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Sobre este blog

Queremos conocer, potenciar y explorar las ventajas y contradicciones de toda una red de nuevos proyectos que utilizan Internet para visibilizarse y desarrollarse de manera sostenible y para el bien común. Canal de economía social, por Pau Llop y Goteo.org

Con la paz sí se juega

Los videojuegos pueden servir efectivamente para acercar a comunidades en conflicto. Imagen: Dudi Peles de Games for Peace.

Pau Llop

¿Se acuerdan de la Alianza de Civilizaciones que propuso el entonces presidente español Rodríguez Zapatero ante la ONU? Pese a que esta iniciativa sirvió en su día como arma arrojadiza en el habitual conflicto político-mediático del bipartidismo nacional, hoy impulsa precisamente la construcción y el mantenimiento de la paz a través de estrategias no convencionales como los videojuegos.

Junto con los Programas de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Alianza (UNAOC en sus siglas en inglés) hace un llamamiento a diseñadores y programadores a participar en PEACEapp. Se trata de un concurso global que busca promocionar juegos digitales y aplicaciones gamificadas como espacios para el diálogo cultural y la gestión de conflictos. “Una de las cosas más difíciles para las comunidades que viven en conflicto es comenzar a imaginar un futuro común. Los videojuegos ofrecen un medio creativo para que la gente se imagine un futuro juntos y en paz”. Lo argumenta Helena Puig, co-directora de la empresa social Build Up, partner principal de este proyecto, en el que también participa el MIT Center for Civic Media.

Los estereotipos negativos, las narrativas de la culpa y la discriminación: todo ello contribuye para enfrentar a las comunidades y crear las condiciones propicias para la violencia o la guerra. Según Puig, los juegos pueden exponer relatos que no son compartidos en los medios de comunicación tradicionales, habitualmente fundamentales en la construcción del conflicto. Los videojuegos “ofrecen atractivas formas de contar historias, y son muy adecuadas para la construcción de la empatía sobre las perspectivas de los otros grupos”, justifica. Por último, con el aprovechamiento de las redes sociales, “los juegos pueden ser un medio para el contacto. Las interfaces del juego pueden proporcionar maneras para que los jugadores hablen entre sí”.

Pero, ¿de verdad se puede conseguir o fortalecer la paz jugando con el móvil? Según Puig, los juegos digitales pueden sentar las bases para un diálogo que evite la violencia. “Talleres comunitarios, festivales y conferencias de paz son un trabajo increíblemente importante para ayudar a las comunidades a superar sus divisiones, pero también son muy difíciles de escalar. Los juegos digitales sí son escalables, tienen el potencial de llegar a más personas, y pueden aprovecharse para otras intervenciones de consolidación de la paz”.

No obstante, no podemos ser ingenuos. Se calcula que hay unos 500 millones de jugadores en todo el mundo y los dos videojuegos más vendidos en todo 2013 fueron ‘Grand Theft Auto V’ (26,75 millones de copias) y ‘Call of Duty - Ghosts’ (12,71 millones). Precisamente la antítesis de los juegos que promociona la UNOC. No obstante, desde Build Up son optimistas: “Esperamos que haya un futuro para este tipo de juegos”, dice Puig, y nos señala movimientos más amplios en este sentido, como el que encarna Games for Change, otro de los partners de este programa. Este emprendimiento social fue fundado en 2004 por Asi Burak, quien fue productor ejecutivo de ‘Half the Sky’, un movimiento que ha cimentado su lucha global contra la opresión a la mujer y las adolescentes en la producción de libros, vídeos, webs y, cómo no, videojuegos que se pueden jugar en el móvil o en Facebook.

Trinchera o brecha digital

Otro de los ‘monstruos’ que asoman en todas las pantallas de este difícil juego de promocionar la paz es la brecha digital. Puig admite que “es ciertamente una preocupación”. “Internet y las redes móviles no llegan a las comunidades rurales en muchos países, pero el acceso está creciendo rápidamente. Del mismo modo, los teléfonos inteligentes, los planes de datos y banda ancha de Internet son económicamente inaccesibles para muchos, pero los costos están bajando en todo el mundo”.

Pese a todo, la tecnología que ya penetra transversalmente cualquier mercado y que ya es ubícua en la vida de cada vez más personas, acaba llegando al escenario de la construcción y el mantenimiento de la paz. Y según este artículo de la propia Puig, parece hacerlo con tres patas: (1) las nuevas herramientas digitales permiten a los peacebuilders locales fomentar discursos alternativos que traten de minimizar las narrativas de conflicto, como por ejemplo la Peace Factory de Israel; (2) las plataformas de networking online que permiten un primer contacto entre las dos partes guiado por un peacebuilder, como Crack in the Wall, donde familias palestinas e israelíes que han perdido a seres queridos a resultas del conflicto conversan y se conocen mutuamente y (3) las herramientas online y móviles que dan poder a los peacebuilders locales para contrarrestar llamados a la violencia y hacer la paz viral, como por ejemplo Harassmap, un sistema de notificación de SMS para las mujeres que sufren acoso sexual en Egipto y que las está ayudando a recuperar espacios y contrarrestar los mensajes sexistas que se propagan fácilmente en las redes sociales.

El concurso PEACEapp admite propuestas de juegos en desarrollo o ya lanzados hasta el 15 de octubre. Su jurado internacional, entre los que está Ethan Zuckermar -director del Center for Civic Media del MIT y fundador de Global Voices-, seleccionará cinco ganadores: tres que estén en pleno funcionamiento y dos que estén en desarrollo. Cada una de las tres primeras recibirá un premio de 5.000 dólares, mientras que las otras dos recibirán asesoría “por parte de expertos”. Además, un miembro de cada uno de los cinco equipos será invitado a la conferencia Construir la Paz, que se celebrará en abril de 2015 en Chipre. En la de este año participaron más de 250 personas, entre miembros de ONGs, de Naciones Unidas y del mundo académico. Puede participar cualquier persona del mundo mayor de 13 años y, siempre según las bases del concurso, tendrán prioridad los juegos descargables gratuitamente y los que sean multiplataforma.

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