Las cuentas del proyecto de “villas ecológicas” de Carlos de Ory: 17 millones ingresados y transferencias sin identificar
Las empresas vinculadas al proyecto para construir “la primera ciudad ecológica del mundo” en Indonesia, liderado por el emprendedor Carlos de Ory e investigadas por la Justicia por estafa, apropiación indebida y publicidad engañosa, llegaron a facturar 17 millones de euros en cinco años a pesar de que la mayoría de las viviendas siguen sin haberse construido.
Este periódico ha tenido acceso a la contabilidad de dos de las empresas lideradas por De Ory, PT Levels Hotels y PT Eco Beach City, que demuestran que al menos 1.535 inversores confiaron en los proyectos que lideraba este emprendedor español: The Startup Island y Eco Beach City.
Ambas propuestas anunciaban pequeñas ciudades en islas vírgenes de Indonesia para las que se prometía un retorno anual de la inversión de hasta el 25% gracias a la posibilidad de alquilar las propiedades que se adquirían.
Las obras acumulan graves retrasos y cientos de inversores han decidido llevar a los tribunales a De Ory, jalonado durante años en los medios como uno de los emprendedores más prometedores del país.
En la documentación contable no consta la adquisición de activos significativos asociados al proyecto, como terrenos, edificaciones o maquinaria ni cualquier activo que apunte a la supuesta construcción de una gran ciudad en la que iba a haber beach clubs, gimnasio, pistas deportivas, una clínica, un helipuerto e incluso una universidad, según anunció el emprendedor.
Este análisis, sin embargo, se basa exclusivamente en los archivos a los que ha tenido acceso esta redacción, sin que pueda descartarse la existencia de otros activos no incluidos en dichos documentos.
La contabilidad apunta, a su vez, al pago de más de seis millones hacia supuestos socios de las compañías, en lo que aparentan ser dividendos, algo incompatible con las pérdidas que se presentan en los balances.
La documentación obtenida por elDiario.es, aportada en una de las querellas, la compartía el propio De Ory en privado a potenciales inversores interesados en adquirir la totalidad del proyecto de construcción. Esta redacción ha cruzado los datos de los documentos con las cantidades que diversos clientes habían depositado y todos los datos coinciden.
“No podemos responder a ninguna de las preguntas planteadas porque todas ellas suponen pronunciarse sobre unos documentos que no nos han sido facilitados y cuyo origen y autenticidad tampoco han sido acreditados de ninguna manera”, ha respondido De Ory ante el cuestionario enviado por este medio.
Los papeles muestran el historial completo de ingresos efectuado por los inversores, su identidad, todas las entradas y salidas de dinero registradas por cada sociedad así como la situación económica (pérdidas y ganancias) que cada una de las empresas tiene registrada internamente. Ambas sociedades presentan números rojos.
En las anotaciones contables de las dos compañías se distingue entre gastos descritos con precisión, en los que figura la persona física o jurídica a la que se han destinado los pagos, con una serie de conceptos indeterminados que se utilizan para justificar salidas de dinero de las cuentas.
En la documentación se aprecian salidas de hasta 1,1 millones de euros en concepto “Business Consulting”, sin constar la empresa a la que se le hace ese pago, 102.000 euros a un “consultant”, “Bank fees” por más de 200.000 euros o los mencionados 6,4 millones pagados en concepto de “shareholder” o “loan shareholder”, como si se pagaran dividendos.
Las cantidades en euros son aproximadas al haberse convertido de las anotaciones en rupias indonesias que figuran en la documentación original.
Otras salidas de dinero sin identificar, registradas en el documento en el que se resumen los gastos de una de las empresas, aparecen definidas como “Unknown” [desconocido, en su traducción] o “Unknown Transaction” por casi 600.000 euros.
Según figura en una de las querellas, si se suman las pérdidas declaradas de 3,5 millones, los pagos definidos como “desconocidos” y las transferencias hacia socios de la entidad, las salidas de dinero de las sociedades superan los 10,5 millones de euros.
La documentación contable analizada incluye diversos apuntes cuya naturaleza no queda claramente especificada, entre ellos registros identificados como créditos procedentes de una entidad en Dubai y ajustes contables bajo las denominaciones “Adjustment”, “Adj” o “Adjustment Uncategorized Transaction” cuya suma asciende a aproximadamente 10 millones de euros.
La información se limita a los datos presentes en los archivos revisados y no permite, por sí sola, determinar su finalidad o exactitud.
Una excolaboradora: “A mí también me han estafado”
La publicación de las acciones judiciales contra De Ory en elDiario.es ha coincidido con el borrado de la mayoría de vídeos promocionales de la empresa en las que aparecía el emprendedor español.
La cuenta oficial de Eco Beach City ha eliminado todas las grabaciones en las que De Ory respondía a preguntas de los clientes así como los “tours” en vídeo por los terrenos que ofrecía el empresario para publicitar su proyecto y demostrar que se estaba construyendo.
También algunos de los empleados o colaboradores de De Ory han empezado a publicar su testimonio en redes sociales. Bea Olalla, antigua colaboradora del emprendedor en tareas de marketing, publicó recientemente un vídeo en su cuenta de TikTok con el titular “A mí también me han estafado”.
“Desde dentro todos los del equipo sabíamos al 100% que [el proyecto] no iba a estar en 2025”, asegura Olalla. “[De Ory] no tenía absolutamente nada, estaba cerrado el terreno, era imposible que se construyera todo en dos años, faltaba capital”.
Esta antigua colaboradora apunta en el vídeo que todo el dinero que pagaban los inversores para construir sus viviendas se dedicaba a intentar captar más clientes. “Todo era vender, vender, nada era realmente construcción”, explica.
Si bien Olalla apunta a que cree que no hubo “mala fe” por parte de De Ory, considera que el proyecto solo podría salir adelante si se apartara al emprendedor español. “No escucha, no es realista, no concuerda su visión con la realidad”, remacha.
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