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En el nombre del padre: la historia del hijo de Helios Gómez y su lucha para salvar la 'Capilla Gitana' de la Modelo

Uno de los frescos que conforman la 'Capilla Gitana', pintada por Helios Gómez en la cárcel Modelo de Barcelona

Jordi Sabaté

5 de agosto de 2025 22:01 h

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La figura del pintor y cartelista sevillano de etnia gitana Helios Gómez siempre ha estado nimbada por una bruma entre legendaria y polémica, con muchos episodios perdidos en la desmemoria de la Guerra Civil –que a él le afectó especialmente– y el olvido forzado de la posguerra. Quién más recuerda al talentoso artista revolucionario, que pasó por diversas ideologías de su tiempo en los años 20 y 30 del siglo pasado –décadas que vivió intensamente implicándose en las vanguardias artísticas– es su hijo Gabriel, de 82 años.

Gabriel Gómez, nacido en Barcelona, donde reside actualmente, ha luchado casi toda su vida contra el olvido al que fue sometido su padre, un artista tan brillante como comprometido con la revolución, que llegó a exponer en la Unión Soviética, en concreto en el Museo Pushkin de Moscú, en 1933, y fue uno de los invitados al Congreso Internacional de Artistas Proletarios con motivo del 25 aniversario de la URSS.

No solo ha atesorado y recomprado una treintena de obras de Helios Gómez –que finalmente entregó al Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) el pasado febrero, estableciendo así la colección pública más importante sobre este pintor y dibujante en España–, sino que también ha luchado durante los últimos 27 años contra la ocultación y olvido forzado de la obra acaso más simbólica, y por tanto más valiosa, de su padre: la Capilla Gitana que pintó durante su segunda estancia en la cárcel –de la que nunca estuvieron claros los motivos– entre 1949 y 1954, dos años antes de morir por las secuelas de la reclusión.

Hace pocos días, se ha conocido que Gabriel Gómez también ha triunfado en este último objetivo, pues se han dado a conocer los primeros resultados de los trabajos de restauración de los frescos de la capilla, gracias a la intervención del Centre de restauració de bens mobles de Catalunya, que ha destinado a un grupo de profesionales al frente de las tareas de recuperación, tildadas de “lentas y técnicamente complejas”. Todavía queda un año por delante hasta poder ver el resultado final, pero el proceso garantiza que por fin la Capilla Gitana tiene un futuro por delante y podrá ser contemplada por todo el mundo en perfectas condiciones. Pero no siempre ha sido así.

Una virgen de la Mercè gitana

Aquel conjunto de murales religiosos –encargados por el director espiritual de la prisión, el sacerdote mercedario Bienvenido Lahoz– buscaba ser un laudo de la virgen de la Mercè, patrona de Barcelona, junto a ángeles y adoradores y, por supuesto, el Niño Jesús. Pero Gómez convirtió el encargo con astucia y genialidad en un canto a la etnia gitana a la que pertenecía, así como a la libertad, en aquellos tiempos una quimera.

Imagen de los resultados de la restauración parcial de la 'Capilla Gitana' de Helios Gómez

Pintó a la virgen con rasgos romaníes, con el niño en brazos sosteniendo en la mano un molinillo de viento y, a sus pies, retorciéndose, los condenados –represaliados republicanos y gitanos– cercados por un alambre de espino. Enfrente, sobre la puerta, angelitos negros tocan la guitarra, cantan y bailan con castañuelas, en un guiño a la canción de Antonio Machín.

Ricardo Vergara, arquitecto y presidente de la ONG SOS Monuments –que ha ayudado a Gabriel Gómez en su pugna–, destaca “la gran ingenuidad de aquellas pinturas” que, no obstante, “dejan ver que Helios Gómez era un pintor de gran experiencia y recursos, pues se aprecia que toda la gama cromática está obtenida con seis colores básicos que seguramente eran los únicos de los que podía disponer”. “Fue mezclando hasta conseguir los colores más complejos”, agrega Vergara.

Con tales mimbres, no hay noticia de que se celebrara en el espacio misa alguna, pero tampoco hubo ningún intento de destruir la obra durante el franquismo; sencillamente se conservó solamente visible para presos y funcionarios, pasando a ser fuera de la prisión una leyenda que, poco a poco, cayó en el olvido.

No es hasta finales de los 90, con el fin de la vida útil de la Modelo en el horizonte y el debate sobre los usos futuros del espacio que ocupa la cárcel, cuando la Capilla Gitana vuelve a la luz pública, si bien su regreso no supone una buena noticia para el arte, el patrimonio y la memoria histórica.

Tapada con capas de pintura por “cuestiones de higiene”

En 1998 los frescos fueron tapados con varias capas de pintura. En ese momento era consellera de Justícia Núria de Gispert, posteriormente vicepresidenta de la Generalitat con Artur Mas. Jamás se esgrimieron, a nivel oficial, las razones claras de aquel acto, pero en conversación con elDiario.es, Gabriel Gómez asegura que la Asociación Cultural Helios Gómez, que preside, remitió un escrito al gabinete de prensa de la Conselleria pidiendo explicaciones y este respondió, también por carta, que “por razones de higiene las celdas se pintan periódicamente y en función de este criterio se pintó también el oratorio”.

Una respuesta que elude otro tipo de motivaciones, en un momento en el que desde determinados sectores se quería tirar abajo la cárcel para construir viviendas, mientras la lucha vecinal proponía usar el lugar para dotar al barrio de equipamientos (un parque, una biblioteca, escuelas, etc.) y no dejar de lado la memorialización del lugar, ya que la Modelo fue uno de los grandes centros de represión franquista en Barcelona.

Para el hijo de Helios Gómez, la motivación de fondo está fuera de toda duda: “Estamos hablando de 22.000 metros cuadrados en la esquerra de l'Eixample, debatiendo una previsión de realizar una recalificación urbanística y construir oficinas y hoteles”. Asegura que “Convergència i Unió se puso a hacer las gestiones, pero el alcalde [Joan] Clos se plantó y dijo que la Modelo sería zona verde y equipamientos”.

Gabriel Gómez, hijo del pintor Helios Gómez, durante la presentación de las obras de recuperación de la 'Capilla Gitana'.

En el contexto de esta lucha entre poderes por el destino de las instalaciones de la prisión, Gabriel Gómez cree que una obra como Capilla Gitana era incómoda para la Generalitat. En primer lugar, aduce, porque un objeto patrimonial es un fuerte argumento en contra de la recalificación urbanística; y en 1998, con la cárcel todavía en uso –lo estaría hasta su cierre definitivo en 2017– poca gente conocía la existencia de la capilla. Y, en segundo lugar, porque “a la derecha de aquí nunca le gustó lo que representaba Helios Gómez”, dice refiriéndose a su condición de gitano y revolucionario radical.

Gabriel Gómez, activista vecinal

“Ya había habido [antes del repintado de 1998] varios intentos de destruir la capilla, primero pintando el alambre de espino que ataba a los presos”, explica. Añade que “también habían desaparecido los dos ángeles que estaban junto a la ventana, que estaban pintados sobre una tela y enmarcados por esta”.

Recuerda que él conservaba una copia de fotografías realizadas en 1985 por los Servicios Penitenciarios de la Generalitat y que las remitió para su restauración, pero no obtuvo respuesta. Supo que era el momento de movilizar a los vecinos y a las asociaciones por la memoria histórica.

“Hablé con los vecinos y también fui al Ateneu Barcelonés y contacté con antiguos presos políticos, gente que había pasado por la Modelo”, apostilla y puntualiza que absolutamente todo el mundo con quien habló estuvo de acuerdo en que “la cárcel tenía que convertirse en un monumento de la memoria histórica, además de ofrecer equipamientos y zonas verdes”.

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni (2i), acompañado de la consellera de Cultura, Sonia Hernández (d), la consellera de Igualdad y Feminismo, Eva Menor (i), y Gabriel Gómez, hijo de Helios Gómez.

Organizaron una plataforma ciudadana y comenzaron a manifestarse el último lunes de cada mes frente a la Modelo con pancartas y silbatos. “Al principio éramos 13, pero en unos meses todos los vecinos comenzaron a bajar”, rememora Gómez. Finalmente, “ante la crecida de la presión, el alcalde [Joan Clos] declaró la Modelo como edificio clasificado” para su protección“.

Pero de nuevo, con la entrada en el siglo XXI, el proceso de recuperación de la Capilla Gitana, en lugar de acelerarse, se empantanó. Asegura Gómez que el tener a Junts tanto en la Generalitat como en el Ayuntamiento a partir de 2011 —con Trías de alcalde— hizo que los murales tapados volvieran a caer en el olvido. Fue entonces cuando la colaboración con la asociación SOS Monuments, que creó el arquitecto y urbanista Salvador Tarragó, le ayudó a mantener en pie el recuerdo de la obra.

Hoy, debido a la edad de Tarragó, el presidente de SOS Monuments es el también arquitecto Ricardo Vergara, discípulo del primero en el CIEPAC (Centre Internacional d'Estudis del Patrimoni Construït). Vergara recuerda el primer contacto con Gómez. “Un hombre de una gran energía y una personalidad fortísima”, rememora. Estuvo en el acto del pasado 31 de julio, “donde por primera vez se apreciaron los progresos de la restauración”. Explica que en algunos países como Reino Unido, “el hecho de cubrir la Capilla Gitana con pintura estaría considerado un crimen contra el patrimonio”.

La determinación de la consellera Hernández

Dice Gabriel Gómez, con el sarcasmo que le caracteriza, que “han tenido que juntarse los astros con un Gobierno socialista en Madrid, otro en Catalunya y otro en Barcelona [Pedro Sánchez, Salvador Illa y Jaume Collboni] para que finalmente el poder se decida a recuperar la capilla de Helios [suele llamar a su padre por su nombre de pila]”. El caso es que, hace cosa de medio año, la consellera de cultura Sonia Hernández decidió finalmente iniciar la recuperación de la Capilla Gitana.

“Sin ella no hubiera sucedido, tiene todo mi reconocimiento”, expresa Gómez, que asegura que el Ayuntamiento jamás ha tomado la iniciativa. “Colau prometía mucho y luego no hizo nada, y Collboni se dejó caer a última hora por el acto del otro día para salir en la foto, pero nada más”, suelta con amargura. Sin embargo, Vergara sí que guarda buen recuerdo de las gestiones de Ada Colau: “Con ella, y sobre todo con Janet Sanz, pudimos por primera vez acceder a la capilla y valorar el daño que habían hecho”.

El pintor Helios Gómez frente a uno de sus retratos

Vergara explica que entraron ambos y Gabriel tenía un leve recuerdo de sus visitas a la Modelo de niño, cuando su padre estuvo preso por segunda vez. Con su memoria y las fotografías de 1985, consiguieron situar la mayoría de los elementos pictóricos que el Centre de Restauració de Bens Mobles de Catalunya está destapando con la restauración.

“En el fondo”, aventura Vergara, “la lucha de Gabriel no es distinta de la del protagonista de El 47”, en referencia a la película que cuenta la historia de Manuel Vital, el sindicalista comunista que, en plena Transición, robó un autobús para demostrar que la línea 47 podía llegar a Torre Baró, su barrio. “Son historias de luchas titánicas por cosas que no son más que derechos fundamentales y que revelan el tipo de sociedad en que vivimos”, apostilla.

El homenaje frustrado de Roc Blackblock

La reivindicación de Helios Gómez no solo ha sido larga y tortuosa, sino que en determinados momentos ha dejado ver aristas que rozan el encono del poder en su enfrentamiento con Gabriel. Contra una de esas aristas chocó el también grafitero y muralista Roc Blackblock. Este reconocido artista urbano colaboró en 2016 con la plataforma Fem nostra la Model para decorar la parte externa de la cárcel de cara a su definitivo cierre en 2017.

Blackblock propuso pintar murales en el perímetro de la prisión que fueran representativos tanto del vecindario como de la historia de la Modelo. “En uno de los tramos diseñé un mural en el que aparecía Helios Gómez y también uno de los carteles que dibujó durante la Guerra Civil”, comenta a elDiario.es el artista. “Nos lo censuraron taxativamente, argumentando que estaban en un pleito con el hijo de Helios y no querían darle argumentos a favor”, revela.

Tótem que denuncia la censura de la parte del mural del artista Roc Blackblock referida a Helios Gómez y su 'Capilla Gitana'.

Finalmente, Blackblock optó por llevar a cabo su mural y dejar en blanco el tramo dedicado a Gómez y su capilla. En su lugar, la plataforma colocó un tótem explicando que habían sido censurados los contenidos referentes al autor de la Capilla Gitana. El conseller de Justícia en ese momento era Carles Mundó, de ERC, si bien Blackblock no puede precisar si la orden vino directamente desde las más altas instancias.

Ahora la Capilla Gitana está salvada, por el momento, pero la lucha de Gabriel no se detiene: como hijo de represaliado y encarcelado en aquella prisión, sueña con un futuro para el edificio centrado en la memoria histórica: “Para la galería de la capilla propongo un museo dedicado a los cartelistas republicanos de la Guerra Civil, no solo mi padre sino también Fontseré, Bartolí, Ada, Ballester y los demás que han sido olvidados”.

En las otras galerías, Gabriel ve un museo versado en el arte social, también una biblioteca temática sobre la represión fascista: los campos de internamiento, las cárceles, los fusilamientos, etc. Además, le gustaría que algunas de las celdas sirviesen de salas de reuniones para las distintas y numerosas asociaciones que existen en Catalunya. “Y en la cuarta galería, al fondo —finaliza—, pondría una pantalla de proyección permanente en bucle del patrimonio fílmico que tenemos, tanto de la Guerra Civil como de la represión, para que las escuelas puedan ir y mostrar a los jóvenes cómo funcionó aquello”.

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