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Los profesores que se ‘exiliaron’ por ETA ya se han reincorporado a la UPV

Eduardo Azumendi

El 18 de diciembre del año 2000 marcó un antes y un después en la historia de la Universidad del País Vasco (UPV). ETA puso una potente bomba en uno de los ascensores de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación dirigida a alguno de los docentes. El artefacto no llegó a explotar, pero el ambiente de tensión en la Universidad fue a más. Varios docentes (antes y después de esta fecha) optaron por ‘exilio’ ante la presión de la banda terrorista y su entorno. Ahora, la mayoría de los docentes que se marcharon están de vuelta en las aulas o los laboratorios de investigación de la UPV. Así lo asegura el rector de la Universidad del País Vasco, Iñaki Gorizelaia. “En este momento, no hay ningún profesor que esté fuera de la UPV por ese motivo. Es de agradecer el trabajo, la actitud y la disposición que han tenido para volver y realizar su trabajo. Se han reincorporado a todos los efectos”.

El propio Goirizelaia mandó una carta a estos docentes pidiéndoles que regresaran en el curso 2013-2014. El profesor de Historia Contemporánea, Chema Portillo, es uno de los profesores que recibió la misiva del rector. “En esa carta”, explica Portillo, “el rector nos invitaba a regresar. Indicaba que la situación sociopolítica del País Vasco había experimentado cambios profundos, que todo apuntaba hacia la normalización definitiva, que, en su opinión, no existía riesgo”. El rector también citaba un informe de la Ertzaintza donde no se contemplaba riesgo para que los docentes regresaran a las aulas.

A Chema Portillo no le hizo falta recibir esa carta para decidir que ya era la hora de volver a Vitoria, a impartir de nuevo clase en la Facultad de Letras, en el campus de la UPV de Vitoria. Portillo se fue de Euskadi el 17 de octubre del año 2000 (antes del atentado fallido en la UPV) con la sensación de que “ETA y su entorno cada vez estrechaban más el cerco y que podía ocurrir algo fatal en cualquier momento”. En su caso, ya había sido víctima de dos atentados contra su vehículo dentro del campus. El primero en diciembre de 1997 y el segundo en octubre de 1999, cuando estalló una bomba en los bajos de su coche. En esas condiciones, garantizar su seguridad era casi imposible. “El entonces viceconsejero de Universidades, Ander Gurrutxaga, me advirtió de que lo mejor era que me fuera. La Guardia Civil hizo lo mismo”. La idea de Portillo era marcharse por un periodo de seis meses, pero al final se han convertido en 13 años.

El rector Iñaki Goirizelaia se resiste a ofrecer cualquier tipo de datos sobre el número de profesores a los que mandó la carta para la reincorporación. “Cada persona es un mundo y hay que ser muy discreto. Lo que puedo decir es que ha sido un proceso que ha tenido buen resultado. Los docentes trabajan con normalidad en sus aulas y laboratorios de investigación y creo que eso es por lo que tenemos que felicitarnos todos”.

“Todo se olvida muy rápido”

“Todo se olvida muy rápido”Aunque no exista el riesgo de atentados directos, sí puede darse la posibilidad de alguna amenaza o insulto. Pero Portillo asegura que la vuelta ha sido francamente “buena”. Antes de reincorporarme ya me cerciore de cómo había cambiado el ambiente en la universidad. He mantenido el contacto con miembros de mi equipo y he recalado en Vitoria varias veces. En su día, Manu Montero [exrector de la UPV] ya me comentó que me iba a sorprender lo rápido que se olvida todo. Y he podido comprobar que así es“.

Portillo no ha tenido el más mínimo problema con ningún alumno. “En mi clase puede haber un 40% de alumnos nacionalistas, muchos simpatizantes de Podemos…Hay un poco de todo y no tengo ningún problema”.

Durante su ‘exilio’, Portillo ha dado clases en universidades de Estados Unidos, Méjico, Colombia y en la de Santiago de Compostela. Hasta que en septiembre de 2013 recuperó su plaza en la UPV, un puesto que nunca había perdido, pero que de forma interina había sido desempeñado por otro docente.

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