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Un exconsejero de Esperanza Aguirre frena en los juzgados la lucha contra la 'xylella' en Alicante

El exconsejero de Sanidad, Manuel Lamela, en una imagen de archivo.

Sergi Pitarch

El Ayuntamiento de El Castell de Guadalest -un municipio de poco más de 200 habitantes- ha abierto una batalla judicial contra la Conselleria de Medio Ambiente por el plan de erradicación de los tres focos de Xylella fastidiosa -conocida como el ébola de los olivos- en tres comarcas de Alicante. Al frente de esta estrategia legal se encuentra el abogado Manuel Lamela, exconsejero de Sanidad del gobierno de Esperanza Aguirre y mano derecha de Miguel Arias Cañete cuando fue ministro de Agricultura en la legislatura 2000-2004.

La estrategia seguida por el expolítico, que estuvo en el centro de la polémica cuando pasó de la Administración pública a la iniciativa privada en áreas que gestionó y que se caracterizó por la persecución al jefe de anestesia del hospital Severo Ochoa, Luis Montes, ha conseguido paralizar las medidas tomadas por la Generalitat durante casi un mes, aunque el juez levantó la paralización cautelar el pasado 10 de octubre, según confirmó el alcalde de la localidad, Enrique Ponsoda. El consistorio tiene presentadas tres demandas en el contencioso-administrativo con la Conselleria de Medio Ambiente para que deje de talar los almendros de los focos afectados -el primero en ser detectado fue en El Castell de Guadalest, aunque ahora la plaga de esta bacteria ya afecta a las comarcas de la Marina Alta, la Marina Baixa y de El Comtat-.

Pese a que la cautelar que paralizó la actuación de la Conselleria de Medio Ambiente, que se basa principalmente en el protocolo que ha ordenado el Ministerio de Medio Ambiente, Lamela ha presentado un nuevo recurso para que se vuelva a paralizar la tala de almendros. “Queremos ganar tiempo porque si siguen arrasando con los árboles va a afectar el paisaje, el principal recurso del municipio”, asegura el acalde de El Castell de Guadalest.

Ponsoda asegura que la plaga se ha descontrolado y que la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural debería “pasar de la estrategia de erradicación a la de contención, como se ha hecho en Italia”. “Nos dijo el director general que existen 29 parcelas infectadas y 147 árboles”, asegura el alcalde, quien denuncia que la conselleria no le facilita los resultados.

Un grupo de vecinos ya intentó parar a las brigadas de Tragsa enviadas por la Generalitat para erradicar la plaga arrancando y triturando los árboles. “Tragsa ha entrado en parcelas privadas sin autorización y sin orden judicial”, afirma Ponsoda, quien está asesorado por Lamela, con amplia experiencia en el sector agrícola de su paso por el ministerio. “Tenemos miedo de que pase como con el picudo. Al principio se talaban todas las palmeras hasta que se descontroló y ahora se trabaja con una estrategia de contención. Pagaremos el pato para nada”, afirma el edil.

Por su parte, fuentes de la Conselleria de Medio Ambiente criticaron esta actuación porque están aplicando el protocolo del Ministerio de Medio Ambiente ahora gestionado por el PP. “Es un problema muy gordo y nos han tenido paralizado un mes el tratamiento. Si la Xylella se expande podemos jugarnos toda la agricultura valenciana”, aseguran las mismas fuentes. Y es que, de momento, la plaga que se propaga en las comarcas del norte de Alicante afecta a los almendros pero podría mutar y dañar olivos o cítricos. La preocupación entre los agricultores valencianos es máxima.

Desde la Conselleria de Medio Ambiente explican que la mejor solución es erradicar los árboles infectados porque es una plaga muy virulenta. “No podemos actuar con productos fitosanitarios porque no podemos matar a todos los vectores, sobre todo un tipo de mosquito. Y además, si inundamos la zona de pesticidas estos productos pasan posteriormente a los animales y a las personas”, afirman. Las mismas fuentes apuntan que si se talan los árboles en dos años se podrá volver a plantar y a recuperarse el paisaje. “Si nos dormimos como los italianos puede ser una catástrofe”, lamentan.

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