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Tratamiento de la lumbalgia

Pablo Terrón, Director de Fisioterapia de la Universidad 'Francisco de Vitoria'

  • Tras explicar en el artículo anterior las razones que provocan la, tan común, lumbalgia, en el presente artículo vamos a crear más incertidumbre en relación a esta dolencia, y para ello vamos a analizar las consecuencias de la lesión desde un punto de vista exclusivamente muscular

En primer lugar debemos dejar claro que la afección de las lumbalgias puede ser uni o bilateralmente, provocando patrones de dolor al inclinar lateralmente, rotar, flexionar o extender la columna. De forma muy simplificada y respondiendo a la participación muscular, los patrones de dolor que aparecen al flexionar o extender la columna responden a la lesión del grupo muscular más superficial paravertebral, masa común lumbar. Los patrones de dolor que aparecen al lateralizar responden a la lesión de la musculatura posteriormente más profunda, como puede ser el fascículo costovertebral del cuadrado lumbar, mientras que los patrones de dolor que aparecen al rotar la columna responden a la musculatura aún más profunda, el grupo de músculos rotadores, como pueden ser los multífidos. No es fácil precisar con exactitud la musculatura afectada, ya que en la mayoría de los casos varios patrones dan positivos y nos hacen pensar en la afección de varios grupos musculares, lateroflexores, rotadores, extensores y/o flexores a la vez.

La lumbalgia afecta principalmente a la musculatura lumbar común que supone la afección de, al menos, seis músculos de la espalda en su confluencia y agrupamiento a nivel de la zona lumbar de la espalda, esto es, la musculatura lumbar común a nivel de la zona lumbar de inserción. Es el resultado de la confluencia de varios músculos que discurren a lo largo de la espalda. La mayoría de estos músculos se disgregan a nivel torácico para formar un único músculo. Ésto nos muestra que al contrario de otras dolencias musculares, cuando trabajamos su recuperación tratamos el músculo afectado devolviéndole su capacidad de contracción o fuerza a través de ejercicios recuperadores. En el caso de las lumbalgias, y hasta la fecha, sólo se había tratado con carácter antiálgico (eliminar el dolor en la zona) la musculatura lumbar, proponiendo posteriormente un reforzamiento muscular de los abdominales, en el mejor caso incluyendo los oblicuos, y olvidando la recuperación de la musculatura inicialmente afectada, la musculatura lumbar. Esta tendencia a indicar sólo ejercicios para la musculatura abdominal se justificaba por el desequilibrio muscular entre estos y la musculatura lumbar, que forman la faja abdominolumbar, esencial para mantener un equilibrio pélvico. Esta diferencia de fuerza entre los abdominales y los lumbares provoca desequilibrios musculares que pueden desencadenar la aparición de lumbalgias. Sin embargo, el problema radica en eliminar del trabajo de recuperación a la musculatura lumbar, que en estos casos no se recomendaba reforzar al tratarse del grupo muscular más fuerte.

Las indicaciones más conservadoras para recuperar cualquier músculo afectado siempre conllevan una fase de tratamiento directa al músculo, sea cual sea la causa de afección, ya que un músculo que ha sufrido una lesión debe recuperar su actividad funcional de forma progresiva. Recordad las lesiones musculares en las piernas, siempre existe una fase de tratamiento que devuelve al músculo, o músculos afectados, su funcionalidad bien a través de la recuperación de la fuerza perdida o rango de movilidad o propiocepción.

La musculatura lumbar no reside sólo en la zona lumbar, sino que tiene una incidencia muscular a lo largo de toda la espalda. Ésto justificaría los resultados tan positivos que se han logrado a través de la actividad muscular de la espalda incluyendo a su vez los abdominales y oblicuos. Pero tratar una lumbalgia desde un punto de vista muscular no es tratar únicamente la zona lumbar, se debe llevar la actividad muscular a toda la espalda porque la lumbalgia afecta a músculos que se desarrollan por toda la espalda.

No es mi intención en ningún caso plantear una solución muscular para las lumbalgias. Pero saber cuál o cuáles han sido las causas que la provocaron resulta esencial para establecer un correcto tratamiento recuperador. Cuando éste responde a causas mecánicas relacionadas con la musculatura paravertebral, posiblemente tengamos este tipo de solución, pero para ello debemos tener muy claro el diagnóstico y la afección de la lumbalgia.

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