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Sobre este blog

UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

Hijos de la guerra siria: “¿De qué infancia estás hablando? No hemos tenido nunca una infancia normal”

Siria
Abdul en su hogar

La guerra en Siria llega a su duodécimo año, un conflicto que se ha llevado miles de vidas por delante y la infancia de incontables niños y niñas que no saben lo que es vivir sin conflicto. Los brillantes colores que representan esta etapa vital se tornan en grises y negros carentes de sentido para la inocencia de quienes les ha tocado vivir bajo las bombas.  

La lucha entre la oposición y las fuerzas del régimen de Assad llevan perpetuándose doce años. Todas las ciudades y residentes, incluidos los 438.000 refugiados y refugiadas de Palestina que se estima viven en el país, han sido sometidos a bombardeos, desplazamientos forzados, detenciones arbitrarias y desapariciones. 

Los nueve campamentos de refugiados y refugiadas de Palestina se distribuyen en todas las regiones del país, el más grande se encuentra en Damasco bajo el nombre de campamento de Yarmuk. Cuando estalló la guerra, los residentes de la zona sufrieron el asedio, hambre, arrestos de mujeres y niños, y fuertes bombardeos. Los niños y niñas de la región también fueron testigos de escenas muy violentas, más de lo que cualquiera podría o debería soportar.  

Ante una situación constante de ataques, muertes, sonidos de bombas y miedo, los menores se han acostumbrado a convivir con el horror. Sin embargo, la capacidad de absorción que han desarrollado para sobrevivir no les hace inmunes a las severas patologías psicológicas. 

“¿De qué infancia estás hablando? No hemos tenido nunca una infancia normal. Hemos vivido la infancia con la que soñábamos a través de vídeos, con las pantallas”, afirma Abdul Kareem Al-Ahmad, niño refugiado de Palestina nacido en el campamento de Yarmouk. 

Abdul llegó al mundo en 2011, justo el mismo año que comenzó la guerra. Ya de recién nacido vivió el asedio con su madre, una situación extrema de estrés, miedo, hambre e incertidumbre que provocó la interrupción de producción de leche materna. Alimentarse con leche en biberón tampoco era una opción, la escasez alcanzó unos niveles nunca vistos.  

El pequeño desarrolló úlceras gástricas al mes de vida, patología que solo empeoró mientras se refugiaba en sótanos bajo tierra, junto a su madre, para evitar el impacto de las bombas. 

En 2018, ambos fueron desplazados forzosamente al norte de Siria, lejos de su hogar, de sus amigos y de todo lo que conocía. Abdul no pudo disfrutar de los parques llenos de diversión y felicidad con los que cualquier niño o niña sueña cuando empieza a tomar conciencia.  

Cuando llegó al norte, las tiendas de lona se convirtieron en su nuevo hogar, una zona árida desprovista de los servicios básicos para cubrir sus necesidades vitales como ser humano.  

A Abdul le obligaron a saltarse la infancia. Tiene 12 años, pero su mirada y sus expresiones faciales no dicen lo mismo. El sufrimiento y el tormento le han hecho crecer demasiado pronto.   

“Somos refugiados palestinos, nuestros antepasados ​​fueron expulsados por Israel y el término ‘refugiados’ ahora va unido a nuestro nombre. Ahora en Siria, nos hemos convertido en personas doblemente refugiadas y desplazadas”, declara Abdul. Actualmente el 40% de las personas refugiadas de Palestina en Siria siguen desplazadas y el 57% tienen un consumo de alimentos deficiente. 

Los recientes terremotos en Turquía y Siria le hicieron temer lo peor. El estruendo del primer gran seísmo, que tuvo lugar a principios de febrero, le hizo pensar que los bombardeos habían regresado. De nuevo presenció el sufrimiento de las víctimas y la destrucción. Tan solo un año después de abandonar las tiendas de lonas y conseguir una vivienda con paredes y techos, su casa se agrietó y destrozó con el derrumbe de las piedras. 

Lamentablemente, Abdul, y el resto de los refugiados de Palestina en Siria, han aprendido a convivir con el miedo, que no les abandona nunca.  

Abdul tiene la esperanza de conocer cómo son los días felices, para compensar una pequeña parte del sufrimiento de su infancia. Su única preocupación es que sus seres queridos permanezcan a salvo de cualquier daño y que pueda completar su educación para poder mantener a su familia, que ahora mismo no cuenta con un hogar seguro. “Buscamos un rayo de esperanza para reconstruir nuestros sueños muertos, para que cobren vida”. 

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UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

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