Este blog pretende servir de punto de encuentro entre el periodismo y los viajes. Diario de Viajes intenta enriquecer la visión del mundo a través de los periodistas que lo recorren y que trazan un relato vivo de gentes y territorios, alejado de los convencionalismos. El viaje como oportunidad, sensación y experiencia enlaza con la curiosidad y la voluntad de comprender y narrar la realidad innatas al periodismo.
Francia sí es país para niños
En Francia es imposible equivocarse de destino. En el país de Cézanne y Proust no debe haber un solo rincón sin un buen puñado de pueblos preciosos, de aire medieval y con las calles empedradas y las casas exquisitamente arregladas; presididos por un castillo o una iglesia perfectamente conservados; con una gastronomía local, especialmente vino y queso, para degustar de rodillas; y rodeados de un paisaje bucólico y delicioso. Viajar por Francia es un auténtico placer, si se es un adulto, ya que vayas donde vayas aciertas. Pero el antiguo país de Depardieu también ofrece oportunidades extraordinarias para combinar los gustos de los mayores con los de los pequeños.
Si es usted de Barcelona y alrededores, seguramente la habrá visto anunciada en alguna valla publicitaria; éstas, sin embargo, no llegan a transmitir la inmensidad con la que se encuentra el visitante. La reserva africana de Sigean, al norte de Perpiñán y sur de Narbona, es, efectivamente, lo más parecido a realizar un safari fotográfico por África sin moverse de Europa. Un paraje que sorprende por su extensión y (en verano) similitud con la sabana, y en el que viven y conviven en semi-libertad un montón de especies animales, en especial grandes mamíferos, que sólo en pocos casos se encuentran en estancias individuales al estilo zoológico. Una parte del recorrido se hace a pie y otro en coche, en circuitos bien diseñados para mantener esa sensación de aventura sin importunar excesivamente la rutina de las bestias, obviamente acostumbradas a la curiosidad humana.
Hay que prever un mínimo de medio día para la visita, pero mejor si es entero, y combina muy bien con cualquier ruta por las ciudades de la Provenza, como Aviñón, Arlés o Montpellier, o con el descubrimiento del precioso parque natural de la Camarga, en el delta del Ródano, donde por cierto se pueden visitar también los impresionantes humedales de Pont Gau, donde anidan muchas aves, sobre todo flamencos.
Un parque temático diferente, junto a Poitiers, en el que a cada atracción se le adivina una cierta vocación pedagógica. Se puede encontrar astronomía, física, ciencias naturales, historia, geografía, literatura... y sin embargo resulta muy entretenido para los niños. Los espacios estrella están muy ligados al audiovisual, mediante proyecciones en tres y cuatro dimensiones, pantallas en formato Imax o atracciones basadas en efectos de realidad virtual muy bien conseguidos. Emociones aseguradas sin necesidad de sentir pánico. Montañas rusas, cero; personajes de dibujos, los mínimos; y aún así es el segundo parque temático más visitado de Francia. Hay toda una zona más clásica pero original pensada para los más pequeños, una especie de parque de atracciones en miniatura (que debe ser la única semejanza con Port Aventura). A todo esto se suma que las colas son asumibles y la infraestructura hotelera que rodea el parque está pensada para todos los bolsillos.
Hay que prever allí entre uno y dos días, y combina perfectamente con una ruta por la costa atlántica (Burdeos, La Rochelle, isla de Re) o, un poco más al norte, por los castillos del Loira (hay unos cuantos, pero los imprescindibles posiblemente sean Chambord, Chenonceau y Cheverny). Ciudades cercanas como Orleans, Tours o, lógicamente, Poitiers merecen también una parada.
Otro parque temático original, situado en este caso en las afueras de Toulouse, que sabe combinar divulgación y diversión. Los visitantes acceden a modelos a escala real de un cohete (el europeo Ariane), así como una estación y una nave espacial (las soviéticas Mir y Soyuz), entre otras atracciones dedicadas a la exploración del espacio. Presenta algunas similitudes con Futuroscope (planetarios, salas de cine Imax), pero eso no los hace incompatibles.
La dimensión es más reducida, o sea que con un día es más que suficiente, y combina bien con una ruta por las fortalezas cátaras y Carcasona (ciudad muy turistizada, pero por la que hay que pasar como mínimo una vez), o con cualquier otra incursión en la amplia franja que forma la antigua Occitània.
La suma de Paris más niños da igual a Disney, evidentemente, pero los chavales parisinos tienen otras opciones lúdicas, y una de las más apreciadas es la Cité des Sciences et l'Industrie, el museo de la ciencia más grande de Europa. Aquí la vocación es eminentemente didáctica, con planetarios y proyecciones Imax (nuevamente), pero sobre todo con exposiciones permanentes y temporales y una amplia propuesta de juegos interactivos y experiencias sensoriales. La Cité des Enfants, el sector del espectacular complejo pensado para menores de doce años, es la prueba fehaciente de que experimentar con ciencia es tan divertido como dar vueltas dentro de una taza rodante (y mucho más enriquecedor).
La extensión es enorme, así que para disfrutarlo bien lo más recomendable son dos días, y obviamente combina con todo París, que es decir mucho, y también con el parque Disney.
Curiosamente, la Cité des Sciences, Futuroscope y la Cité de l'Espace son todas creaciones de los años 80, que han sabido ir reciclándose y mejorando a lo largo de tres decenios en el que la tecnología ha revolucionado la sociedad para mantener ese punto de innovación que va asociado a su propuesta original. El parque de Sigean es un poco más antiguo, fue inaugurado en 1974, hace exactamente 40 años, y por este motivo a lo largo de 2014 la visita es gratuita para todo aquel que la haga coincidiendo con el día de su cumpleaños.
Sobre este blog
Este blog pretende servir de punto de encuentro entre el periodismo y los viajes. Diario de Viajes intenta enriquecer la visión del mundo a través de los periodistas que lo recorren y que trazan un relato vivo de gentes y territorios, alejado de los convencionalismos. El viaje como oportunidad, sensación y experiencia enlaza con la curiosidad y la voluntad de comprender y narrar la realidad innatas al periodismo.