Cuerda Cliff (9,5mm) de Simond. El Plasma Fluid marca la diferencia
La Cliff 9,5mm representa la nueva generación de cuerdas Simond que combinan a la perfección ligereza y durabilidad. Para entendernos bien, se sitúa entre la Rock+ de 10mm y la Edge de 8,9mm, y ofrece un grosor que echábamos de menos dentro de la gama de productos de la marca por su polivalencia y equilibrio.
Al desempaquetarla, y ver en el cartón que la envuelve la descripción de la cuerda y sus principales características, vemos el icono de Plasma Fluid que lleva impreso. Y nos preguntaremos... ¿qué es eso de Plasma Fluid?
Jesús Serrano, miembro del equipo técnico de la marca, nos cuenta que es un proceso durante el cual se generan las propiedades mecánicas y de manejabilidad de las cuerdas. Consiste en trenzar el nylon del alma y la poliamida de la camisa para construir la cuerda y, una vez construida, mediante el proceso de inducción de fluido, se somete a un proceso de calor y humedad que otorgará las propiedades mencionadas a la cuerda.
En resumen, es lo que hace que se diferencie con otras cuerdas nada más sacarla del envoltorio, blanda y manejable desde la primera escalada, y no el típico cable que hasta que no le das uso unos cuantos días no abandona su rigidez.
Bien, hasta ahora todo estupendo, pero ¡vamos a probarla en la roca!
Nos atamos a la cuerda y comprobamos inmediatamente que el nudo no se aplasta sobre sí mismo , quedando muy apretado pero manteniendo siempre la suavidad de manejo que caracteriza a esta cuerda.
Nos impresiona el buen funcionamiento del tratamiento Plasma Fluid ya que después de haber tenido varias caídas en una misma vía, lo normal es que al bajar te estés un buen rato intentando deshacer el nudo de lo que se aprieta... pues nada más lejos de la realidad. El nudo sigue sin aplastarse, se deshace con facilidad, y mantiene la flexibilidad en el extremo.
Una vez escalando con ella enseguida percibimos que el dar cuerda, recoger, chapar, y el paso por mosquetones es muy muy rápido. A penas notamos rozamiento al paso de la cuerda por toda la cadena de seguridad y no se aplasta a la hora de detener una caída con aparatos de aseguramiento, algo muy importante cuando escalamos y aseguramos.
No tiende a generar rizos y funciona muy bien con aseguradores automáticos tipo Gri-gri de Petzl o Eddy de Edelrid, o con dinámicos como el Pivot de DMM.
No obstante, es importante que el asegurador preste verdadera atención los primeros días de uso por el fácil deslizamiento de la cuerda, tanto al dar cuerda como al bajar al compañero, aunque utilicemos aseguradores automáticos.
También es de destacar que es una cuerda que gracias a que solo pesa 58 gramos el metro no cuesta pasarla por un mosquetón o arrastrarla por la pared, aunque estemos a 50 metros del suelo. Con un peso de 4 kilos y 600 gramos en 80 metros se encuentra absolutamente en línea con cuerdas de máximo nivel como la Infinity de 9.5mm de Mammut, o la Eagle Lite de 9,5mm de Edelrid.
Y, como no podía ser de otra forma, hemos caído con ella, y mucho, y nos hemos encontrado con una cuerda muy amable, gracias a una fuerza de hoque baja y a un gran dinamismo, lo que nos ha gustado mucho.
La durabilidad del conjunto viene reforzada por el tratamiento Longlife Protection que le da una protección extra ante la abrasión de la roca o las caídas.
Por último, apuntar que el campo de pruebas ha ido desde vías de deportiva, a pared y autoprotección, y el resultado general ha sido excelente siempre, recalcando su tremenda manejabilidad, ligereza, gran relación calidad/precio y versatilidad.
Como único contrapunto podríamos decir que esa manejabilidad y ligereza penalizan en cierto modo la durabilidad, pero creemos que es un mal menor, y lógico, dada la gran calidad del conjunto.
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