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Los ejecutivos millonarios ya no sueñan con Suiza
Secreto bancario, impuestos mínimos, máxima seguridad y estabilidad: la visión del paraíso para la élite del capitalismo global debía de parecerse mucho a Suiza.
Pero esta idílica Utopía para ricos parece desmoronarse con tanta rapidez tras la crisis global desencadenada en 2007 que incluso ha puesto contra las cuerdas al secreto bancario. Y si las autoridades se resisten, ya se encargan los ciudadanos de hacer añicos el imaginario aprovechando el peculiar sistema político del país, que facilita mucho forzar referéndums vinculantes.
En marzo, nada menos que el 68% de los ciudadanos –y el 100% de los 26 cantones regionales en que se divide el país– respaldaron la iniciativa del senador Thomas Minder de quitar poder a los ejecutivos para decidir sobre sus propias indemnizaciones y gratificaciones extraordinarias, y ponerlas siempre bajo la más exigente lupa de los accionistas. La movilización de los sectores patronales no ahorró dinero para la clásica campaña del miedo –“si se aprueba la norma, huirá la inversión”–, pero el resultado fue aplastante.
Ahora, el 24 de noviembre se vota otra iniciativa que va aún más allá: se propone reducir la diferencia salarial dentro de las empresas entre los que más cobran y los que menos a una ratio máxima de 12:1. Es decir, que nadie perciba un salario 13 veces superior al mínimo. En las grandes corporaciones –también en España– no es raro que la ratio sea 500:1. O incluso más.
La mera convocatoria del referéndum, que no tuvo ningún problema en reunir las firmas requeridas, es ya un toque de atención del malestar en un país en el que el paro es de apenas el 3%.
La campaña arrancó con un apoyo a la iniciativa del 44%, aunque en los últimos sondeos ha caído por debajo del 40%. Los expertos ven improbable que acabe prosperando: no basta con ganar a escala nacional, sino que el sí debe superar al no en más de la mitad de los cantones.
Thomas Milic, politólogo de la Universidad de Berna, sostiene que en Suiza “los referendos suelen ganarse cuando no están demasiado vinculados ni a la derecha ni a la izquierda”.
El referéndum del día 24 está promovido por la izquierda. El que promovió (y ganó) Minder, subraya el politólogo, fue especial: “Tenía un toque de izquierdas, pero lo promovía un senador que es también un empresario respetado y con posiciones ideológicas más bien de derechas”.
Minder tampoco cree que la iniciativa del 12:1 prospere: “Las empresas deben definir la ratio salarial, pero no puede ser por imposición de la Constitución y un dictado de los políticos”.
Pero incluso si la iniciativa es derrotada, el refugio de las élites del capitalismo mundial parece mucho menos seguro.
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