Unas obras afloran restos óseos junto a la antigua fosa de los represaliados de un pueblo malagueño
Las obras previas a la construcción de un nuevo aparcamiento municipal al aire libre en Almogía (Málaga, 3.792 habitantes) ha desenterrado el pasado de este municipio al noroeste de la capital. El movimiento de tierras, en un lugar donde hasta hace medio siglo estaba el cementerio municipal, ha sacado a la superficie una gran cantidad de restos óseos de origen desconocido. La falta de protección de estos restos, accesibles y trasladados a una parcela cercana al menos al menos en las primeras horas, motivó que se personara allí la Guardia Civil y que el portavoz del grupo municipal de Unidas Podemos interpusiera una denuncia ante el juzgado de guardia.
La denuncia alerta del posible incumplimiento de los protocolos para este tipo de situaciones. “No se sabe si podrían haber fallecido incluso por enfermedad infecciosa y hay restos de multitud de personas”, explica Enrique Armijo, portavoz de la confluencia de IU y Podemos en Almogía. El reglamento de policía sanitaria mortuoria dispone que la exhumación y traslado de restos cadavéricos para su reinhumación podrá efectuarse depositando aquéllos en “cajas de restos”, solicitando autorización de la Jefatura Provincial de Sanidad, acompañada de certificado de defunción en el que figure la causa y la fecha en que se produjo.
La construcción del aparcamiento será adjudicada en concurso público, pero el movimiento previo de tierras se está realizando con dinero público. “Los están desescombrando en una parcela privada, mezclando escombros con restos óseos”, protesta Armijo.
Además, Armijo alberga la sospecha de que entre lo que está aflorando podría haber restos de represaliados en la Guerra Civil y la represión franquista. “En esa zona había distintas fosas: las de quienes no tenían dinero para pagarse enterramiento, pero también de gente represaliada. Y se sabe que en el antiguo cementerio municipal hubo fusilamientos”“, advierte Armijo.
El alcalde: “No tengo constancia de que sean de una fosa común”
Cristóbal Torreblanca, alcalde de Almogía (PSOE), descarta esa hipótesis. Explica que cuando se clausuró el antiguo cementerio, hace ahora 48 años, se trasladaron al nuevo camposanto los cadáveres que solicitaron sus familiares. “Era un cementerio antiquísimo en varios niveles donde se enterraba la gente en el suelo”, comenta. “Entonces se enterraba en la tierra a la mayoría de las personas. Tenía varios nichos, de gente que no tenía dinero y hacían su hoyo”.
Ahora, con las obras de “rebaje” para el hormigonado del nuevo aparcamiento han aparecido nuevos restos, que el personal está introduciendo en bolsas que luego trasladan al osario, según detalla el alcalde, que zanja: “Los restos de represaliados ya se trasladaron al nuevo cementerio. Yo no tengo constancia de que lo que ha aparecido ahora sea de una fosa común”.
Raquel Zugasti, historiadora y autora junto con Toni Valero del trabajo Las huellas de la represión franquista en la geografía malagueña (2007), cree que es improbable que los restos correspondan a represaliados del franquismo. Zugasti detalla que en el Registro Civil hay constancia documental del fusilamiento de once personas en Almogía, cuatro de ellas en El Campillo y el resto en el antiguo cementerio. Estos últimos ya fueron exhumados y trasladados al nuevo camposanto. “Lo más probable es que estén removiendo el cementerio civil o ”cementerio de los pobres“, donde siempre van a aparecer restos”.
No obstante, la historiadora advierte: “El registro es una fuente incompleta”. En muchas ocasiones el fallecimiento se inscribía fuera de plazo, y la causa de la muerte no se recogía con toda la precisión: “A veces se ponía ”fusilado“, en otras ”encuentro con la fuerza pública“, ”tiroteo“ y en otros casos están en blanco”.
“Más de una veintena de ejecutados”
Zugasti documentó la presencia de fosas comunes en 57 de los 103 municipios malagueños. En su informe sobre Almogía se detalla que en los meses previos a la toma del pueblo por las tropas franquistas se vivió una situación de crispación social motivada por la carestía y el acantonamiento allí de tropas republicanas, “desencadenante de una fuerte represión que se cobró más de una decena de vidas” a manos, principalmente, de una patrulla de la FAI.
El 6 de febrero las tropas italianas al mando del coronel Rivolta entran en Almogía. Las denuncias se tradujeron entonces en arrestos, fusilados y traslados a la prisión de Málaga. “Testigos recuerdan más de una veintena de ejecutados, algunos de ellos en el terreno conocido como ”El Campillo“, de los que no nos quedan apenas documentos”, señala el informe. Pero la represión fue más allá: “Al igual que en otros tantos lugares, es al regreso de la juía cuando muchos vecinos son acusados, detenidos y ajusticiados”. Otros no volvieron nunca, y acabaron en la gran fosa del Cementerio de San Rafael, en la capital.
El informe concluye que los restos mortales conocidos de El Campillo y del antiguo cementerio ya fueron exhumados y trasladados. Los primeros, por los propios familiares, que se arriesgaron a las represalias del franquismo; y los segundos, hace 48 años. No obstante, si los ejecutados fueron “más de una veintena”, tampoco se puede descartar que haya cadáveres de represaliados sin exhumar. “Por testimonios tenemos constancia de que hubo gente enterrada en fosas comunes que mataron en otras zonas de la comarca, y los echaron allí”, resalta el portavoz de la confluencia.
Armijo denuncia las prisas en ejecutar una actuación “a sabiendas de que ahí hay mucha gente represaliada, además de mucha gente del pueblo. Muchas personas no tenían poder adquisitivo para hacer el traslado hace cincuenta años, y los restos se quedaron ahí”, concluye.
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