Tres meses sin rastro de Vadym, el ingeniero ucraniano que llegó a Barcelona hablando catalán
Vadym S. escribió a un amigo el pasado 3 de septiembre al mediodía. Le informaba de que se encontraba camino del aeropuerto de El Prat para viajar hasta Kiev, donde vive su familia. Su madre, a la que llamaba a diario desde Barcelona, cumplía años el día siguiente. Pero Vadym no llegó a coger el avión. Desapareció sin dejar rastro.
Las fuentes de los Mossos d'Esquadra consultadas son claras: la policía da el caso por cerrado al concluir que la desaparición de Vadym, de 37 años de edad, fue voluntaria, y que como toda persona adulta tiene derecho a marcharse sin pedir permiso a nadie. El juez de Barcelona archivó el caso solo 12 días después de su desaparición tras recibir el informe policial.
Pero los familiares y amigos de Vadym en Barcelona están convencidos de que la desaparición del joven no fue voluntaria. “No tiene ningún sentido, aquí estaba feliz, en su mejor momento, con pareja y muchos proyectos por delante”, asegura James Fernando, uno de los primeros amigos que hizo Vadym a su llegada a Barcelona hace siete años.
“Vadym no quería desaparecer”, remarca su amigo. ¿Por qué? Según los amigos de Vadym, hay tres razones esenciales: el viaje para ir a ver a su madre estaba planeado; a su vuelta debía seguir con los proyectos que desarrollaba para Apple, así como otros personales relacionados con la moda, una de sus pasiones; y la red que había logrado en Barcelona, ciudad a la que llegó hace siete años, era sólida y estable.
De Vadym, su amigo destaca su generosidad y su carácter positivo y empático, además de su inteligencia. Al margen de su título de ingeniero, una de sus inquietudes son los idiomas: descubrió el catalán por casualidad en su país y antes de venir a Barcelona –su ciudad favorita– ya lo hablaba. En la capital catalana hasta participó como voluntario de los cursos de normalización lingüística (además del catalán domina otros siete idiomas).
Discrepancias con la investigación
El entorno de Vadym en Barcelona denuncia además un desinterés del cuerpo en investigar el caso, y hasta asegura haber recibido un comentario homófobo de un agente, extremos que desmiente con contundencia la policía catalana. “No queremos hacer una guerra con los Mossos, seguimos confiando en ellos, pero necesitamos más respuestas”, agrega James Fernando.
El elemento clave de la policía para dar por cerrado el caso fueron unas imágenes del 22 de octubre en las que, según la investigación, se ve a Vadym en el aeropuerto. Así se lo mostraron los agentes a sus padres, que el mes pasado vinieron desde Ucrania a Barcelona. James Fernando replica que los padres y la amiga de Vadym dijeron que el hombre que les mostraron los Mossos podía ser él, pero que no lo podían ratificar al 100% por la mascarilla y el peinado distinto al que habitualmente lucía.
El amigo de Vadym también asegura que el joven no estaba solo en las imágenes en el aeropuerto, y critica que la policía no indicó a la familia quiénes eran los tres hombres que le acompañaban en la terminal. Tampoco precisaron los agentes –lamenta el entorno del joven– si habían contactado con Vadym para cerciorarse de que quería desaparecer. Los Mossos descartan haber dado más detalles a los familiares atendiendo a la ley de protección de datos y para garantizar la privacidad de Vadym.
“Se ha aportado toda la información al juzgado y ya no se pueden dar más datos”, concluyen las fuentes de los Mossos consultadas. Pese a mantener archivada de forma provisional la pieza principal del caso desde el 15 de septiembre –es decir, que no se reabrirá si no se descubren nuevos indicios sobre que Vadym haya sido víctima de un delito–, el titular del juzgado de instrucción 32 de Barcelona abrió días después una pieza separada. Previsiblemente esta pieza contiene información determinante sobre la investigación, pero el abogado de los familiares de Vadym no puede acceder a ella porque sigue secreta.
Los documentos remitidos por los Mossos al juez del caso exponen que el 6 de septiembre, un día después de que sus amigos y su pareja denunciaran la desaparición, los agentes llamaron a tres hospitales de Barcelona para consultar si Vadym estaba ingresado. La diligencia obtuvo un resultado negativo. Nueve días después, el juez de instrucción archivó el caso.
Los Mossos aportaron otro informe a finales de septiembre a la jueza de primera instancia –distinta al de instrucción que investiga la desaparición– que tramita el procedimiento civil de jurisdicción voluntaria para determinar la situación de ausencia de Vadym y que su familia pueda actuar en su nombre para trámites cotidianos como el alquiler o el paro.
En el informe la policía enumera las gestiones realizadas para dar con el paradero del joven: precinto de la habitación de Vadym, solicitud de movimientos bancarios –inexistentes desde el día de su desaparición–, petición –sin respuesta– de las operadoras telefónicas para saber si operaba con otras compañías, envío de una comunicación a las otras policías con la foto de Vadym, consulta –con resultado negativo– para saber si se registró en algún hotel, además de más gestiones con hospitales y entrevistas con su entorno y su familia. Hasta llegaron a consultar con la Policía por si había acabado en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE).
Los Mossos también confirmaron con Ryanair y Aena que no llegó a coger el vuelo y que tampoco accedió a la zona restringida del aeropuerto. El 15 de octubre, la policía recibió un correo electrónico por parte de un empleado de Apple, que había encargado un proyecto informático a Vadym, en el que informaba que el joven no contestaba a sus llamadas ni mensajes, y únicamente confirmó que el joven había pedido vacaciones del 2 al 8 de septiembre, periodo en el que finalmente desaparecería.
En la misma fecha, agentes de los Mossos recogieron nueve objetos electrónicos y una libreta de la habitación de Vadym, y según su entorno los agentes quisieron devolvérselos a sus padres en una de sus visitas a comisaría, para estupefacción de su familia. También a mediados de octubre la policía recibió el aviso de un testigo que vio a una persona parecida a Vadym en la zona natural del Aeropuerto de El Prat, pero la búsqueda de los agentes fue infructuosa.
La policía agrega a la jueza que el piso en el que vivía Vadym dispone de cámaras de seguridad en su interior y que en dos grabaciones de seis segundos se ve al joven “preparar la maleta y marcharse solo”. Cuando entra en el detalle de los vídeos, la policía concreta que en una de las grabaciones “no consta la fecha ni la hora” y que en la otra se la observa “salir de su habitación”.
Los amigos de Vadym matizan que no hay constancia de que el joven abandonara su vivienda porque las cámaras lo captan en el recibidor, pero no se han analizado, denuncian, ni las cámaras de seguridad de establecimientos de la calle ni la posición de su teléfono móvil para cerciorarse del recorrido que siguió Vadym ese 3 de septiembre, el día que desapareció sin dejar rastro.
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