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ENTREVISTA | Raquel Meyers

La artista del Commodore 64 que pinta 'Stranger Things' sobre el Teletexto

La artista Raquel Meyers durante una 'performance' con el Commodore 64

José Antonio Luna

Después de varios años de prueba, el Teletexto llegó a España en 1988. Fue presentado como una auténtica revolución: solo con introducir tres cifras con el mando se podía ver la programación, la clasificación de la Liga, o incluso, dependiendo de lo intempestiva que fuera la hora, dibujos pixelados que pretendían resultar eróticos. Aunque Internet apagó gran parte de su magia, todavía quedan supervivientes que, como Raquel Meyers, siguen fascinados por los gráficos ocho bits en plena era de la ultra alta definición.

“A mí me ofrece posibilidades en lugar de limitaciones”, dice Meyers a eldiario.es. Su principal herramienta es un Commodore 64, un ordenador lanzado a principios de los ochenta con casete, disquetes de cinco pulgadas y una paleta de 16 colores. En la era del iPhone más caro de la historia, de la realidad aumentada, y de los gráficos hiperrealistas, ¿por qué hacer arte con instrumentos de hace casi 40 años?

“Vivimos en una época en la que el hardware y el software se vuelven obsoletos antes de que empecemos a usarlos”, sostiene la artista. Añade que “es la herramienta con la que yo encontré un lenguaje, que para mí es desconocido y todavía tiene mucho que decir”. Resistirse a morder la manzana de Cupertino se ha convertido en todo un desafío, pero Meyers cree que “se pueden hacer cosas sin necesidad de tener el último iPhone”.

En la exposición En el exilio del post, que se inaugura el próximo jueves 26 de octubre en CRUCE, Raquel Meyers muestra parte de un trabajo donde “lo obsoleto desaparece para convertirse en posibilidades”. Para ella, esta tecnología no está destinada a acumular polvo en el garaje ni a ser vendida en Ebay como objeto de reliquia, sino a comprenderla y utilizarla para aprovechar sus virtudes.

La programación como arte manual

La diseñadora empezó su trayectoria artística en 2004, tras recibir una beca de la fundación BilbaoArte. Después de pasar por Berlín, en 2010 se mudó a Suecia donde conoció la demoscene, un movimiento subcultural relacionado con la informática en la era de ordenadores como ZX Spectrum, Atari ST, o del que hoy día utiliza Meyers: el Commodore 64.

En el país escandinavo creó una técnica que ha denominado como KYBDslöj, un método de mecanografía expandida donde los caracteres de texto se convierten en gráficos y animaciones. Como la misma diseñadora explica, “slöjd es una palabra de origen escandinavo que significa destreza manual”, mientras que KYBD sería el acrónimo de keyboard (teclado).

De esta manera, la pantalla se convierte en un lienzo y el teclado en una brocha. Dibujar con letras es posible, pero no fácil. “En lugar de hacer punto de cruz o tejer, estás utilizando un teclado, pero digamos que la técnica es exactamente la misma”, señala Meyers. Por ello, el resultado de sus performances es siempre algo improvisado que tiene muy poco de premeditado: “es la combinación de mis manos con lo que se me pase por la cabeza”, dice.

Además, hay un problema añadido: no existe posibilidad de hacer CTRL + Z para dar marcha atrás. ¿No lo necesitamos? La artista lo compara con las cámaras analógicas, en las que “si nos quedaban 16 fotos tú ya te pensabas más cada una”. Sin embargo, la llegada de lo digital cambió todo: “ahora puedes sacar tres mil millones de fotos y al final estás generando basura”. Para Meyer, usar esta tecnología supone también “un cuestionamiento de este consumismo y voracidad que hace que nos de todo igual”.

Commodore 64, Stranger Things y la nostalgia

Stranger Things

Desde que Meyers ha vuelto a España, no ha hecho más que acumular trabajo. La artista ha sido elegida por Netflix para realizar una campaña publicitaria de la segunda temporada de Stranger Things, que consistía en llevar al Teletexto algunas imágenes de la serie. “Contactaron conmigo porque la idea era hacerlo en el Teletexto real. Todo el mundo puede hacer la estética, pero eso hay que programarlo”, expresa.

Aun así, conseguir esa estética tampoco ha sido sencillo, especialmente cuando se trata de convertir una superproducción con gran nivel de detalle a las 42 líneas que admite el formato de los años 80. “Básicamente me dieron un fotograma y luego hala, conviértemelo”, menciona la artista entre risas.

Tanto Stranger Things como la técnica de Meyers, son aspectos que automáticamente evocan el recuerdo de un tiempo pasado. En un capítulo de Mad Men, Don Draper intenta vender un proyector de Kodak utilizando precisamente el poder de la nostalgia, que para el personaje significa “el dolor de una vieja herida”. ¿Pasa lo mismo con el KYBDslöj?

La diseñadora explica que “no le interesa el tema de la nostalgia”, porque empezó con este método en 2010 y le dieron el Commodore 64 “como a alguien que le regalan una guitarra o una cámara”. Añade que “fue como descubrir un lenguaje y una visión nueva”.

Hacer ruido para revindicar igualdad

Meyers también acaba de participar en el festival She Makes Noise de La Casa Encendida, que pretende reivindicar el papel de la mujer en el mundo de la informática. La desigualdad del sector es algo que la diseñadora ha vivido en primera persona: “El tema de los abusos, o el de: ah, electrónica. Espera, que te pongo los cables. No, perdona, los cables ya los sé poner yo”, sostiene.

Uno de los casos más recientes de machismo en la industria es el de James Damore, el ingeniero de Google despedido tras sus declaraciones. El informático mencionó que la brecha de representación en su sector estaría justificada porque “sus capacidades biológicas naturales [de las programadoras] no se lo permiten”. El caso tampoco ha pasado desapercibido para Meyers: “¿Qué le respondes a eso? Es que madre mía, es un ignorante. Las capacidades biológicas cómo, ¿está eso demostrado científicamente?”, protesta.

Según la artista, el problema de Damore se solucionaría fomentando aspectos como la cultura, la educación, y la relación con personas que piensen diferentes. Observa además que “la gente está encerrada en su burbuja y solo se relaciona con personas que piensan exactamente igual”.

Como dice el propio eslogan del She Makes Noise, al final “se trata de hacer ruido, de ver que hay propuestas. De experimentar, probar y encontrar tu camino”, dice Meyers. Para ella, conseguir una mayor visibilidad pasa por intentar ayudarnos y crear una comunidad de adeptos a todos los niveles. Así, como recomienda la diseñadora, “haz ruido todo lo que puedas y más”.

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