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Las casas nido regresan sin la tutela del Gobierno como alternativa a la guardería

Natalia González de Uriarte

Vitoria-Gasteiz —

El proyecto de Haur-Etxeak- los nidos familiares para cuidar a menores de tres años en pisos adaptados de los propios cuidadores- ha retomado su actividad de forma independiente y sin el abrigo gubernamental. La iniciativa la puso en marcha el departamento de Asuntos Sociales y Empleo de la anterior legislatura del PSE-EE, pero no contaba con el apoyo del área de Educación, que apostaba para ese tramo de edad por un enfoque educativo como el de las haurreskolak y no meramente asistencial como pretendían, según Educación, las casas nido. El Gobierno de Urkullu abrazó ese argumento para poner punto y final al proyecto impulsado por los socialistas.

Pero varias cuidadoras participantes en esa experiencia piloto, animadas por la buena acogida y en muchos casos por petición de las propias familias usuarias, han querido dar continuidad a esa iniciativa. Han creado casas nidos en las tres provincias vascas.

Este servicio está destinado a la atención de menores de tres años y se ofrece en el domicilio –convenientemente adaptado– de las propias cuidadoras. Dan la oportunidad a los pequeños de crecer en un entorno lo más parecido posible a propio su hogar. Y nunca aceptan a más de cuatro bebés por casa. “Nosotras ofrecemos otro tipo de alternativa a las familias, una alternativa de cuidado en un ambiente familiar de protección afecto y seguridad, donde los principios fundamentales son la observación activa, la atención diferenciada y el respeto de ritmos. Consideramos que el hogar es el lugar más adecuado para el cuidado de bebés ya que es aquí donde se dan la condiciones para que se lancen a descubrir el mundo con libertad y autonomía. Además el número de bebes por nido es de entre 3 y 4 por lo que haurreskolas y casas nido son proyectos totalmente distintos”, explica una portavoz de Oskola, la cooperativa alavesa.

Crecer como en casa

Los niños reciben de estas 'madres de día', que tienen formación acreditada en educación infantil, un cuidado personalizado que pone en valor, no tanto el contenido de los programas reglados que se aplican en las escuelas infantiles, sino otros aspectos “claves a tratar” en esta época temprana para el desarrollo posterior de los críos. Estas profesionales trabajan sobre unas bases pedagógicas y pero principalmente afectivas. “La prioridad no es el cumplimiento de unas bases curriculares establecidas, sino el niño en sí mismo, su bienestar y a su propio ritmo de desarrollo, único e individual. Tratamos de fomentar las competencias y autonomía de cada niño, desde el respeto, el acompañamiento y la colaboración, basada en la confianza hacia el pequeño y su capacidad innata de búsqueda, experimentación y aprendizaje”, defienden desde la asociación guipuzcoana.

Otra de las diferencias a destacar con la guarderías tradicionales es que el horario es muy flexible y se adecúa a las necesidades de cada caso para facilitar la conciliación de laboral y familiar. “La comunicación con las familias es diaria y muy cercana. De este modo establecemos una bonita relación entre cuidadoras, familias y bebés. En el nido el bebé vive y se crece a su ritmo y se busca que se sienta seguro”, coinciden Aitziber y Begoña, ambas cuidadoras de Oskola.

Estas emprendedoras se han unido en cooperativas de iniciativa social para dar continuidad al proyecto de las originales haur-etxeak. Funcionan en los tres territorios. En Bizkaia bajo el nombre de Haur-kabi, Oskola en Álava y Etxean-Bezala en Guipuzkoa. La que actualmente atiende a más usuarios es la alavesa, que tiene cinco casas nidos en funcionamiento en los barrios de Zabalgana, Lakua y Salburua así como en el pueblo de Junguitu, con casi veinte bebés.Haur-Kabi también disponde de cinco nidos familiares y la guipuzkoana por el momento de dos.

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