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Vídeo: Cuatro mujeres acampan indefinidamente en Caixabank para renegociar sus hipotecas

Acampada Caixabank

Javier Ramajo

Toñi, Clara, María Jesús y Concha no pueden asumir los compromisos hipotecarios que adquirieron en su día con CaixaBank. Ellos “se niegan a negociar”. Ellas, desesperadas, han decidido pernoctar en su casa, la de ellos, en la sede central del banco en Sevilla, en la Plaza Villasís. Sus historias son las de miles de familias españolas con el agua al cuello por sus viviendas. Han pasado su primera noche al raso. Mientras se desperezan, reparten un papel a los viandantes: 'La banca ingresa el doble en 2013'.

Respaldadas por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en Sevilla, han tenido que tomar esta postura ante la negativa a negociar las condiciones de las hipotecas que firmaron hace ya unos años. Corren el riesgo de quedarse en la calle. Precisamente donde ahora han puesto sus esperanzas, en sacos de dormir. Son casos “bastante sangrantes”, señala un portavoz de la PAH. Caixabank no está aplicando el Código de Buenas Prácticas al que está adherido, apunta una de las afectadas. “Están comprobando los expedientes; nos han preguntado nuestros apellidos”, comentan esperanzados.

Un portavoz de Caixabank señala al respecto que en ningún caso se dejará “a nadie en la calle” y que la entidad “negocia en todo momento posibles soluciones”, aunque admite que ciertos casos, de alguna forma, están “atascados”. Detalla que se están negociando “aproximadamente medio centenar de casos en Sevilla” y que “doce se han solucionado”. “Donde hay un problema, buscamos una solución”, apunta.

Vive con su hija de 14 años. Toñi no tiene trabajo ni ingresos. “Vive de Cáritas”, señala su compañera de acampada. Cuenta que tiene dos hipotecas con CaixaBank, una de un piso ya pagado en Mairena del Aljarafe y otra de un chalet en Espartinas. “Las cosas empezaron a venir mal, y ahora me quitan las dos viviendas; tienen la sartén por el mango”. En 2009, para pagar su deuda, ofreció al banco la casa de Espartinas pero “no lo quisieron”. Un año después le obligaron a hipotecar la de Mairena. Su caso está ya en proceso judicial. “Caixabank no le acepta la dación en pago del chalet”, lamenta.

María Jesús montó un bar en 2006. Fue pagando el local hasta que pudo y liquidó la hipoteca de su vivienda. Actualmente percibe 425 euros de ayuda familiar. También vive con su hija, algo mayor, de 21 años. “Caixabank se lleva todo: la plusvalía, los impuestos”. Pide la dacion en pago de su local pero la entidad se la ha negado. “Nos nos iremos hasta que nos den una solución”, aunque no se muestra muy optimista porque Caixabank, asegura, “no negocia”.

No es la primera vez que la sede territorial de Caixabnk en Sevilla es centro de movilizaciones de estas características. Hace casi un año, pedían alcanzar acuerdos que permitieran la solución efectiva de los problemas de una treintena de familias a consecuencia del impago de las hipotecas de sus viviendas habituales.

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