La monarquía británica agasaja a Trump mientras le persiguen las protestas con el espectro de Epstein
La casa real británica ha desplegado este miércoles a la guardia de honor al completo, la caballería real, tres bandas militares, 1.300 miembros de las fuerzas armadas, la patrulla acrobática y una mesa de banquete de 47 metros en una elaborada ceremonia para agasajar a Donald y Melania Trump en el castillo de Windsor.
La pareja y otros miembros del Gobierno de Estados Unidos pasearon en carrozas por la finca del castillo, cuya fachada aparecía iluminada como protesta unas horas antes con las imágenes del presidente con Jeffrey Epstein, el empresario convicto por abuso y prostitución de menores. Pero para los Trump fue una maratón de ritos y buenas palabras.
Este miércoles las carrozas con los Trump y los reyes dieron despacio una vuelta por la finca, siempre con la capota puesta por la lluvia intermitente en un día especialmente gris y ventoso. Soldados y guardias reales flanquearon inmóviles su recorrido y a ratos tocaron himnos. No había público.
La visita de Estado -es decir, muy formal y con recibimiento del rey y el primer ministro- está planeada para que Trump esté protegido de las protestas en dos lugares aislados y fuera de Londres, Windsor y Chequers, la mansión campestre del primer ministro británico.
El día estuvo dedicado por entero al entretenimiento del presidente de Estados Unidos con los anfitriones en Windsor, Carlos III, la reina Camila y los príncipes de Gales, William y Kate, en una jornada que incluyó almuerzo, té, merienda, cena, varios desfiles con bandas de música, una visita a la tumba de Isabel II en la capilla dentro de la finca y un paseo por una exposición con documentos de la historia entre Estados Unidos y el Reino Unido. A Trump le interesó especialmente una carta del rey Jorge III en 1774 en la que le decía a su primer ministro de que “los gobiernos de Nueva Inglaterra se encuentran en estado de rebeldía” y que había que mandar a un general a América. Al mirar este y otros documentos relacionados con la independencia de Estados Unidos, Trump dijo “¡guau!”
Por la noche, empresarios y políticos se unieron a la familia real en un banquete en honor de los Trump. Entre los asistentes, había varios multimillonarios de corporaciones tecnológicas estadounidenses, como Tim Cook, el consejero delegado de Apple, y Sam Altman, el fundador de OpenAI, la creadora de ChatGPT. También estaba el consejero de Blackstone y gran donante de Trump, Steve Schwarzman, y el magnate de medios Rupert Murdoch, propietario del Wall Street Journal al que Trump denunció en julio por publicar detalles de un dibujo dedicado a Epstein, el empresario condenado por prostitución de menores.
En el banquete, el rey habló de la “profunda amistad” entre los dos países y le recordó a Trump que el Reino Unido y Estados Unidos combatieron del mismo lado en dos guerras mundiales. “Hemos celebrado juntos, llorado juntos, luchado juntos en los mejores y los peores tiempos”, dijo el rey. “Siempre he admirado la ingenuidad de los estadounidenses y los principios de libertad que vuestra democracia ha representado desde su nacimiento”.
En una referencia a la guerra de Ucrania, Carlos III recordó la batalla contra “la tiranía que amenaza a Europa”, y alabó a Trump por, según dijo, su compromiso para “encontrar soluciones para los conflictos más difíciles”, en un discurso que había escrito en coordinación con el Gobierno de Starmer.
El mensaje en que el monarca se detuvo más fue en defensa del medioambiente e insistió en la preservación de tierras y mares para futuras generaciones si bien la Administración Trump ha desmantelado hasta los centros de información meteorológica.
Trump destacó la relación con el Reino Unido, alabó en particular a los príncipes de Gales, dijo que Kate parecía “saludable” -una referencia al cáncer por el que ha pasado- y destacó la tradición literaria británica. También bromeó con que espera que ningún otro presidente reciba dos invitaciones para una visita de Estado como él. No hizo ninguna referencia a las guerras u otros conflictos. En su breve discurso, sólo se salió de tono general de cordialidad un momento, cuando dijo que su país estaba “enfermo” hace un año y ahora es “el más deseado”.
Arrestos por el vídeo
Mientras, se repiten protestas contra Trump por todo el país. La más inesperada se vio este martes por la noche al poco del aterrizaje del presidente en Londres, cuando un grupo veterano de las protestas en el Reino Unido proyectó en una torre del castillo un vídeo con imágenes del presidente con Epstein, el dibujo que supuestamente le hizo para su cumpleaños y fragmentos de prensa con detalles de la relación.
El vídeo lo editó y proyectó Led By Donkeys, un grupo de cuatro activistas que suelen mostrar imágenes de protesta en vallas, camiones y edificios públicos contra políticos británicos, habitualmente muy elaborados y basados en información periodística. En este caso, cuentan que alquilaron una habitación en un hotel enfrente del castillo y escondieron en una maleta su proyector.
Cuatro hombres fueron arrestados después como sospechosos de haber difundido “comunicaciones maliciosas”, según un comunicado de la policía local. Un portavoz de Led by Donkeys aseguró que uno de sus cuatro miembros fundadores está entre los detenidos y que hasta ahora nunca habían sido arrestados por sus campañas.
“Hemos hecho docenas de proyecciones antes, a menudo bajo la mirada de la policía, pero ésta es la primera vez que hemos sido detenidos por ello. Parece que no se puede incomodar a Donald Trump”, explica el grupo en un e-mail. A primera hora de la tarde del miércoles, el fundador y “otros tres amigos” seguían bajo arresto.
También aparecieron tazas con la cara de Trump y Epstein en la tienda de regalos de Windsor junto a la parafernalia habitual dedicada a las parejas reales. Un camión con la imagen de ambos daba vueltas este miércoles por la mañana por el pueblo de Windsor donde está el castillo, que estaba rodeado por una valla opaca de acero y un inédito despliegue policial. La policía también paró al conductor: no lo arrestó, pero poco después el camión se marchó de la zona.
El caso de Epstein, que se suicidó en la cárcel en 2019, también es incómodo para el primer ministro británico, Keir Starmer, que acaba de despedir a su embajador en Washington por su relación con Epstein, y para la familia real por la implicación del príncipe Andrés. La imagen de Virginia Giuffre, la mujer que denunció al hermano del rey y que se suicidó en abril, también estaba en el vídeo proyectado sobre el castillo de Windsor.
En Londres, donde Trump no tiene ningún evento público, miles de personas se concentraron esta tarde en una marcha apoyada por el propio alcalde laborista de la ciudad, políticos de varios partidos políticos y organizaciones defensoras de libertades civiles, incluida Amnistía Internacional.
La mayoría de los británicos tienen una opinión negativa de Trump y creen que perjudicará a su país, según la encuesta recién publicada por YouGov. El 45% cree que ha sido una mala idea invitarle y el 30% que ha sido buena (el resto no sabe). La mayoría de los votantes está en contra del presidente de Estados Unidos, incluidos los del Partido Conservador. Sólo tiene el apoyo mayoritario entre quienes se identifican con la extrema derecha de Reform, el partido de Nigel Farage.
En todo caso, la mayoría de los líderes han evitado criticar estos días a Trump. El más crítico entre los principales partidos es el líder de los liberaldemócratas, Ed Davey, que anunció hace semanas que no iría al banquete de esta noche al que había sido invitado en protesta por la pasividad de Trump respecto a “la hambruna, la muerte y el cautiverio en Gaza”.
“Mitigar el riesgo”
Toda la ceremonia organizada este miércoles para complacer a Trump tiene un propósito político, que el Gobierno espera dé algún fruto este jueves, cuando habrá reuniones más políticas con Starmer y una rueda de prensa.
“Si construyes relaciones personales con el equipo de Trump puedes mitigar los riesgos pero no eliminarlos por completo”, explica Olivia O’Sullivan, directora del programa sobre relaciones internacionales del Reino Unido en el think-tank Chatham House, en un evento sobre la visita en Londres. Ahora bien, ella misma pone el ejemplo del presidente indio, Narenda Modi, con quien Trump se lleva bien, pero cuyo país está sufriendo ahora más aranceles que otros. “Desafortunadamente, las relaciones personales son importantes pero no puedes depender de ellas”, dice. “Por supuesto, esta visita de Estado es mucho más que relaciones personales. Toda la coreografía, todo el esfuerzo de lo que le importa a Trump, se ha hecho porque puede mitigar el riesgo”.
El Gobierno de Starmer intenta rascar algo de cooperación de Estados Unidos para frenar las guerras de Ucrania y Gaza y rebajas en los aranceles para su país. Hasta ahora, ha logrado promesas y pocos avances en todos los frentes.
Trump sigue sin presionar a Vladímir Putin con sanciones y sin comprometerse a ayudar a una futura misión de paz en Ucrania, e incluso parece haber perdido el interés por mediar en el conflicto. Marco Rubio, el secretario de Estado, sugiere que ya no hay espacio para la diplomacia en el caso de Gaza y critica las sanciones contra el Gobierno de Netanyahu del Reino Unido o sus planes de reconocer a Palestina de manera simbólica.
En las negociaciones comerciales, el Reino Unido apenas ha conseguido compromisos de que sus productos tengan menos aranceles que otros europeos, pero faltan los detalles y ni siquiera ha logrado claridad sobre algunas exportaciones clave como el aluminio y el acero. Sobre estos últimos aranceles, el Reino Unido esperaba poder anunciar ahora un acuerdo para eliminarlos durante la visita de Trump, pero no ha sido así pese a las promesas de junio.
“Esta es la muestra de que Trump es un socio poco de fiar y que premiar a un matón no te lleva muy lejos”, dijo la número dos de los liberaldemócratas, Daisy Cooper, este miércoles. “La mejor manera de proteger nuestra economía es ponernos al lado de nuestros aliados en Europa y la Commonwealth, y acabar con la dañina guerra comercial de Trump de verdad”.
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