ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/
La Perra Andaluza empieza a ladrar
Un episodio de calor inusualmente cálido para la época, así titularon algunos noticieros a la pequeña ola de calor que se vivió en la Península el primer fin de semana de junio. Y es que, tras una noche toledana donde a los termómetros les costaba bajar de los 20 grados, el domingo 1 de junio Barcelona se levantaba con un “caliu” digno de Andalucía.
Esta sensación se acentuaba aún más si te acercabas a la Sala Basiana de la Nau Bostik y, con la ayuda de un vasito de gazpacho servido de una garrafa de agua Viladrau “pa pasar la calor”, escuchabas de fondo a la Plazuela, Triana o Califato ¾ o veías una bandera andaluza con una estrella en medio, una arbonaida con una galga en su interior… la Perra Andaluza.
Y es que el domingo 1 de junio hacía su presentación la Peña la Perra Andaluza, en una sala llena de abanicos que parecían agitarse al ritmo de unas seguidillas y de ventiladores que hacían lo que podían para refrescar a más de 200 personas. Muchas andaluzas pero no todas, porque aquí no pedimos papeles ni orígenes, aquí se viene con el corazón, con respeto, con cariño y con ganas de comunidad.
Y así se definen, como una comunidad que conecta lo andaluz y lo catalán, que forma parte del tejido social y asociativo, como un sitio donde la nostalgia no se nos quede en el pecho, sino que se nos vuelva motor; donde la precariedad no nos aísle, sino que nos junte; donde podamos convertir todo lo que nos pesa en algo que nos mueva.
Jóvenes de la Perra hablaron de lo difícil que es, a veces, encontrar un lugar donde encajar cuando vienes con una historia migrante a cuestas. De cómo, aunque Andalucía sigue siendo raíz, muchos espacios aquí les resultaban ajenos, lejanos
La nueva peña pretende seguir las huellas de las fiestas “Arrejuntaera” que se celebraban en Can Batlló hace unos años (en el marco del 4 de diciembre), y por eso invitaron a Ana Burgos, una de sus promotoras, que contó de dónde surgió esta iniciativa y todo lo que vivieron en estos eventos de tintes andalucistas.
Ana habló de legado mientras muchos en el público sentían sus palabras como una brújula de esa Andalucía rebelde, feminista y antirracista que se abrió paso en Barcelona a fuerza de militancia y alegría. Nombró a quienes estuvieron antes, a quienes abrieron camino desde los márgenes.
Jóvenes de la Perra hablaron de lo difícil que es, a veces, encontrar un lugar donde encajar cuando vienes con una historia migrante a cuestas. De cómo, aunque Andalucía sigue siendo raíz, muchos espacios aquí les resultaban ajenos, lejanos: Hasta que no nos sentamos en aquella primera mesa, no sentimos que teníamos permiso para imaginar algo propio. Desde entonces, todo ha sido impulso comunitario. Desde ahí construimos.
Dani Ruiz tomó el micro y el barrio se sentó a su lado. Referente clave en la ciudad por visibilizar la cultura xarnega y la vida popular, habló de la urgencia de tejer desde abajo: Barcelona son sus barrios. Sin sus vecinas, sin sus luchas, no hay ciudad que valga. A su lado, Judit Vela sumó cuerpo y memoria: habló del desarraigo tras el desplazamiento de su familia desde Galicia, Extremadura y Andalucía, de crecer en la periferia y de cómo se nos exige renunciar a lo que somos para ser aceptadas. Quiero hablar de mi identidad —dijo— porque hablar de ella es memoria, es reparación. Así dejaron claro que lo identitario no es trinchera, sino raíz; y que la periferia también piensa, también sueña, también construye futuro.
Y entre un bingo musical, villancicos de Canal Sur fuera de temporada y unas bulerías de David Bisbal que hicieron saltar los abanicos, se encendió algo. Una chispa. Un ladrido colectivo. Que solo acaba de empezar
La asamblea abierta fue ese momento en que la plaza respiró hondo y se dejó hablar. Surgieron propuestas como brotes en primavera: grupos de apoyo, bienvenidas que abren los brazos y despedidas que no duelen tanto. El club de lectura como refugio, el sexilio nombrado sin miedo.
Gente que vuelve, gente que llega, gente que no se quiere ir sin dejar una semilla. Y entre intervenciones, alguien murmuró sobre lo importante que es acompañar la llegada y suavizar la partida. Porque marcharse de casa ya es bastante duro para que encima te sientas sola cuando llegas.
Y sí, se celebró una asamblea donde lo que más se notaba no era el calor, sino la ilusión palpitante en cada propuesta. Una comunidad que no quiere ser solo recuerdo, sino futuro compartido. Una promesa: que ser de aquí y de allá no es una contradicción, sino una ventaja. Y que mientras existan espacios así, no habrá distancia que nos desenraice del todo.
Y entre un bingo musical, villancicos de Canal Sur fuera de temporada y unas bulerías de David Bisbal que hicieron saltar los abanicos, se encendió algo. Una chispa. Un ladrido colectivo. Que solo acaba de empezar.
Sobre este blog
ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/
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