En una ciudad como Córdoba, donde la oferta hotelera crece sin cesar en torno al turismo masivo, este pequeño establecimiento de once habitaciones destaca por su propuesta radicalmente distinta. En el Hotel Madinat todo se cuece a fuego lento: desde la rehabilitación meticulosa del edificio, hasta la manera en que se acoge a quienes cruzan la puerta, pasando por la forma en que se gestiona cada detalle. Porque detrás del Madinat hay una cooperativa con una raíz social profunda y una filosofía que se palpa en cada rincón.
El edificio del Hotel Madinat, protegido por su valor patrimonial, se levanta sobre lo que fue una antigua casa señorial del siglo XVIII. Conserva el espíritu de una casa-patio andaluza, con su estructura abierta, sus corredores, sus suelos hidráulicos originales y detalles modernistas de finales del siglo XIX. Pero su historia es aún más rica: en 1929, la casa albergó las primeras emisiones radiofónicas de Córdoba.
Cuando las personas que hoy forman la cooperativa lo encontraron, estaba al borde del colapso. Rehabilitarlo fue una tarea monumental, y también una metáfora: darle una nueva vida al edificio era también empezar otra forma de hacer empresa. “Fue un proyecto arriesgado, pero también el momento perfecto para concretar lo que llevábamos años soñando”, recuerda José Manuel González, uno de los socios.
Cada una de las once habitaciones del hotel tiene un nombre propio y una historia, una identidad. Los nombres hacen referencia a personajes históricos, lugares o conceptos vinculados a la Córdoba califal y andalusí: poetas como Balada, espacios como Saididú o evocaciones simbólicas como Hamama, que en árabe significa “palomar”.
Esta última, por ejemplo, es una de las favoritas de quienes la habitan y de quienes la concibieron. Se encuentra en lo que antaño fue el palomar de la casa, y se ha decorado respetando esa memoria: materiales cálidos, referencias al uso original, vistas íntimas. Otras habitaciones rinden homenaje a la poesía andalusí, con detalles que invitan a detenerse, a leer, a recordar.
“No hay dos habitaciones iguales, porque no queríamos un hotel estandarizado”, explica Yolanda Santiago, socia y gestora del hotel. Para ella, la clave está en tratar a cada visitante como un invitado: “Aquí no solo ofrecemos alojamiento. Ofrecemos hospitalidad”.
Pero lo que diferencia realmente al Madinat es su modelo de gestión. El hotel está regido por una Sociedad Cooperativa Andaluza de Interés Social, una fórmula poco frecuente en el sector turístico y absolutamente excepcional en Andalucía. Desde fuera, el visitante ve un hotel con encanto, bien valorado, con estética cuidada. Desde dentro, lo que hay es un proyecto colectivo donde cada decisión se toma de forma horizontal y democrática.
Los cinco socios que pusieron en marcha el hotel —cuatro de los cuales continúan actualmente— vienen del mundo de los proyectos sociales. La idea de constituirse como cooperativa no fue un capricho: era la culminación lógica de su trayectoria. “La forma cooperativa siempre estuvo en nuestro horizonte, pero nunca pudimos concretarla hasta que apareció este edificio”, explican.
En el día a día, cada socio tiene su propia parcela de responsabilidad, pero todos reportan al conjunto de la cooperativa en reuniones periódicas. No hay jerarquías formales más allá de lo operativo. “La cooperativa no permite que delegues tu responsabilidad en un órgano externo. Tienes que estar implicado en lo bueno y en lo malo. Y eso te hace más justo, más maduro”, reflexiona José Manuel.
La gestión, además, no se limita a los socios. Se fomenta la participación activa de las personas trabajadoras, sean socias o no, incorporando sus aportes a la mejora continua. “Creemos en la transparencia y la igualdad de derechos y obligaciones. También en la posibilidad real de que cualquier persona trabajadora acceda a ser socio si cumple los requisitos”, añade Yolanda.
Pero lo que convierte al Hotel Madinat en una excepción es que estos valores no son solo internos. Se reflejan en su entorno, en su política de contratación, en sus proveedores. Desde el inicio, han priorizado trabajar con empresas de inserción sociolaboral y con personas migrantes o en riesgo de exclusión. Han tejido relaciones con entidades sociales que les derivan personal cuando lo necesitan.
Además, apuestan por productos de cercanía y kilómetro cero, y han logrado fidelizar a proveedores locales. El compromiso ambiental también está presente: ahorro energético, materiales sostenibles, y una apuesta decidida por reducir su huella sin renunciar al confort.
Una de las cosas que más sorprende a los huéspedes del Hotel Madinat es su atmósfera. Aunque está en pleno centro histórico, a pocos pasos de la Mezquita-Catedral, el hotel es un remanso de paz. “Nos dicen que aquí encuentran una Córdoba diferente”, dice Yolanda.
José Manuel define su propuesta como una “complacencia holística”: “Queremos que el visitante sienta que todos sus sentidos están cuidados. La luz, los aromas, el tacto de los materiales, los sabores del desayuno, el silencio. Todo contribuye a una experiencia plena”.
No es casualidad. Cada detalle ha sido pensado para generar bienestar: desde la iluminación cálida hasta el hamman, pasando por las terrazas que ofrecen vistas de la ciudad sin estridencias. El objetivo no es deslumbrar, sino invitar a quedarse, a recordar, a volver.
El Hotel Madinat busca ser mediador del vínculo entre Córdoba y los que la descubren. No se conforma con alojar: quiere que el huésped se lleve algo “que no se puede comprar”: “Un recuerdo que se queda”.
Y ese es quizá el gran logro del proyecto: haber construido una empresa sólida, profesional; sin haber renunciado en ningún momento a sus principios. “Lo difícil no fue abrir el hotel. Lo difícil fue ser fieles a lo que queríamos ser”, confiesan. Hoy, con más de nueve años como cooperativa y doce desde que comenzó a gestarse la idea, el Hotel Madinat es un referente silencioso de que otra forma de hacer turismo es posible. Y no solo posible: deseable.
Sobre este blog
Días de Empresa es un espacio en el que eldiarioand quiere contar las historias de las empresas andaluzas. Cómo discurre sus días, cómo nacen y cómo se consolidan, y cómo, desde aquí, desde Andalucía se construye sociedad a través de las iniciativas empresariales.
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