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Culto al vegetal: ruta por tiendas y restaurantes 'eco' de Sevilla

Veganos, ovolácteos vegetarianos, ecológicos. La revolución verde.

Luis Serrano

Si usted es por naturaleza de buen beber y mejor comer, seguro que estas gentes le parecerán, a priori, un poco “raritas”. Pero si tiene la fortuna de charlar con Anabel Reyes, que regenta desde 2005 Veganitessen, un restaurante vegano en el mercado del Arenal de Sevilla, puede que sus prejuicios empiecen a tambalearse. “Seguro que conoces a más de uno ”rarito“ que come de todo...”. Magnífico cicerón para preguntarle qué es esto del veganismo:

“Es una filosofía de vida en la que consideramos no tener ningún derecho sobre el resto de los animales. A partir de aquí, y por no enrollarme demasiado, ya te imaginas: no comemos animales (carne, pescado marisco...) ni derivados de ellos (huevo, leche y tampoco miel); tampoco usamos ropa, cosméticos u otros productos de procedencia animal. Somos defensores de los animales”.

Aunque el movimiento vegano viene de muy lejos es ahora cuando vemos una clara proliferación de esta cultura, al menos en España. Sugen bares y restaurantes, tiendas veganas y pastelerías al frente de una auténtica revolución verde que, junto con el vegeterianismo, cuenta cada día con más adeptos.

Anabel relata que llevaba un tiempo dándole vueltas al tema vegano. “Lo que me decidió fue ver un cerdo abierto en canal en una matanza en mi pueblo. Ese día cambió todo”. Ahora regenta el Veganitessen, que cosecha un gran éxito desde su apertura en 2009. Tiene una repostería fantástica con todo tipo de duces, palmeras de chocolate, cupcakes y una tarta Red velvet de muerte. Para elaborar todos estos platos, los veganos encuentran todos sus ingredientes entre los vegetales: nata de soja, seitán, gluten de trigo... Con ellos preparan todo tipo de platos creativos. Pero como reza el eslogan de Veganitessen, no sólo hacen repostería y sorprenden a sus clientes con una American burguer o un filete con moho picón.

Anabel es encantadora y cautiva con una sonrisa, desde el primer instante, a quienes visitan su negocio. Vamos, que de rarita nada de nada... “Me gusta disfrutar de todo en la vida como a ti me imagino, quiero un mundo mejor, no creo que eso sea un crimen y no obligamos a nadie a cambiar sus hábitos... Eso no lo puede decir todo el mundo, ¿no?”.

Una idea equivocada de muchas personas es que al veganismo y al ovolácteo vegetarianismo se llega buscando una alimentación más sana. Hay que decir que cualquier dieta sana lo es aunque incluya carne, pescado o cualquier variante. Para entender este concepto, es posible visitar a Pepe Gómez, que regenta, junto a su mujer Rosario Chávez, el centro Gaia. Allí se organizan diversas actividades, además de ser una tienda y un restaurante vegano y ovolácteo vegetariano. “Cuando alguien quiere comenzar en este campo debe tener la ayuda de un nutricionista. Un no puede dejar simplemente de comer carne y pescado sin más. La dieta debe contener todos los elementos saludables entre ellos las proteínas”.

Otros piensan que comiendo sólo verdura se adelgaza. A esto respondió una vez el gran Carlos Arguiñano: “Pues ahí tienes la vacas”.

En su tienda de la calle Luis de Vargas, 4, Pepe tiene todos los productos inimaginables ecológicos cien por cien. Miel, verduras, aceites, cervezas, incluso un refresco de cola. También ropa, cosméticos y productos de limpieza. En la sección vegana encontramos: gambas, salchichas y quesos, entre una variedad enorme de productos.

“Aunque muchos veganos y vegetarianos no lo son, para mí esta elección de vida está íntimamente unida al tema ecológico”, comenta Pepe. “A esto se llega por que crees en un mundo más justo y sostenible, de ahí que sea fundamental el usar productos ecológicos. A diferencia de los veganos, nosotros sí usamos productos derivados de animales como huevos, leche, todos sus derivados o miel.”

Con un campo tan limitado, ¿que hacen para salir a con los amigos?. “Pues salir. Cada vez la oferta es mayor y hay más bares y restaurantes como Gaia que ofrecen en su carta tapas vegetarianas y veganas. Y si no, siempre te puedes tomar unas espinacas con garbanzos o un champiñón plancha, digo yo. No somos integristas ni nada parecido. Si puedo elegir prefiero una cerveza ecológica y, si no hay, pues te pides la que haya y a disfrutar. Tontos los hay en todas partes, ¿no crees?”.

El restaurante Gaia resulta acogedor y ofrece un carta amplia, variada y muy rica. Como platos estrellas destacaremos tres arroces salteados con Tofu en salsa ámbar y el salmorejo de remolacha.

“Nuestro público es muy variado: vegetarianos, veganos, muchos extranjeros y gente interesada en esta cocina y sus sabores nuevos y diferentes. También vienen muchos trabajadores que quieren una comida ligera para seguir luego en el tajo”.

Cerca de allí, en la calle Relator, se encuentra Red Verde, una tienda vegana que dirigen Conchi Ponti y Estefanía Aparicio desde hace cuatro años. “Nos va bastante bien”, apuntan, y lo cierto es que, durante esta charla, no deja de entrar clientela. “Nuestra especialidad son los productos frescos ecológicos de gran calidad, pero como ves estamos ampliando y mucho los productos vegano que puedes encontrar en el mercado”.

Cierto. Tienen chorizo, salchichas y hasta ¡queso viejo! La miel que consumen es la de caña.

“Me encanta la creatividad de todas estas personas que están involucradas en sacar nuevos sabores o sabores tradicionales usando sólo elementos vegetales. Una creatividad puesta al servicio del veganismo”, relata mientras se le iluminan sus grandes ojos negros. “Ahora mismo la cocina vegana está en continua evolución”.

“Por suerte cada vez son más los locales donde poder disfrutar de comida vegana. El salir de bares no supone ningún impedimento, en cualquier bar los cocineros a poco que les digas se enrollan y te preparan un salteado de setas. Fin del problema”, esboza una sonrisa.

En esta ruta por la revolución verde sevillana, el siguiente destino es el Mercado de la calle Feria. Aquí se encuentra el puesto Mamá Inés panadería & delikatessen, que gobiernan con exquisitez y sentido del humor las hermanas Montse e Inés Delgado. Pastelería artesanal. “No todos nuestros productos son veganos, de hecho nosotras no lo somos”, explica Montse mientras da los últimos toques a su tarta de zanahoria exquisita. “Pero sí mucho de ellos como puedes ver. Comenzamos con este tipo de productos por abrir mercado. Un hermano nuestro es vegano y una sobrina vegetariana, pero en realidad fue David, que regenta el restaurante vegano Alameda Rock, el que comenzó a pedirnos postres para su local”.

“Este tipo de productos también lo demandan mucho las personas con intolerancia a la lactosa”, interviene Inés. Hay que destacar también la tarta de chocolate con mermelada de albaricoque y la sorprendente tarta guiness de cerveza negra.

Así que, tras pasar un rato divertido haciendo la foto a estas dos hermanas en su puesto, nos acercamos por la noche a cenar al bar Alameda Rock que regenta David Mauser. Es un local pequeño que se encuentra en la calle Crédito, dentro del Hostel La Caja Habitada. Restaurante Vegano y vegetariano, según reza el rótulo de la entrada.

Del servicio cercano y amable se encarga David. “Llevo unos quince años en esto de la restauración y he tenido varios bares. Pero me picó la curiosidad con esto del veganismo y me decidí a abrir este local vegano. Para un cocinero es un desafío gastronómico crear sabores usando sólo elementos vegetales”.

David ofrece de entrada una sobrasada más que apreciable y también una hamburguesa de algas con sabor a mar, montadito de gambas y fajitas en salsa tártara. Con suerte, puedes encontrar sus albóndigas en salsa de ragú, uno de sus paltos más demandados. De postre la tarta de zanahoria nueces y naranja de Mamá Inés.

David, un tipo amable con look de roquero-motero, no es vegano “Casi no como carne, pero te reconozco que me pueden el queso y el jamón serrano”.

Aunque, como a David, a usted le puedan ciertas cosas... no dude en disfrutar y sorprenderse de esta ruta gastronómica más que recomendable. No tiene por qué quitarse de ciertos placeres del comer, pues de otros más mundanos ya nos irán retirando los años.

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