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Los médicos que atienden a los sanitarios de baja por el virus: “Hay miedo, pero también ganas de volver a la trinchera”

Profesionales sanitarios del Hospital Clinic de Barcelona.

Oriol Solé Altimira

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“Buenos días, soy el doctor Mundet, llamo de la unidad de prevención de riesgos laborales para hacer seguimiento de tu caso. ¿Cómo te encuentras?”. Así arrancan la veintena de llamadas telefónicas que el médico de familia Xavier Mundet realiza a diario desde hace un mes. Mundet es uno de los doce profesionales sanitarios de Barcelona que han pasado a apoyar a la unidad básica de prevención de riesgos laborales del Instituto Catalán de la Salud (ICS). Los sanitarios atienden y monitorizan a diario a sus compañeros que están de baja por el coronavirus, con la supervisión de esta unidad.

Según los últimos datos de la conselleria de Salud, el 15% de los positivos que se han dado en Catalunya –6.615– corresponden a personal sanitario. Además de consignar síntomas, encargar placas y pruebas y firmar bajas y altas, Mundet y sus compañeros de servicio también toman el pulso al estado de ánimo de uno de los colectivos, junto a las residencias de ancianos, más golpeados por el virus. “Hay miedo, pero también ganas de volver a la trinchera”, describe.

Como todo el sistema sanitario, la UBP del ICS, que se encarga de controlar a los sanitarios enfermos, se vio superada por el impacto del virus y requirió a profesionales de otras áreas para atender a los sanitarios de baja, El doctor Mundet es el responsable de la Unidad de docencia, formación e investigación de la Gerencia Territorial de Barcelona del ICS, unidades de soporte que por el impacto de la pandemia, tardarán un tiempo en volver a la normalidad, especialmente las clases presenciales.

Junto a Mundet, once profesionales –médicos, enfermeras y fisioterapeutas– atienden específicamente al resto de profesionales sanitarios que o bien ya han dado positivo, o bien están aislados preventivamente en casa. A falta de estadísticas oficiales, si bien hay sanitarios de baja de todas las edades, la unidad ha detectado un especial impacto del virus entre el colectivo de residentes de los hospitales, los médicos más jóvenes y que están “en primera línea” de las Urgencias de los hospitales y de los centros de salud.

La experiencia de casi un mes de atención a los sanitarios también permite algunas observaciones sobre la propagación del virus. Mundet apunta que la mayor incidencia entre los sanitarios del virus no se debe solo a los focos que suponen los centros de salud durante la pandemia, sino también a la falta de actuación en los días previos a la declaración del estado de alarma, cuando el virus se empezó a esparcir. “Hemos pagado las consecuencias de la falta de protección de la primera quincena de marzo: visitábamos, como siempre, tanto a enfermos infecciosos, como al paciente diabético que venía a un control de azúcar. Ahí fue cuando muchos sanitarios se infectaron. Íbamos 'a pelo'”.

Por contra, Mundet constata que la “sensibilización” entre el colectivo sanitario, tanto los gestores como los que están a pie de hospital o en la comunidad, ahora es total: “A la mínima que hay un síntoma, se van a casa y se tramita la baja. Es lo que hay que hacer. Todo el mundo está muy alerta y es consciente del peligro del virus”.

A diferencia de lo que se suele decir de los médicos, con el coronavirus no hay malos pacientes. No solo por el impacto en el colectivo, sino también por la evolución clínica del virus. “Algunas veces, si los síntomas nos aparecen poco a poco, los médicos podemos llegar a minusvalorarlos, pero con el coronavirus ha sido lo contrario: es un enfermedad que cuando aparece puede ir tan rápido y es tan fulgurante, que con el primer síntoma ya hay mucho más miedo que de normal. Nadie se hace el valiente”, describe el doctor.

Una vez el médico, la enfermera o el administrativo está de baja en casa, lo reporta a su superior, que a su vez hace llegar la lista a la UBP. El equipo de soporte a la UBP empieza a realizar las llamadas de seguimiento que permiten ver la evolución de los síntomas y en función de la gravedad, a los profesionales se les indica la realización de una radiografía y, en los casos más graves, se procede a su ingreso hospitalario. Hasta ahora en toda la comunidad han fallecido seis sanitarios en activo.

Durante el seguimiento y en el momento de dar el alta se siguen las actualizaciones de las guías emitidas por las entidades de salud pública, el criterio más importante siempre es la clínica y posteriormente la realización de la PCR de control. “La mayoría de profesionales están deseando volver a trabajar, en general la gente tiene ganas de reincorporarse”, explica el doctor. Además de seguir la evolución de los pacientes, Mundet y su equipo se han convertido en expertos para transmitir las pautas sobre el aislamiento, las medidas de higiene en el hogar o la confección de mascarillas caseras.

Y es que el acompañamiento, hablar de cosas cotidianas, animarse por estar separados de sus familias pese a seguir compartiendo techo, es otra de las funciones de la unidad que atiende a los sanitarios contagiados. “Cuando eres un profesional y llevas una semana encerrado en una habitación, es importante notar que tienes el apoyo humano de un compañero, que te guiará y te orientará siendo cuidadoso con tu estado de salud y la protección de datos confidenciales. Esto se valora mucho entre el colectivo”, relata Mundet, que confía que la experiencia del coronavirus sirva para que la próxima pandemia no coja “a contra pie” al sistema sanitario.

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