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La Verja de Gibraltar, abierta por Schengen y cerrada por la Covid-19: “Aquí la gente está acojonada, no sale a la calle”

Colas para acceder a Gibraltar. Imagen de archivo.

Juan José Téllez

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A José Netto, el viejo sindicalista del Peñón, le agrada el Acuerdo de Nochevieja, como ya se le llama al entendimiento in extremis entre España y el Reino Unido con Gibraltar. No en balde, él siempre ha reconocido que su formación política se la debe a un anarcosindicalista español exiliado en la Roca, después de todas las guerras del siglo XX. Y repartió octavillas antifranquistas en el “corto”, el tren que llevaba desde Algeciras a la Serranía de Ronda, donde siempre vivió la familia de su mujer, Ana, y donde él mismo reside a temporadas. 

Netto fue uno de los principales líderes sindicales que logró doblarle el pulso al Reino Unido por la igualdad de salarios con los trabajadores británicos. Ocurrió en el Gibraltar encerrado a cal y canto por el Gobierno español desde la dictadura de Franco, en 1969, al primer Gobierno de Felipe González, que decidió abrir la Verja primero a efectos peatonales, en 1982. También era diciembre. Pero este diciembre le ha conducido al hospital de St. Bernards, el mismo día de Nochebuena, contagiado por la Covid-19.

“Cogió el bicho pero ya me lo he traído de vuelta a casa –celebra su hijo Michael, otro sindicalista en la familia––. Mi padre cumplirá 90 este mes de enero y lo ha superado, aunque se cansa un poco más que antes”.

Michael cree que “con la Covid, si hay cama en el hospital y te tratan rápido, no hay problema”: “El problema es lo que ocurrió en Madrid, que no había camas y estaba la gente por los pasillos durante la primera oleada. Pero si hay camas y te atienden rápidamente y el paciente no tiene otras patologías, todo va bien. Aunque sea tan mayor como mi padre”.

En la oleada actual, el impacto entre la población está siendo brutal pero, mucho más, en las residencias y pisos tutelados de la Tercera Edad: el último fallecido, el pasado domingo, también era un anciano de la misma edad, aproximadamente, de José Netto y 26 casos activos se registraban ese día en dichos centros geriátricos del Peñón, aunque como el propio sindicalista, hay muchos otros ancianos que residen en domicilios particulares. Todos ellos esperan, como agua de mayo, la vacuna Pfizer, que en el Peñón llegará el próximo 9 de enero, como anunció Fabian Picardo, el ministro principal, en su último discurso.

Murciélagos en la cara

Así que, en un Gibraltar semi–desierto, las conversaciones viajan con frecuencia desde el coronavirus al “arreglito” de la frontera, que Gibraltar se convierta en territorio Schengen: “El acuerdo ha sido un acierto –afirma Michael Netto, quien ahora preside el Grupo Transfronterizo que agrupa a empresarios y sindicalistas de ambos lados de la actual frontera–. Ha habido valentía tanto en el lado de Madrid como en el de Gibraltar. Yo creo que es positivo y que abre una etapa histórica nueva. No había otra alternativa, tampoco. Hay líneas rojas, desde luego, pero lo importante es aparcar las diferencias, centrarse en lo positivo. Hoy por hoy parece que se está haciendo. Se trata de crear trabajo, de que los trabajadores y los ciudadanos vayan y vengan. Para que las relaciones prosperen hacen falta años de convivencia y eso no se produce de hoy para mañana. Lo que hace falta es un acuerdo duradero y no que cambien los gobiernos y cambien los acuerdos. Todos necesitamos que nos dejen seguir unas mismas pautas durante unos cuantos años”. 

El impacto del acuerdo todavía no puede apreciarse. Sobre todo, porque Gibraltar vuelve a sufrir confinamiento domiciliario como consecuencia del Covid–19, desde las diez de la noche del sábado, como consecuencia de la curva “casi vertical” que ha sufrido el impacto de la pandemia en el último mes, en la Roca. Todo hace presumir que se trata de la expansión de la llamada cepa británica, pero todavía no puede constatarse científicamente, más allá de un solitario caso que se registró en noviembre en Gibraltar: “La gente no está saliendo. La gente está acojonada –resume Netto––. Si esto es el principio de la tercera oda, nos ha cogido fuerte. Yo tuve que salir a la tienda a comprar cuatro cosillas y no se ve nadie por la calle. A comprar comestibles, en todo caso. Aquí todo el mundo te dice lo del virus inglés, pero la realidad es que todos los países aflojaron las restricciones con las pascuas y no debieron haber aflojado. Los políticos en el gobierno son todos unos cobardes y los de la oposición, unos charlatanes. Había que meterles el murciélago por la cara a más de uno para que se dieran cuenta del peligro que corremos todos”.

El Covid, contra el comercio

Michael asumió la presidencia del Grupo Transfronterizo en octubre, tras sustituir en dicha responsabilidad a quien la había ostentado durante el último año y medio, Lorenzo Pérez Periáñez, presidente en la actualidad de la pequeña y mediana de La Línea de la Concepción y miembro aún, por supuesto, del Grupo Transfronterizo de Gibraltar. Hoy se ha ido a la Verja para hacer declaraciones ante un bosque de alcachofas de televisión. A su juicio, el impacto del confinamiento del Peñón afecta al Campo de Gibraltar, porque el comercio de La Línea cuenta con “muchos clientes gibraltareños y esto se va a notar”; a lo que se suma el confinamiento perimetral de esta zona de Andalucía debido a la cepa británica del coronavirus.

“No hay fluidez entre las poblaciones, no hay flujo de clientes, lo que provoca en el comercio una situación complicada en unos días comerciales. Los trabajadores esenciales pueden pasar de La Línea a Gibraltar y los gibraltareños pueden cruzar a La Línea, sin problemas, eso sí. Este acuerdo que ha sido estupendo para todas las partes porque garantizaba la fluidez, no para ahora sino para siempre entre Gibraltar y La Línea, garantizaba por lo tanto que gibraltareños puedan venir a nuestro comercio y hostelería, que puedan ir libremente a Gibraltar. Pero después de estos días de alegría con este acuerdo se nos baja un poquito el ánimo con estas restricciones, pero es lo que toca”. 

La Junta de Andalucía decidió, también el sábado, el confinamiento perimetral de los ocho municipios del Campo de Gibraltar hasta el próximo día 10, ante la posible saturación paulatina de los servicios hospitalarios en las áreas de salud de dicha zona. Sin embargo, si, en La Línea, las cifras de contagio por Covid–19 también ha ido creciendo exponencialmente durante el último mes, no ha ocurrido de una forma tan evidente en la mayoría de las localidades. Así, a unos 15 kilómetros del centro del Peñón, sobre una loma, se alza la localidad española de San Roque, donde, históricamente, “reside la de Gibraltar”, según puede leerse en el título del Ayuntamiento. Fue el lugar donde se instalaron los habitantes del Peñón que, en 1704, huyeron tras la toma de la Roca por una escuadra anglo–holandesa durante la Guerra de Sucesión española.

La población actual asciende a unos 30.000 habitantes, muy parecida a la de Gibraltar, pero los nuevos contagios todavía no son tan altos allí, en un término tan extenso que lleva desde la Estación de San Roque, en cuyas luchas contra la droga se dio a conocer el cura y activista José Chamizo, que fuera Defensor del Pueblo de Andalucía, a Puente Mayorga, de donde es Angela Aguilera, una de las portavoces de Adelante Andalucía, o Guadarranque, donde radicó el legendario restaurante Los Remos –una de las primeras estrellas Michelín de Andalucía––, hasta Guadiaro, con el complejo residencial de Sotogrande, donde tienen segunda residencia muchos gibraltareños. 

Una perrita llamada "Extranjera

En el casco histórico, Margarita García Diaz, profesora jubilada e historiadora, no ha podido desplazarse a Jimena de la Frontera, otro de los municipios confinados, para trabajar como voluntaria en los archivos de la Casa de la Memoria Histórica que tiene allí su sede. Sin embargo, este fin de semana, se desplazará a Málaga para atender a su madre: “Tengo un certificado por cuidados familiares, que me lo permite”.

Ahora, su hija Carmen ha obtenido un salvoconducto para poder desplazarse hasta Palmones, en el término municipal de Los Barrios, apenas a seis kilómetros, para recoger en el hospital veterinario a Wallis, “una gata callejera pero de carey”, que se puso enferma y ya le dan el alta. Wallis es británica de nacimiento y ya tiene su pasaporte. Su nombre quiere decir en galés “Extranjera”. Toda una profecía si se tiene en cuenta que su hija y su yerno James –carne de Brexit, esta pareja hispano–británica––, decidieron hace un año y medio venirse a vivir a España ante la extraña situación que empezaban a vivir en Bristol: “La gata ya tenía el nombre puesto cuando la recogieron. Lo que le pasa, creo yo, es que ya tiene trece años”. 

“Estamos todos muy contentos por el acuerdo del Brexit, porque al menos James no va a tener muchas dificultades para cruzar a Gibraltar, que es donde trabaja para una empresa on–line, con base en Londres pero con sedes aquí y en Malta. Ahora está trabajando desde casa porque la empresa decidió que, para evitar problemas en la frontera, todos sus trabajadores que viviesen fuera del Peñón, teletrabajarían durante un tiempo”. 

Así que la conversación transcurre naturalmente hacia lo que más les afecta a diario, que no es el desbloqueo de la Verja sino el cierre perimetral de los municipios: “Como no podemos ir a las grandes superficies porque están en otro término municipal, imagínate el lío para las compras de Reyes Magos. Esta mañana, la bulla en el Mercadona ha sido impresionante. Una cola de coches para poder entrar, que ni te cuento. Hasta arriba. En San Roque, tenemos esto o el Lidl de Campamento y tenemos que quedarnos a comprar los regalos por aquí si no queremos arriesgarnos a una multa”. 

Yanitos por bulerías

No todo el mundo ha procedido de la misma forma: “La tarde del sábado, antes de que entrara en vigor el confinamiento, no te veas la cola de coches yanitos que salían de Gibraltar”, comenta el bailaor linense David Morales. 

“Todos los ingleses y los gibraltareños que tienen casa aquí vinieron y se quitaron de en medio del Peñón. La cola que había para salir era horrorosa”. 

David Morales también confía en el Acuerdo de Nochevieja. El, que acaba de presentar en el Teatro Lara de Madrid, un espectáculo que recorre sus 40 años en escena, recuerda cuando daba clases de baile en el Instituto Cervantes que hubo cerca de Main Street hasta que el ministro García–Margallo decidió cerrarlo, quizá para reivindicar el Gibraltar español suprimiendo paradójicamente las clases de español. Ahora, es posible que vuelva a abrir, más temprano que tarde, si se cumplen las previsiones de todas las partes: “Dejé aquello cuando se cerró el Cervantes. Y me gustaría volver a hacerlo. Empezamos con 40 personas, en su mayoría mujeres, más que niños. O más. Dos días a la semana, con tres o cuatro grupos. Les enseñaba a bailar desde las alegrías, zapateado, sevillana, una mezcla de todos. Había gente que incluso daba ya su patá por bulerías cuando decidimos dejar de ir allí porque no pudimos seguir en el Cervantes y su director, Paco Oda, nos buscó otro local, pero ya no era lo mismo. Hicimos un video por Navidad, con una copita cada uno y se arrancaron allí con un guitarrista y un cantaor que yo me llevé. Un poquito alegría, de rumba, había gente que cuando decidieron cerrar, le escribieron cartas de protesta al Cervantes”.

“La sensación es que la gente está bastante contenta con el convenio. Pero con lo del Covid, el centro de La Línea está todo muy tranquilo, no hay mucho movimiento de reyes. La gente está asustada. Todo está muy calmado. A los comercios, me refiero. Pero la gente está satisfecha con el acuerdo. Esta mañana, estuve tomando café y todos los comentarios eran favorables, aunque también había su polémica con lo que ha dicho Picardo que los gibraltareños serán quienes decidan la entrada a Gibraltar. Tendrán que justificarse con eso, digo yo, pero al fin l y al cabo será la policía europea la que realice los controles. Lo importante es que no haya que guardar cola”, sentencia Morales, que casi veinte años atrás montó un espectáculo titulado “Contrabandistas”, en torno a un fenómeno que afecta notablemente a la ciudad donde vive y en donde fue nombrado recientemente hijo predilecto: “Pues, que yo sepa, en estos días, entre la Navidad, el Covid y la policía, apenas ha habido operaciones de desembarco de droga ni de tabaco”.

Contagios en primera línea

Por La Línea, cruzó esta mañana Marta Fernández Rojas, enfermera gaditana que reside en Algeciras y trabaja en uno de los hospitales de Gibraltar: “Esta mañana, a mi no me han pedido el pasaporte para entrar, pero ayer domingo, por lo visto, estaban pidiendo los pasaportes y los contratos. A ver en qué quedamos. Desde Algeciras hasta Gibraltar, tampoco he tenido problemas. Yo llevo encima un justificante del trabajo, pero hoy no había controles. Y la gente creo yo que está yendo donde les da la gana. Las grandes superficies están a rebosar”.  

“Aquí la gente está contenta con el acuerdo pero tampoco faltan quienes digan que con eso de quitar la Verja, ahora va a haber más inseguridad ciudadana y no van a poder tener a los niños en la calle porque van a llegar los narcos de La Línea. Y esas cosas tan disparatadas”.

Marta pasó el COVID–19 en vísperas de Navidad y probablemente no tenga que ponerse todavía la vacuna que está a punto de llegar al Peñón, donde el impacto de la pandemia lo nota en el hospital donde trabaja: “Estamos fatal, pero con los síntomas controlados. En la planta del Covid, hay ahora 20 pacientes y en la UCI, 3. Es muy duro todo esto”.

Es uno de los frentes esenciales que están sufriendo contagios notables en el Peñón. Pero hay otros. Darren Grech, Secretario Jefe, animó ayer a los funcionarios públicos a resolver las bajas de la mejor manera posible, “con resiliencia y funcionalidad”. La administración gibraltareña, en general, pero especialmente los centros sanitarios y las residencias de la Tercera Edad, están sufriendo la ausencia no sólo de las personas contagiadas sino de las que se encuentran en autoaislamiento por contactos estrechos con los afectados: desde su punto de vista, en esta contingencia, el sector público debe reestructurar sus prácticas de trabajo para asegurar el desarrollo de servicios vitales. Así que, de momento, se llevarán a cabo presumiblemente traslados y comisiones de servicio para compaginar el trabajo de los distintos ministerios y que no tengan que dejar de prestarse porque sus trabajadores no se encuentren operativos. 

“El impacto que la infección está teniendo en nuestros servicios esenciales, se extiende ahora a cada departamento. Eso significa que no hay departamento que esté completamente bien”, lamentó Grech, quien vino a asegurar que el trasvase de personal podía garantizar la apertura al público de cada uno de los organismos gubernamentales. “Algunos departamentos simplemente no pueden funcionar desde casa, por lo que es necesario proveerlos de recursos que Gibraltar necesita”.

“Tenemos que continuar prestando servicios en una situación similar a la de que nos dijeran, al menos eso me parece, tienes que construir un puzzle gigantesco de 6.000 piezas con sólo 5.000 y decreciendo, visto lo visto”.

Según el balance difundido ayer, durante la jornada del lunes se registraban 944 casos activos y había 2.219 personas en autoaislamiento, 23 hospitalizados en la planta Covid y 6 ingresos en UCI. El número de positivos en Residencias para la Tercera Edad, asciende ya a 43,18 más en un solo día. Ocho muertos desde el inicio de la pandemia. Y todos en los últimos meses. 

La tostada por ambos lados

En el paso fronterizo, más allá del Covid, ha habido casos de rechazo de alimentos perecederos que llevaban y traían algunos transeúntes cuando, hasta el día 31 no había problemas al respecto. Algo sí ha cambiado, por lo tanto, de un día a otro en la Verja. Hasta el punto que el Gobierno de Gibraltar volvió a recordar ayer, en una nota técnica, que esto era lo previsto, tras terminar el periodo de transición que fijaba el Acuerdo de Retirada entre la UE y el Reino Unido: “El término del período de transición puso punto final al status quo tal y como se aplicaba a Gibraltar como parte de la Unión Europea. El 31 de diciembre de 2020, el Gobierno de Gibraltar anunció que había alcanzado un principio de acuerdo con el Reino Unido y España en relación a un marco propuesto para un Acuerdo entre el Reino Unido y la UE sobre la relación futura de Gibraltar con la UE. Hasta que se alcance dicho Acuerdo, y salvo que el Gobierno notifique expresamente al público medidas transitorias específicas que podrían aplicarse hasta el final de las negociaciones, las cosas no serán como hasta ahora. Esta era la consecuencia inevitable de abandonar la UE”. 

“El Gobierno ha avisado tanto a empresas como a particulares de ello y ha comunicado los pasos que podrían darse para mitigar esta situación”, podía leerse en una nota oficial en torno al cambio de régimen aduanero “que se aplicará a los ciudadanos que posean determinados productos destinados al consumo personal cuando crucen la frontera terrestre con España”. 

Y es que, como es sabido, “la legislación aduanera de la UE restringe el movimiento de determinadas categorías de productos originarios de terceros países a través de las fronteras del territorio aduanero de la UE. Estas restricciones se aplican en el punto de entrada al territorio aduanero de la UE. Esto sucede incluso cuando dichos productos están destinados al consumo o uso personal”. 

Así que ya no se pueden introducir a través de la aduana, carne, leche y derivados, salvo leche infantil en polvo, alimento para bebés y alimentos requeridos por razones médicas, o alimento para bebés y alimentos especiales requeridos por razones médicas o alimento para mascotas requerido por razones relacionadas con la salud del animal, pero siempre que no supere un límite de dos kilos por persona. Tampoco se podrá pasar el pescado fresco, seco, cocinado, curado o ahumado y ciertos tipos de mariscos, como gambas, langostas, mejillones muertos y ostras muertas, a menos que se haya secado las vísceras al pescado. Se permiten partidas para consumo personal de otros productos animales específicos como miel, ostras vivas, mejillones y caracoles siempre que su cantidad combinada no exceda de 2kg por persona.

A un lado y a otro de la frontera, todos parecen coincidir en dos cuestiones fundamentales: que el Acuerdo es bueno y el Covid, no. Todos los alcaldes, incluyendo a José Ignacio Landaluce, alcalde de Algeciras y senador del Partido Popular, apostaron por el acuerdo. Nada extraño: Pablo Casado, presidente del Partido Popular, truena por la cosoberanía y su correligionario, José Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía, da por bueno el acuerdo. En este asunto al menos, Landaluce está más cerca de este último. Así lo aseguraba esta mañana, desde el loro de un taxi, a preguntas de Federico Jiménez Losantos: “Hay una visión de Gibraltar desde el Campo distinta a cómo los españoles vemos la colonia. Del acuerdo, te tienes que alegrar porque hay muchos trabajadores y familias”. Eso sí, en el futuro, “tiene que haber un compromiso de desarrollo armónico” porque “no puede ser untar la tostada por ambos lados para una parte y que la otra no tenga ni tostada”. 

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