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La noche violeta en Málaga: un silencio roto por la rabia

La manifestación, frente al Teatro Romano y la Alcazaba | N.C.

Néstor Cenizo

La noche violeta de Málaga ha terminado frente al Teatro Romano con una letanía dolorosa, pronunciada con la emoción y la rabia que merecen las mujeres asesinadas a manos de hombres. “Emilio Verdugo asesinó a Rosa Romero Rueda, de 69 años, el 27 de enero de 2019 en Dos Hermanas, Sevilla. Salvador Ramírez asesinó a Ana Lucía da Silva, de 49 años, el 14 de junio en Córdoba (…)”. 46 mujeres (y tres menores) asesinadas por sus parejas o exparejas, que dejan 32 huérfanos. 1017 hombres asesinos desde 2003, año en el que empezaron los registros. Así ha terminado una manifestación que empezó frente al ayuntamiento y concluyó una hora después en calle Alcazabilla. Según la Policía, ha llegado a alcanzar los 1.000 participantes.

“Ponemos el acento en el asesino, porque estamos hartas de que se invisibilice al que nos mata”, explicaba Carmen Martín, presidenta de la Plataforma Violencia Cero de Málaga. Emilio Verdugo, asesino confeso, es citado en muchas noticias como Emilio V.T. “Es lo primero que se debe saber, porque un asesino puede tener más víctimas. Se protege más al asesino que a la víctima”, apuntaba Joaquina Espejo. Da Silva, víctima número 1.000 desde que empezaron los registros oficiales, fue la segunda mujer asesinada por el malagueño Salvador Ramírez, que ya había matado a su expareja en 2002 y no había cumplido íntegramente la pena de 17 años que le fue impuesta en 2004.

La manifestación, que recorrió las principales calles del Centro Histórico, ha sido en su cabecera un acto solemne y en silencio, a veces roto porque hay “tanta rabia” que algunas la expresan gritando, señalaba Martín. “Los asesinatos son la punta del iceberg. Tenemos una violencia sexual que repunta y actos de violencia que no se denuncian”, añadía con pesar. Un mes de julio especialmente doloroso, con un asesinato machista cada dos días y un aumento vertiginoso de las violaciones grupales, las han llevado a convocar esta manifestación. Se trataba de alumbrar las calles para reivindicarlas. En apenas unos días, unas 300 ciudades se sumaron a la iniciativa.

“Exigimos que se apliquen las leyes que tenemos, porque hay una pasividad que no se tolera con otras cosas. Hay un Pacto de Estado, y queremos que los recursos vayan donde tiene que ir: a la prevención y a la atención a las mujeres”, ha pedido Martín, poco antes de que finalizara la manifestación.

“El silencio también nos mata”

Una humedad tropical envolvía Málaga y AEMET pronosticaba lluvia con el 100% de probabilidad. Pero finalmente no ha llovido, y pese a los presagios muchas han salido a las calles para declarar, ya que nadie lo hace, el estado de emergencia. “Ni el gobierno, ni el poder judicial ni la sociedad en su conjunto han asumido su obligación de garantizar los derechos humanos de las mujeres”, decía el manifiesto.

Llevaban candiles morados algunas, y otras la luz de la linterna del móvil. “He puesto en el Play Store luz púrpura y me he descargado ahora mismo la aplicación”, comentaba Joaquina Espejo, que portaba la luz con la solemnidad de quien recuerda a una compañera asesinada.

Rodrigo Muñoz no se explica la “pasividad” de la justicia, los políticos y la sociedad ante los crímenes machistas. “No está habiendo la contundencia que debía haber”, y señala como ejemplo la discusión que mantuvieron este jueves José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid, y Javier Ortega Smith, portavoz de Vox.

Stephanie y Robin llevan también pañuelo morado. Están de vacaciones en Málaga, pero dicen que son activistas en Stuttgart y están dispuestos a sumarse a esta causa. Ella ve en este movimiento una réplica del movimiento argentino “Ni una menos”, y dice que en Alemania la violencia machista no está en el debate político, a pesar de que se comete un asesinato machista cada tres días, según ha leído recientemente.

“El silencio también nos mata”, han coreado varias veces las mujeres, que esta noche han alzado su voz porque se quieren vivas.

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