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‘‘Los políticos pueden ser pirómanos o el muro que contenga la xenofobia“

Laura Murillo Rubio

Leioa —

La batalla por la integración no es la única que habrá de librar a partir de ahora la comunidad islámica en Europa. Los musulmanes afrontan la necesidad de demostrar que su religión no es responsable de los ataques yihadistas perpetrados en Francia. “Eso no es islam”, recalcaba el director del centro sociocultural islámico en Euskadi. Sin embargo, tras el atentado al semanario satírico Charlie Hebdo ya se produjeron los primeros casos de violencia contra mezquitas y locales musulmanes en el país galo. Gorka Moreno, director del Observatorio Vasco de Inmigración-Ikuspegi, asegura que en Euskadi la comunidad musulmana ha llevado adelante sus ritos y creencias “sin mayores problemas” y confía en que siga siendo así. No obstante, reconoce que es uno de los colectivos con menores índices de integración y señala que actitudes como la del alcalde de Vitoria, quien acusó a los magrebíes de vivir de las ayudas sociales sin aportar datos, suponen “un claro ejemplo de cómo la clase política puede servir para reducir los espacios de impunidad o para ampliarlos y dar, por decir así, barra libre a prejuicios y actitudes negativas”. “Tenemos que tener claro que la población inmigrante ha venido y la inmensa mayoría lo ha hecho para quedarse. Por lo tanto, lo mejor es que establezcamos políticas, información y medidas que fomenten la convivencia y la integración”, subraya

Tras el ataque a Charlie Hebdo, esa misma noche se produjeron casos de violencia contra mezquitas o locales de restauración hindúes. ¿La islamofobia sacará partido de los atentados terroristas perpetrados en Francia la semana pasada?

Es muy importante ver cuál es el papel que adoptan los partidos políticos. A día de hoy es de congratularnos que aquí, a nivel nacional y en el País Vasco, no haya habido ningún partido, quitando alguna excepción, que haya querido utilizar el discurso islamófobo como herramienta electoral. A diferencia de lo que se está dando en Europa , donde estamos viendo cómo los partidos de ultraderecha están consiguiendo fuerza, incluso en las últimas semanas en Alemania que parecía que estaba vacunada contra este problema por su trayectoria histórica. Aquí la potencialidad de que la islamofobia coja forma en la opinión pública y pueda convertirse en un debate o en un discurso que pueda entrar en la agenda política yo creo que será limitado.

La comunidad islámica en Euskadi ha condenado tajantemente los ataques yihadistas. Aun así, ¿puede verse afectada su situación a partir de ahora?

Una característica muy marcada es que los colectivos africanos -magrebí y subsahariano- son generalmente los que muestran unos indicadores de integración más bajos y a la vez son los que muestra unos indicadores más altos de credo musulmán. Es una de las características, pero no ha habido grandes problemas. En Euskadi tenemos mezquitas en diferentes ciudades, pueden llevar adelante sus ritos y creencias sin mayores problemas y espero que siga siendo así en los próximos meses y años.

Sabemos que quienes sufren a diario el yihadismo son los propios musulmanes, sin embargo Occidente no ‘reacciona’ hasta que el ataque cruza las fronteras…

Ahí entraríamos en un análisis político. Sí que es verdad que más allá de la barbarie ocurrida, no podemos aislar lo que ha pasado de la geopolítica y de lo que está ocurriendo en Oriente y otros lugares. No voy a decir que Occidente ni muchos menos sea responsable porque no lo es, pero sí que es verdad que habría que replantearse muchas veces qué apoyos en términos geopolíticos a nivel internacional se están dando a ciertos gobiernos para entender también las frustraciones y odios que se están creando en algunos lugares a día de hoy.

¿Debe corregir Europa su política exterior en relación al mundo árabe?

Seguramente tendrá que tomar medidas porque es obvio que el terrorismo islámico está aquí y no por gente que viene de fuera, que eso también es un elemento muy relevante. Respecto a Francia lo que estamos viendo es que es gente francesa, en la mayoría de los casos familias inmigrantes o familias con credos musulmanes, pero incluso en algunos casos no. Esto también nos tiene que hacer reflexionar en torno a qué políticas de integración con respecto a la inmigración se han desarrollado y qué dificultades y debilidades están mostrando.

El año pasado el alcalde de Vitoria, Javier Maroto, buscó el flanco más débil para aumentar una falsa creencia que ya abunda entre la población. Acusó a los magrebíes de vivir de las ayudas públicas sin aportar datos. ¿Qué opina sobre el uso de la política para fomentar la xenofobia?

A mí me parece muy arriesgado. El caso de Vitoria está siendo un claro ejemplo de manual de cómo la clase política puede servir para reducir los espacios de impunidad o para ampliarlos y dar, por decir así, barra libre o abrir la espita para que la población se vea legitimada para que esas actitudes puedan pasar a comportamientos, que es el gran riesgo que tenemos. Nosotros siempre hemos comentado la relevancia que tiene la clase política para azuzar estos prejuicios y estas actitudes negativas y cómo la clase política se puede convertir en un pirómano o puede ser la que establezca muros de contención hacia ciertas actitudes que podemos encontrar en la opinión pública.

¿Le pasará factura a Maroto electoralmente?

Es muy difícil suponer si electoralmente ese discurso le pueda conllevar réditos o si al final también puede salirle el tipo por la culata. Lo que le puede suponer es la incapacidad de poder pactar con ningún otro partido y, por lo tanto, la incapacidad de poder gobernar. Entonces esa también va a ser una cuestión interesante de ver tras las elecciones por donde le sale al PP esta senda que ha comenzado, sobre todo el caso de Vitoria y de Álava.

¿Cree que el tratamiento de los medios de comunicación presenta la inmigración como una amenaza para el resto de la ciudadanía?

Dependiendo de cuál sea el medio se hace un acercamiento más profundo, más explicativo o más crítico y en otras situaciones muchas veces se busca el titular fácil, que atienda a ciertos estereotipos. Lógicamente preferiríamos que ese primer acercamiento fuese mayoritario, pero somos conscientes de que algunos medios lamentablemente hacen el tratamiento que hacen de la inmigración.

¿Comete el mismo error quien criminaliza que quien engloba la inmigración bajo un enfoque marginal?

Se están asociando cosas que no tienen que ver, con lo que se crea un popurrí en el que se fortalece un mensaje para la población que me parece muy peligroso. Lo que tenemos que tener claro es que la población inmigrante ha venido y la inmensa mayoría lo ha hecho para quedarse, por lo tanto, no es opción la de que se vayan a ir y, desde ese punto de vista, lo mejor es que establezcamos políticas, información y medidas que fomenten la convivencia y la integración.

Los ciudadanos tienen la percepción de que los inmigrantes llegan a través de patera o mediante ‘avalanchas’ a la valla de Melilla, cuando en realidad esto no supone ni el 1% de llegadas a España…

Eso también lo fomentan los medios cuando tenemos día sí y día también en el periódico o televisión esas imágenes que son en muchos casos muy impactantes y no casuales. La inmensa mayoría de esas imágenes están filtradas o están ofrecidas por el Ministerio del Interior porque se quiere ofrecer a la opinión pública esa imagen de ‘avalancha’. La imagen es muy ilustrativa pero ya sabemos que esto es anecdótico, que realmente la inmensa mayoría de la población inmigrante en España ha venido a Barajas a través de avión o en autobús entrando por la Junquera o por otros lugares limítrofes. De hecho, la población africana es minoritaria a nivel estatal y también vasco.

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