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Arrimadas aboga por consolidar la alianza PP-Cs en el Gobierno andaluz pero deja en el aire la candidatura de su vicepresidente

El presidente andaluz, Juanma Moreno Bonilla, recibe a la líder nacional de Ciudadanos, Inés Arrimadas.

Daniel Cela

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La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, ha recalado este miércoles en Sevilla con una intensa agenda que retrata muy bien la posición intermedia y decisiva que su partido juega en la política andaluza en este momento: a primera hora se ha reunido en el Palacio de San Telmo con el presidente de la Junta, el popular Juan Manuel Moreno Bonilla, y poco después ha sido recibida en el Ayuntamiento de Sevilla por el alcalde, el socialista Juan Espadas. Ciudadanos forma un gobierno de coalición con el PP en la comunidad autónoma más poblada de España, y respalda al gobierno de la capital más importante en manos del PSOE. Juega un papel esencial para la estabilidad de ambas administraciones.

La visita de Arrimadas ha dicho más en imágenes que en palabras. La dirigente naranja ha pasado una hora reunida a solas con el presidente andaluz –el vicepresidente y líder regional de Cs, Juan Marín la recibió en San Telmo, pero se quedó fuera del encuentro–. Al terminar ha comparecido para elogiar los dos años de Gobierno “del cambio” en Andalucía y para defender la continuidad de la alianza PP–Ciudadanos. Moreno Bonilla también ha pronosticado larga vida a la coalición con sus socios y “retos de futuro”. “El cambio en Andalucía se cimenta en el entendimiento y la moderación y es ejemplo de estabilidad en toda España”, dejó escrito en su cuenta de Twitter. Ninguno de los dos mencionó la fórmula Andalucía Suma, esa coalición electoral PP–Cs que propuso con Marín, que sopesa Moreno Bonilla y que ya ha descartado de plano Arrimadas.

Sin embargo, la presidenta de Ciudadanos ha dejado en el aire la candidatura de Marín a la presidencia de la Junta. “Nosotros hacemos primarias, eso lo decidirá la militancia”, ha dicho, lacónica. La política jerezana recuerda que el puesto orgánico de Marín –coordinador regional de Cs– ha sido ratificado por su ejecutiva nacional, pero ha evitado cualquier guiño de afinidad con el vicepresidente andaluz que dé por sentado su apoyo frente a los críticos que aspiran a sucederle en las próximas autonómicas.

Es más, fuentes de la dirección nacional de Ciudadanos recuerdan que los estatutos del partido (artículo 101) obligan a celebrar primarias para elegir al candidato a presidente autonómico si existe más de un aspirante pero, al contrario que el reglamento del PSOE, las elecciones internas de los naranjas se mantienen incluso si uno de los que se postula ya está gobernando. “No hay en nuestros estatutos ningún tipo de privilegio a favor del que ya ocupa una representación institucional”, advierten fuentes de la dirección estatal. Es el caso de Andalucía, donde se da por seguro que habrá primarias para disputar la candidatura a la presidencia de la Junta. La que más se ha movido en esta dirección es la consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, en abierta disputa con el vicepresidente, y con cierto respaldo soterrado de la dirección nacional.

Los desencuentros entre Marín y el equipo de Arrimadas son conocidos, en parte, porque los críticos del de Sanlúcar se han encargado de airearlos. Arrimadas deriva a los estatutos cuando le preguntan por el futuro de Marín, obviando que el líder regional de Cs es el que ostenta mayor peso institucional de su partido en España: cogobierna la comunidad más poblada y donde más votos cosecharon los naranjas en unas autonómicas: 659.631 votos (18,27%) frente a los 625.039 de Madrid (19,42%). Pero eso ocurrió hace dos años, y en este tiempo el efecto naranja no ha dejado de hundirse en las encuestas.

La otra alianza con el PSOE

Tras su encuentro con Moreno Bonilla, Arrimadas se desplazó unos 300 metros hasta el Ayuntamiento hispalense, donde había concertado un encuentro con el grupo municipal de Ciudadanos (cuatro concejales), que tiene suscrito un acuerdo de estabilidad con el Gobierno socialista de Espadas. Fruto de ese pacto saldrán adelante los Presupuestos locales de Sevilla la semana que viene, y están garantizados los proyectos clave para la ciudad. Su encuentro a solas con Espadas –de media hora– se celebró a petición del portavoz municipal de su grupo, Álvaro Pimentel, que pidió al alcalde que la recibiera.

No era la primera vez que Arrimadas visitaba el Ayuntamiento de Sevilla –ya lo hizo en la anterior legislatura, cuando aún no era la presidenta de Cs–, pero en esta ocasión su encuentro con Espadas aportaba una cierta electricidad. El regidor hispalense es uno de los nombres que suenan para relevar a Susana Díaz al frente del PSOE andaluz, él mismo se ha posicionado hace unos días al reclamar públicamente un proyecto “nuevo, diferente, ilusionante y que obtenga más votos” que los que logró la actual líder en 2018. Espadas es un político conciliador y la arena municipal –mucho más prosaica que el ruedo autonómico– le ha permitido firmar los primeros Presupuestos con Adelante Sevilla (Podemos+IU) y apoyarse ahora en un pacto preferente con Cs.

Marín tiene muy buena relación con él, porque juntos han impulsado proyectos clave para Sevilla, como la futura Ciudad de la Justicia o el plan de turismo. El vicepresidente andaluz ha puesto de ejemplo a Espadas cuando le han preguntado si Ciudadanos estaría dispuesto a volver a entenderse con el PSOE, y éste ha respondido de forma afirmativa, “siempre que el PSOE esté liderado por otra persona que no sea la señora Díaz”. La presidenta de Cs ha mostrado sumo cuidado de no referenciar a su anfitrión más allá de la mera visita institucional, muy consciente de que todas las orejas se han estirado al unísono para captar algún guiño al que agarrarse (Díaz está convencida de que con Arrimadas, y sin Marín, podría recuperar el entendimiento con Cs que tuvo en la pasada legislatura, y con ello el Gobierno andaluz).

En este contexto, la doble entrevista de Arrimadas, primero con el líder regional del PP, segundo con el líder municipal del PSOE y aspirante de facto a suceder a Susana Díaz, coloca a Ciudadanos en ese vértice de tentempié que, con dificil equilibrismo, permite a los naranjas decidir el futuro político de Andalucía y de su capital, dos de las plazas más importantes para el socialismo en España.

Este esquema bidireccional forma parte desde el principio de la idiosincrasia de un partido que se dice centrista y, a ratos, tiene cierta apariencia de bipolaridad. La afinidad que socialistas y naranjas demuestran en el Ayuntamiento hispalense no encaja con la bronca perpetua que estos partidos se demuestran a diario en el Parlamento andaluz. Ahí Ciudadanos atiza más duro al PSOE que el propio Vox, con intervenciones hiperbólicas como la del joven parlamentario que suele comparar a la izquierda andaluza y al socialismo con el fascismo.

Pero quien hoy pilota Ciudadanos no es la misma persona que hace dos años, cuando arrancó la legislatura andaluza. Arrimadas empezó a virar la estrategia política que había heredado de su predecesor, Albert Rivera, después de pasar de 57 a 10 diputados en las últimas elecciones generales. El peso de la formación naranja en la política nacional es exiguo, desde el punto de vista de la aritmética parlamentaria, aunque el Gobierno de Pedro Sánchez no deja de tender puentes a Arrimadas tratando de mejorar la relación entre el PSOE y su partido. Con esta estrategia, el presidente busca un doble objetivo: no depender exclusivamente de su socio de Gobierno, Unidas Podemos, y oxigenar a una formación de centro derecha para perpetuar la fragmentación del voto conservador.

La visita de Arrimadas a Sevilla ha dejado entrever otra clave de esta dirigente: la jerezana venía con la respuesta preparada, rotunda y sin dobleces, para pedir la dimisión del consejero de Salud de Murcia, tras revelarse que él, su mujer y su equipo se han vacunado contra la Covid–19. En cambio, ha esquivado todas las preguntas sobre la profunda fractura interna de su partido en Andalucía, un cisma del que ya prácticamente comentan sin tapujos todos sus protagonistas en los medios.

Ciudadanos en Andalucía atraviesa una crisis existencial con diversos escenarios y todos son complicados: el más grave, quizá, es que su posición preeminente dentro del Gobierno –con una vicepresidencia y la mitad de consejerías– no le ha servido para consolidar el peso político que lograron hace dos años en las elecciones autonómicas. Los números de la formación naranja, en votos y en escaños, están hoy muy por encima del papel real que tienen en las instituciones y en el escenario político. Las encuestas reflejan un retroceso alarmante, mientras el PP crece rápido y Vox avanza posiciones.

El segundo escenario es el cisma interno de Ciudadanos, tanto dentro del Gobierno andaluz como en el grupo parlamentario, que actualmente está partido en dos. Ambos orbitan en torno a la figura del vicepresidente y líder regional naranja, que ha pilotado varias operaciones para ganar adeptos dentro de su formación y arrinconar a los críticos. De un lado, su pulso con la consejera de Igualdad, Rocío Ruiz, y de otro con el actual portavoz parlamentario, Sergio Romero. Marín ha tratado de apartar a ambos, pero la dirección nacional de Ciudadanos se ha interpuesto.

Ruiz sigue siendo consejera, aunque hace unos meses vio mermadas sus competencias, tras una discutida renovación de la estructura de Gobierno que terminó retirándole la gestión del Instituto Andaluz de la Juventud. El último encontronazo fue a cuenta del nombramiento de los ocho delegados provinciales de Igualdad elegidos por Ruiz, que fueron vetados por el vicepresidente alegando que “no eran funcionarios”. La consejera defendió públicamente la designación de militantes del partido para ocupar estos puestos, pero Marín la desautorizó, obligándola a buscar a otros candidatos. El asunto se ha saldado este martes con el nombramiento de los nuevos delegados territoriales de Igualdad, que son todos funcionarios, pero también afiliados a Cs. En el Parlamento andaluz, Romero continúa como portavoz, pero las discusiones dentro del grupo son continuas –y sonoras– y en cada Pleno se hace visible algún nuevo ejemplo de la falta de unidad en la acción política.

Ya por la tarde, Arrimadas presidió el Comité Autonómico de Ciudadanos Andalucía, que se constituyó con la elección de todos los miembros que forman parte de la dirección regional de partido. Marín se mantiene como coordinador de la junta directiva, seguido de Mónica Moreno (Acción Institucional), Andrés Reche (Organización); Guillermo Díaz (Comunicación); Marta Bosquet (Relaciones Institucionales); Elena Sumariva (Programas); Luis Salvador (Finanzas) y Sergio Romero (Actas).

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