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La calle de Catalunya donde una acera está en la fase 1 y la otra en la 0

Zona limítrofe entre Calafell y Cunit (Baix Penedès).

Pol Pareja

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Una línea imaginaria entre Cunit y Calafell (Baix Penedès) separa a los vecinos que pueden tomarse una caña en un bar y reunirse en grupos de 10 de los que deben continuar confinados y seguir unas medidas más estrictas para evitar contagios. A pesar de que ambos municipios costeros forman parte de una misma trama urbana y de la misma comarca, tienen asignados regiones sanitarias distintas: Calafell ya ha entrado en fase 1 y las terrazas de los bares en el paseo marítimo están montadas y con clientes. A pocos metros de ahí, los restauradores de la misma calle en Cunit siguen con las persianas bajadas observando como sus competidores empiezan a facturar.

“La decisión ha sido un jarro de agua fría”, explica por teléfono Dolors Carreras, alcaldesa de Cunit (13.000 habitantes), que empezó a temer esta situación cuando el Govern anunció que apostaba por las regiones sanitarias para organizar el desconfinamiento. “Son muchos meses ya sin ningún ingreso para los comercios de una localidad que vive en parte del turismo”, añade. “Creemos que no estamos en tan mala situación [para seguir en fase 0] pero la seguridad sanitaria es lo primero de todo”.

Tanto el delegado territorial de la Generalitat en el Penedès, Pere Regull, como la alcaldesa de Cunit y la Federación Empresarial del Gran Penedès (FEGP), han pedido al Govern que las comarcas del Alt Penedès y el Garraf (a cuya región sanitaria pertenece Cunit) tengan un trato diferencial del resto de la región sanitaria Metropolitana Sud. La respuesta, de momento, ha sido negativa.

“Somos del Baix Penedès pero estamos en tierra de nadie”, se lamentaba el lunes Rosa Maria Coromines, vecina de la calle limítrofe entre ambas localidades, en declaraciones recogidas por la agencia ACN. “Parece una tomadura de pelo”, remachaba.

La inclusión del Alt Penedès y el Garraf en la región sanitaria Metropolitana Sud ha supuesto un agravio para muchos municipios de estas comarcas. Si en Barcelona la tasa de contagios es del 1% y en el Baix Llobregat del 0,7%, en el Garraf y el Alt Penedès son del 0,44 y el 0,53% respectivamente, unas cifras muy similares a las del Camp de Tarragona, ya en fase 1 desde el lunes.

“No se pueden comparar los municipios de estas comarcas con las del Baix Llobregat, que tienen un tamaño mucho mayor y una densidad de población altísima”, explica Neus Lloveras, presidenta de la patronal FEGP. “Creemos que lo más adecuado hubiese sido hacerlo por comarcas. Los números de la zona son mucho mejores que las del área metropolitana de Barcelona”.

Antonio Amador, propietario de un bar en Cunit, se pasó la semana pasada preparándolo todo para poder reabrir el pasado lunes. “Estaba esperanzado, pero no poder entrar en la siguiente fase ha sido muy frustrante”, explicaba frente a las sillas apiladas de su bar, desde el que se veían los locales de Calafell ya con las mesas puestas.

La frontera entre ambas localidades es tan difusa que cuesta de ver, pero la alcaldesa de Cunit asegura que los ciudadanos del municipio están siendo “muy respetuosos” y continúan esperando para hacer todo lo que ya les permiten a los de la calle de enfrente. “Siempre he dicho que la proximidad con Barcelona tiene sus cosas buenas y sus cosas malas”, apunta. “Ahora nos toca apechugar”.

A través de un vídeo colgado en las redes sociales, el alcalde de Calafell (26.500 habitantes) emplazó a los vecinos a “no relajarse” con la entrada de la nueva fase de desconfinamiento. “No podemos tirar por la ventana todo el trabajo hecho hasta ahora”, señaló Ramon Ferré, que pidió en varias ocasiones a todos los que están todavía en la fase 0 que no vayan a su municipio. “No traspaséis las fronteras de la región hasta que acabe el confinamiento”, insistió.

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