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Sobre este blog

El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

Las granjas de sangre que “alimentan” la industria cárnica

Yegua preñada sometida en una "granja de sangre"

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Que la industria cárnica es una maquinaria depredadora de la Naturaleza y de los millones de animales que mantiene cautivos en todo tipo de granjas es un hecho innegable. Menos conocidas son algunas de sus prácticas para mejorar sus cuentas de resultados, como el uso de la hormona PMSG (pregnant mare serum gonadotropin), que, como su propias siglas indican, se extrae de yeguas preñadas.

Una ficha técnica oficial describe sus propiedades para inducir “el desarrollo folicular en los ovarios inactivos de las hembras sexualmente maduras y también, frecuentemente, en hembras prepúberes y seniles”. De este modo, el compuesto a partir de esta hormona es comercializado con la promesa de mejorar la fertilidad de las hembras en granjas, planteando una mayor capacidad de cría de animales.

Una investigación liderada por la Animal Welfare Foundation y difundida por una coalición de ONG de toda Europa, desde Eurogroup for Animals hasta Fundación Franz Weber, ha puesto sobre la mesa las terribles condiciones de las yeguas en decenas de granjas ubicadas en Islandia. En las imágenes se puede ver cómo golpean a los animales, cómo les colocan y extraen cánulas de gran tamaño para realizar extracciones masivas de sangre y cómo las condiciones higiénico-sanitarias son deplorables. Lo que importa, cómo no, es maximizar beneficios, aunque ello implique que muchos animales sufran y mueran.

Los caballos son sometidos a una violencia completamente evitable, mientras se les extrae una media de 5 litros de sangre cada semana, práctica que vulnera cualquier recomendación internacional sobre usos ganaderos y bienestar de los animales. Son, literalmente, elementos de los que exprimir el máximo posible para elaborar los medicamentos veterinarios posteriores.

Con la promesa de que los ganaderos obtendrán más crías, y de que les supondrá una menor carga de trabajo y un mayor beneficio económico, empresas de muy diverso tamaño avalan estas prácticas para engordar sus bolsillos. El ejemplo de esta aberración se ha podido ver tras el registro de una proposición legislativa en la propia Islandia.

En los últimos meses, diputados y diputadas de varias formaciones políticas impulsaron una iniciativa para prohibir estas sádicas prácticas, destinadas a la industria cárnica y láctea, y en el periodo de participación ciudadana se ha podido comprobar de una forma cristalina quienes están detrás de todo ello.

¿Es posible apoyar esta atrocidad?

Para la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Ovino Selecto de Raza Rasa Aragonesa (ANGRA), para el Consorcio de Promoción del Ovino y para veterinarios asociados a la ganadería, se trata de un producto necesario para no sacrificar reses. Es un argumento delirante: sangren a las yeguas embarazadas porque de lo contrario tendríamos que matar a las madres que no son fértiles en nuestras granjas. Nada dicen de alternativas existentes en el mercado farmacéutico ni de lo cruel que es esta dinámica de trabajo. Como está en Islandia, a más de 2.800 kilómetros de la península ibérica, es algo que conviene ocultar.

Así, junto a conocidas corporaciones alimentarias españolas y organizaciones sectoriales de otros países, han hecho presión para que las y los representantes del Alþingi -el Parlamento islandés- no saque adelante la propuesta de prohibición. Después, estas mismas empresas colocarán una pegatina de “Bienestar Animal” en sus productos, como si desangrar yeguas fuera algo ajeno a todo su proceso.

La investigación de AWF ha determinado que al menos 5.000 yeguas sufren este tormento solo en Islandia, pero las prácticas también tienen lugar en Latinoamérica, con denuncias de crueldad en Argentina y Uruguay.

Una vez más, el lucro está por encima de la integridad de los animales, y todas las estrategias del lobby cárnico y lácteo están encaminadas a dulcificar o, si se quiere, a dar una capa de pintura a un sector basado en la violencia hacia los animales como proceso mecanizado, donde las vidas se convierten en números y estadísticas tendentes a revisar una cuenta de resultados cada trimestre fiscal. La próxima vez que veas un certificado de bienestar animal recuerda que las granjas de sangre proveen la “fertilidad” necesaria a esas explotaciones ganaderas.

 

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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

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