa todas las competencias que les corresponden a estos profesionales sanitarios. Su labor, que se hizo aún más patente si cabe durante la pandemia, ha llevado al Ministerio a condecorar a la responsable de Enfermería en Liébana y Peñarrubia con la Cruz Sencilla de la Orden Civil de Sanidad.
Nieta de emigrantes españoles, Aurora nació y creció en Larache, Marruecos, en 1957. Con una clara vocación desde niña, estudió Enfermería en Tánger, donde vivió una “bonita y muy especial” experiencia en la que, por contra, vio “muchísima pobreza”. Tras casarse con un asturiano muy vinculado a Cantabria, la enfermera realizó una larga interinidad en Llanes (Asturias) hasta sacar plaza en 2009 en el área de Peñarrubia-Tresviso, perteneciente a la Zona Básica de Salud de Liébana.
Horror. Miedo. Dudas. Pánico. La lejanía del destino que le había tocado y, sobre todo, la gran preocupación de su familia por el largo tiempo que debería pasar Aurora cada día en la carretera –especialmente al tener que atravesar parte del desfiladero de La Hermida–, generaron en la sanitaria emociones muy alejadas de las que siente alguien que acaba de obtener una plaza por oposición.
Sin duda, llegaba una época de cambios. Así, el primer objetivo de Aurora como enfermera en la comarca lebaniega fue ganarse la confianza de todos sus pacientes y facilitarles la accesibilidad a los servicios sanitarios. Cuando tuvo la oportunidad de cambiar su lugar de trabajo, ya era tarde: “Yo ya estaba muy enganchada, porque Liébana engancha, y estoy aquí encantada”, reconoce.
No obstante, lo que realmente motivó a Aurora para quedarse en Peñarrubia fue la cercanía con el paciente. En una época en la que las zonas rurales están cada vez más despobladas y, por tanto, los servicios públicos cada vez son más escasos, en algunos casos llegando incluso a ser inexistentes, la enfermera tiene claro las singularidades tan positivas que posee el desarrollo de su trabajo en este ámbito.
“El trabajo de la enfermería en el mundo rural es muy bonito. En los sitios grandes es más impersonal, no te da tiempo a conocer a la gente, pero en los pueblos son tu familia. Te conoces a todos, sus vidas, sus vivencias…”, destaca la enfermera en declaraciones a este periódico. “En el ámbito rural es todo más fácil”, asevera con rotundidad.
Poco tiempo después de asumir el cargo como responsable de Enfermería de la Zona Básica de Salud de Liébana, tuvo que enfrentarse a su mayor reto profesional: una pandemia. La enfermera se convirtió en el “nexo de unión entre el hospital, la gerencia, los pacientes y los alcaldes”. Tuvo que buscar soluciones para los vecinos, una tarea nada fácil teniendo en cuenta la gran dispersión poblacional y la complejidad geográfica de la zona, una de las comarcas más extensas y menos pobladas de Cantabria.
Ante esta titánica labor, a la que Aurora describe como “lucha diaria”, la coordinadora de Enfermería en la comarca no se olvida de su equipo, “mis chicas”, de las que destaca el “trabajo, la voluntad y el compañerismo”. “Todas unidas y sin decaer ni un solo momento. Sin ellas no hubiera sido posible”, pone en valor. Asimismo, la enfermera recuerda a todos y cada uno de los profesionales sanitarios que han contribuido a superar los momentos más duros de la pandemia, desde fisioterapeutas a facultativos y desde los técnicos a los compañeros del Servicio de Urgencias de Atención Primaria, por los que no disimula su admiración.
“Qué suerte la nuestra, de todos, de haber nacido en un Estado de Bienestar y de tener una Sanidad como la que tenemos, en la que creo firmemente y la que todos tenemos que cuidar”, sentencia.
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