Puntos de escucha y otras medidas para cuidar la salud mental de los estudiantes universitarios

La salud mental de los y las estudiantes universitarios se ha convertido en un tema de “creciente preocupación”. Así lo afirmaba un informe del Ministerio de Universidad publicado hace dos años.

Las cifras son las siguientes: uno de cada dos estudiantes de esta etapa educativa tiene problemas de ansiedad, uno de cada dos tiene problemas de depresión y uno de cada cinco presenta ideación suicida.

Ante la contundencia de los datos y la preocupación surgida en el entorno universitario a raíz de ellos, los centros españoles se están adaptando para ofrecer herramientas que cuiden y promocionen la salud mental de sus estudiantes.

Un ejemplo de ello es la Universidad de Alcalá (UAH), que lleva varios años diseñando y ejecutando diferentes iniciativas en esa dirección.

La encargada de coordinarlas es Inmaculada Rodríguez. Ella es profesora de Enfermería, función que compagina con el cargo de directora de la Promoción de la Salud Mental y el Cuidado Emocional. ¿El objetivo? “Poder cuidar mejor la salud mental de los estudiantes”.

“Ya desde hace tiempo tenemos un gabinete de orientación psicopedagógico, y también existen otras unidades, otros servicios, como puede ser la unidad de atención a la diversidad. Mi misión es coordinar las distintas actividades que se llevan a cabo desde el gabinete de atención psicopedagógico, en colaboración con las facultades y otras unidades/servicios de la universidad y darles una mayor visibilidad para poder llegar a más estudiantes y que sepan que existe este recurso”, explica.

Escucha activa y de acompañamiento

Una de las iniciativas más recientes que ha puesto en marcha la universidad son los puntos de escucha. Lo conforman un grupo de profesores de los distintos grados, de las distintas facultades y escuelas de la Universidad de Alcalá “que están especialmente sensibilizados con todo lo que tiene que ver con el cuidado de la salud mental”.

Rodríguez explica que a dichos profesores se les ha formado para que “puedan estar más capacitados para poder detectar señales de alerta, dificultades que puedan observar en los estudiantes y también habilidades de escucha activa, de acompañamiento con el objetivo de poder ayudar a los estudiantes de una manera más cercana”.

Los puntos de escucha sirven acompañar, escuchar y poder derivar a los servicios especializados que tenemos dentro de la universidad

Y es que, como los docentes son quienes están más presentes en el día a día de los alumnos, “podemos detectar más fácilmente determinadas dificultades y determinados problemas”. “También estamos valorando la posibilidad de que puedan incorporarse a estos puntos personal de administración y servicios, ya que son personas muy cercanas también en el trato cotidiano con los estudiantes”.

Los puntos de escucha sirven, por tanto, para “acompañar, escuchar y poder derivar a los servicios especializados que tenemos dentro de la universidad para poder atender a los estudiantes según las necesidades que tengan”.

En estos puntos, los alumnos y alumnas pueden hablar sobre todo lo que tenga que ver en su desempeño académico.

¿Qué es lo que trasladan? “Sobre todo son problemas relacionados con la gestión del tiempo y la organización del estudio; incluso también dificultades con algunas asignaturas que no saben muy bien cómo sacar adelante”, explica Rodríguez. “También se detectan dificultades relacionadas con el trabajo en equipo, donde en ocasiones surgen conflictos interpersonales”.

Más allá de los malestares generados por la rutina académica, en los puntos de escucha y en el gabinete psicopedagógico también han detectado situaciones más difíciles: “Tenemos estudiantes con problemas de salud mental o con situaciones complejas dentro de las dinámicas familiares, de amistades, relaciones de pareja, etc. Son personas vulnerables y, precisamente, a estas personas es a las que hay que hacer un seguimiento más cercano y acompañarlas lo mejor posible para ayudarles a superar sus objetivos”.

Como directora de la Promoción de la Salud Mental y el Cuidado Emocional, Rodríguez también participa y organiza en la universidad charlas y conferencias sobre la materia.

“Ha habido mesas redondas en las que hemos participado relacionadas con cuestiones que tienen que ver con el cuidado de la salud mental en relación con enfermedades crónicas como la obesidad, el consumo de drogas, la prevención del suicidio, etc.”.

“Y luego también talleres de diferentes tipos, dirigidos a los estudiantes, desde gestión del tiempo, cómo hablar en público, cómo gestionar la ansiedad ante los exámenes, técnicas de aprendizaje...”.

Prevención del suicidio

Este mes de diciembre, por ejemplo, han desarrollado un ciclo de tres días sobre la prevención del suicidio, para el que la UAH ha contado con el testimonio de varios profesionales de la salud mental, asociaciones y personas que han vivido el suicidio de cerca, como sobrevivientes y supervivientes.

Y es que en la universidad ya han detectado casos de ideación suicida, razón por la cual ya están desarrollando un protocolo de prevención de esta conducta.

Los profesores de los institutos nos referían que tenían dificultades para detectar y manejar problemas de salud mental entre sus estudiantes, los cuales observaban cada vez con mayor frecuencia

Además, Rodríguez cuenta que algunos departamentos de la universidad también trabajan en proyectos de promoción de la salud en general y de la salud mental en particular. Algunos de estos proyectos han implicado la realización de intervenciones en salud mental positiva con estudiantes de educación secundaria. “Los profesores de los institutos nos referían que tenían dificultades para detectar y manejar problemas de salud mental entre sus estudiantes, los cuales observaban cada vez con mayor frecuencia”.

Terminamos la entrevista con una última pregunta: ¿Qué le recomienda ella a una persona que está pasando por una situación de malestar emocional? ¿Y a su entorno?

Su respuesta es muy concreta: hablar. “Si al final lo omitimos y nos lo guardamos, puede que en nuestro entorno no sean conscientes de lo que nos ocurre. Y para el entorno de esa persona también es muy importante practicar la escucha activa y ofrecer acompañamiento, de modo que quien atraviesa ese problema o dificultad sienta que no está sola. Y, en caso de no saber muy bien cómo intervenir, se puede contactar o pedir ayuda a aquellas personas o recursos que pensemos que sí sabrían hacia dónde orientar esa situación”.