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Albiol se erige en el alcalde de la mano dura en los primeros 100 días al frente de Badalona

Xavier García Albiol observa el nuevo drone anti-okupas de la policía municipal

Arturo Puente

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Si algo sabe bien Xavier García Albiol es que la política local de Badalona es compleja y cambiante como pocas. La ciudad ha visto en solo cinco años un cordón sanitario al PP, una alcaldesa independentista que perdía la confianza del pleno, un alcalde socialista dimitiendo tras ser detenido conduciendo borracho en pleno confinamiento y, de nuevo, la vuelta de los conservadores a la alcaldía gracias a una izquierda incapaz de ponerse de acuerdo. Por eso, Albiol tiene prisa por afianzarse en el papel que tan bien le funciona en las urnas: el de un alcalde más policía que gestor y garante de la mano dura, la seguridad y el civismo.

Si en su última campaña como edil prometió “limpiar Badalona”, durante los primeros 100 días de su inesperada vuelta a la alcaldía ha cultivado esa imagen tanto como ha podido, ahora especialmente enfocada en el fenómeno de las ocupaciones de inmuebles. Ni siquiera el absoluto protagonismo de la crisis de la COVID-19 durante los últimos meses ha impedido que Albiol haya centrado su acción de gobierno en la seguridad. A principios de julio anunció el proyecto para dotar a la policía de la ciudad de una nueva comisaría y, la semana pasada, el uso de drones para luchar contra los 'okupas'. A ello se suma su antigua promesa de recuperar la división de antidisturbios de la policía local, que tiene previsto cumplir este otoño.

Si en el pasado el exlíder del PP catalán se destacó por sus incendiarios mensajes contra la inmigración, en esta nueva etapa su principal bandera son las personas que ocupan inmuebles que no son de su propiedad, bien para vivir o bien con otros propósitos. “En España los okupas tienen más derechos que el propietario y los problemas de delincuencia, incivismo o convivencia que provocan el 80% de estas ocupaciones no se quieren reconocer”, afirmaba desde su cuenta de Twitter unos días después de que su partido presentase una ley para castigar estas prácticas.

“Lo primero que hizo Albiol, su primera propuesta, fue intentar subirse el sueldo, algo que nos dejó muy sorprendidos a todos y que el pleno no le permitió”, recuerda el dirigente del PSC local, Rubén Guijarro. Según afirma el jefe de la oposición, quitando la campaña sobre las okupaciones el equipo de Albiol ha estado paralizado y “viviendo de las rentas”. “Debemos de ser la única ciudad de toda el área metropolitana que no tiene un plan de reconstrucción económica y social, algo que le hemos pedido toda la oposición”, afirma Guijarro, que señala que el sector de la restauración de la ciudad, potente por ser un punto de atractivo turístico, está en pie de guerra por la falta de interlocución con el ayuntamiento.

Respecto a la implicación del alcalde en el tema de las ocupaciones, Guijarro argumenta que sería positivo un cambio legislativo “que diera más herramientas a los cuerpos policiales, cuya acción que quedó muy limitada raíz de la modificación del código penal que realizó el Gobierno del PP en 2015”.

“No hay que olvidar que Albiol no se esperaba llegar a la alcaldía, por lo que está preparándose para hacer una campaña en 2023 que le de una mayoría absoluta, que es lo que desea”, razona el líder local de ERC, Alex Montornès. A juicio del independentista, Albiol es capaz de marcar la agenda para ofrecer la imagen de la ciudad que le interesa. “Viendo sus mensajes, parece que Badalona es un desastre, pero los datos objetivos no dicen eso. Por ejemplo se dice que Badalona es la ciudad donde hay más delitos, pero según los datos estamos tres puntos por debajo de la media de las ciudades metropolitanas”, indica, y añade la previsión de que en unos meses vuelva a “manipular” las estadísticas para colgarse la medalla.

Okupas, robos y “expulsión a su país”

La apuesta de Albiol por la seguridad es un órdago a una carta, pero está lejos de ser nueva. La táctica ya fue empleada por él mismo en su anterior andadura municipal, antes de dar el salto al Parlament en 2015, como líder del PP catalán. El alcalde de Badalona saltó a la fama por sus duras campañas contra los inmigrantes y sus mensajes incendiarios respecto a la inseguridad. Pero aquella estrategia acabó estrellándose, pues justificó que, sin mayoría absoluta, todos los partidos se unieran contra él y le dejaran a las puertas de la alcaldía.

En vista de esto, Albiol ha optado ahora por una fórmula muy similar, pero con suficientes cambios para la que sus adversarios tengan más difícil acusarle de racismo. El alcalde habla ahora casi exclusivamente de okupas y, en menor medida, de robos, pero evita hablar directamente de inmigración o apuntar a colectivos concretos, como sí hacía en su anterior etapa de alcalde. Ahora prefiere referirse a las “mafias”, a “delincuentes” o a “jetas”.

Sin embargo, Albiol ha encontrado una fórmula que le permite expresar que un delincuente no es nacido en España mediante la referencia a las “expulsiones a su país”. Así lo hizo en el caso de un ladrón que atacó a un hombre mayor en el barrio de Llefià, en junio pasado, y del que el alcalde aseguró que esperaba que “le caiga la pena más alta, entre en la cárcel y, cuando salga, le expulsen a su país”. O a dos personas que, según dijo, habían atracado una farmacia el domingo pasado, y a las que deseó que “sean expulsadas a su país”. Unos días antes, desde su cuenta de Twitter, Albiol se preguntaba sobre un okupa: “Por qué no okupó en su país?”.

Una alcaldía atada por falta de alternativa

Xavier García Albiol volvió a la alcaldía de Badalona en plena pandemia, debido al sonado capítulo protagonizado por el anterior alcalde, Álex Pastor, interceptado por la policía en abril rompiendo el confinamiento y conduciendo ebrio. Las fuerzas de izquierdas fueron incapaces de consensuar un relevo, debido a que tanto el PSC como Guanyem apostaron por su propio candidato, por lo que al líder del PP solo le hicieron falta sus votos para volver a tomar la vara de edil. Albiol prometió entonces tratar de gobernar con acuerdos.

Desde la oposición, sin embargo, destacan que no ha sido así. “Los tres primeros meses han sido desoladores”, asegura Guijarro, quien sin embargo cree que el momento actual de pandemia y crisis social “requiere estabilidad y el compromiso de todos”. Algo similar considera Montornés, quien asegura que, pese que Albiol ha dinamitado todas las mesas de trabajo con la oposición, la alternativa del bloqueo total en el pleno no sería beneficiosa para la ciudad.

De hecho, aunque la composición del pleno podría dar para una moción de censura, todas las fuentes consultadas ven más que difícil que el dirigente del PP sea apartado, porque los obstáculos de mayo pasado para plantear una alternativa siguen siendo los mismos. El renovado liderazgo del alcalde se fundamenta en un fracaso de las izquierdas municipales que estas están muy lejos de solucionar. La única esperanza de la oposición a Albiol es que, siendo la política local de Badalona compleja y cambiante, en 2023 tengan mejor suerte.

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